VALÈNCIA. En la imagen una niña pequeña, llorando, mientras su madre está siendo cacheada por un policía en la frontera de Texas. Ella, sin cordones en los zapatos; él, con guantes. Esta es la imagen vencedora del World Press Photo (WPP) 2019, uno de los certámenes más prestigiosos de fotoperiodismo a nivel mundial, una fotografía tomada por el americano John Moore que pronto se convirtió en un símbolo de la crisis migratoria en Estados Unidos. La imagen fue tomada poco después de que Donald Trump impulsara la controvertida política de ‘Tolerancia cero’, que derivó en las separaciones forzosas de niños y niñas de sus familias, aunque no es el caso de la protagonista de la fotografía. “[Esta imagen] demuestra otro tipo de violencia, la violencia emocional”. Estas palabras las firma Anita Awolaja, Project Manager de la WPP, quien ayer estuvo en València para la presentación de la exposición en València, que podrá ver desde el 19 de octubre hasta el 17 de noviembre y que recoge los mejores proyectos del año, un acto que también contó con la presencia de Manuel Chirivella, presidente de la Fundación Chirivella Soriano, cuya sede acoge la muestra; y Pablo Brezo, director del proyecto y presidente de Doctornopo.
Awolaja dio en el clavo cuando habló de “violencia emocional” pues, aunque la exposición no tiene un eje temático concreto, sí se derivan de los proyectos seleccionados distintos tipos de violencia que no siempre se ven a un primer golpe de vista. También en ese Estados Unidos que retrata Moore se da otro tipo de violencia, la sanitaria, que recoge Philip Montgomery en su proyectos para The New Yorker. En esta serie de fotografías muestra algunas de las consecuencias de la epidemia de opioides, declarada emergencia sanitaria nacional por el gobierno de Trump, una crisis originada en la década de los 90 cuando las compañías farmacéuticas aseguraron a los médicos que los analgésicos opioides no resultaban adictivos, un punto de partida que llevó a muchos de sus consumidores a tomar, en última instancia, heroína u otros opioides sintéticos. Por su parte, la rusa Alyona Kochetkova presenta un autorretrato en el que se muestra en casa, incapaz de tomar un plato de sopa, durante el tratamiento contra el cáncer.
Y es en estos momentos de “celeridad brutal” y asimilación “compleja” de las noticias, explicó Manuel Chirivella, que las imágenes de las exposición se nos presentan con el objetivo de fomentar una reflexión que, en todo caso, no debe acabar ahí. “Espero que esta exposición genere reacciones”. Es por esto que, apuntó Brezo, se busca la actitud crítica en el espectador, un espectador cuya mirada debe ser respetada, del mismo modo que el derecho a la intimidad de los fotografiados o la libertad de prensa y expresión de los autores. “Uno de los objetivos de los objetivos de la Wolrd Press Photo es conectar al mundo con las historias que importan”, defendió por su parte Anita Awolaja. Y ahora, además, con una mayor conexión con la actualidad, pues el cambio de fecha de la muestra (ahora en otoño) provoca que esta séptima edición valenciana acoja los trabajos realizados en el mismo año de realización y no después.
En este camino de violencias, también se refleja aquella ejercida contra los derechos de la mujer. Uno de los proyectos que la muestra es el impulsado por Olivia Harris, que parte de la anulación de las leyes del aborto en Irlanda, que se hallaban entre las más restrictivas del mundo, pues lo prohibía incluso cuando era resultante de violaciones e incesto. Esta anulación, claro está, vino después de una intensa lucha en forma de manifestaciones o espectáculos teatrales, algunas de estas muestras recogidas por la fotógrafa y que hoy se pueden ver en València. Es también interesante el trabajo de la fotógrafa Forough Alaei en Irán, que muestra en su proyecto las restricciones que las mujeres sufren en su acceso a los estadios de fútbol, un acceso muy limitado y que, además, las lleva –a aquellas que pueden entrar- a una zona de gradas específica apartada de los hombres. Muestra por su parte la fotógrafa egipcia Heba Khamis la relación entre el alemán Jochen (71 años) y Mohamed (21 años, usa nombre ficticio), este último trabajador sexual a quien conoció en el parque de Tiergarten y con quien lleva 19 meses de relación. Hay que apuntar aquí que la prostitución consentida entre adultos es legal en Alemania, tal y como recuerda el pie de foto de la imagen, a pesar de que distintas organizaciones alertan del aumento de jóvenes inmigrantes que se dedican al trabajo del sexo.
Aunque la muestra se compone de distintas categorías, tales como naturaleza o deportes, las migraciones es la temática que más se trabaja en los proyectos seleccionados, no solo en la foto ganadora, sino también en el premio a reportaje del año, creado en esta edición. El proyecto de Pieter Ten Hoopen muestra el día a día, desde un acercamiento más bien cotidiano que dramático, de algunas de las caravanas que, desde Honduras, Nicaragua, El Salvador o Guatemala, viajan a Estados Unidos, una travesía que sumó a 7.000 viajeros –entre ellos 2.300 niños-, según Naciones Unidas. Estos son algunos ejemplos de una edición que también viaja a lugares de conflicto como Siria o el Congo, un resumen de violencias que, también, lo es de luchas y conquistas.
El recorrido, que este año se complementa con una sección de Digital Storytelling, también tiene sabor valenciano. Por un parte, con la inclusión del trabajo del fotógrafo alicantino Ángel Fitor, que ha recibido el tercer premio en la categoría Naturaleza por una imagen de una medusa peine en aguas cercanas a Alicante; y, por otra, con el trabajo de la brasileña Luisa Dörr, que presenta la serie Falleras, en la que retrata a una serie de mujeres y niñas con la vestimenta típica valenciana. Dentro de la presencia española en el certamen, también destaca el trabajo de la franco-española Catalina Martin-Chico, que ha sido nominado como una de las mejores fotos del año por su retrato a una exguerrillera de las FARC embarazada.