La película sobre el trabajo de investigación del Boston Globe en torno al clero pederasta opta a seis premios Oscar, entre ellos a mejor director
En el pasado Festival de Toronto el cine clamó por el buen periodismo, ese realizado con tiempo y con recursos, por el que el oficio llegó a colgarse la hoy desaliñada etiqueta de cuarto poder. Entre la selección de películas coincidían guiones que bien reproducían el trabajo de investigación de equipos de prensa, bien plasmaban los resultados de sus pesquisas en el desmoronamiento de ídolos con pies de barro.
El drama político Truth detallaba el escándalo acontecido en el programa de televisión de la CBS 60 minutes en 2004. El informativo alegaba que el presidente George W Bush, en plena campaña electoral contra John Kerry, había recibido un trato preferente durante su servicio militar por parte de la Guardia Nacional a finales de los años sesenta y principios de los setenta. La autentificación inexacta de las pruebas supuso la despedida de la productora Mary Mapes, interpretada por Cate Blanchett, y el retiro forzado del veterano Dan Rather, encarnado por Robert Redford. El mismo equipo se había alzado ese mismo año con el Premio Peabody, que galardonan la excelencia de emisiones de radio y televisión, por revelar los abusos en la prisión iraquí de Abu Ghraib. De nada les sirvió.
Stephen Frears, por su parte, presentaba The Program, el relato del ascenso y caída de Lance Armstrong. El biopic se basaba en el libro Seven Deadly Sins, del jefe de la sección de deportes de The Sunday Times, David Walsh, que invirtió 13 años en sacar a la luz el programa de dopaje del siete veces ganador del Tour de Francia.
La enésima transformación física de Johnny Depp, Black Mass. Estrictamente criminal, también se basaba en un libro de investigación periodística. La película de Scott Cooper abordaba la relación entre el FBI y Whitey Bulger, el criminal más violento en la historia de Boston, habitual en el tráfico de armas y drogas, la extorsión, el chantaje y la colaboración con el IRA. El thriller enraizaba en las pesquisas desarrolladas durante cuatro décadas por los reporteros Dick Lehr y Gerard O’Neill, y recogidas en Black Mass: White Bulger, the FBI, and a Devil’s Dead, donde los reporteros de The Boston Globe desvelaron la corrupción en el seno de la oficina de investigación federal.
Spotlight también se basa en la labor encomiable y enconada del periódico d Boston, pero en esta ocasión, el objeto de sondeo fueron los abusos sexuales infligidos por curas católicos y encubiertos por la Archidiócesis de Massachusetts. El equipo de investigación del Boston Globe, Spotlight, fue premiado con el Pulitzer en 2003. Y el próximo 28 de febrero, su recreación cinematográfica opta a seis Oscar, entre ellos a mejor director para Tom McCarthy. La paradoja está en que muchos pueden recordar al realizador y actor por su papel de periodista ambicioso y fabulador en la quinta temporada de The Wire. El reverso tenebroso de las buenas maneras del oficio que ahora retrata.
- Es curioso la cantidad de películas sobre periodismo que coincidieron en el pasado TIFF. ¿A qué crees que se debe esta casualidad?
- Cada año existen conexiones. Quizás es el zeitgeist, el espíritu del tiempo. Este es un caso de periodismo de investigación asombroso. Y en la actualidad, este oficio está muriendo, así que nos sobrevienen las preguntas: ¿Por qué es así? ¿A qué amenazas se enfrenta el periodismo? ¿Cuán relevante es en nuestras vidas? Ahora falta que el público una los puntos.
- ¿Ha modificado, conformado o confirmado tu opinión sobre el periodismo de investigación esta película?
- Ahondar en el esfuerzo que invierten los periodistas en su trabajo ha hecho crecer mi apreciación de lo que hacen y de lo duro que es. Ha aumentado mi respeto. Los periodistas que formaban el equipo de Spotlight en esa época son gente aguda y muy buena compañía para compartir una comida. Comer con Martin Baron (editor actual de The Washington Post que en el periodo que recoge este film ejercía de editor de The Boston Globe) es como comer con Google, puedes preguntarle cualquier cosa. Y es muy generoso con sus datos.
- El problema persiste y en los títulos de crédito del filme se nos recuerda de una manera muy dolorosa, con alusiones a escándalos sucedidos en otros países, en el caso español, Granada. ¿Te provocó incomodidad abordar un tema así, hoy por hoy irresoluble?
- Tuve mis momentos tormentosos, porque la investigación, las lecturas, me acompañaban, te llevas el trabajo a casa. En ocasiones me cabreaba, porque sentía que estaba gritando contra el viento y que esos curas no están siendo procesados. Estos casos deberían llevarse con una absoluta transparencia. Es lo que demandan las víctimas, franqueza. Apuntar a los cardenales y a los obispos para que se hagan cargo de la situación está bien, pero no se ahonda en el problema subyacente. La gente quiere ver cambios y que lo sucedido se afronte desde el punto de vista legal y judicial. Muchos espectadores se acercan a mí a compartir sus historias y me resulta conmovedor. Han sufrido el más horrible de los crímenes.
- ¿Qué opinas de la labor del nuevo Papa a este respecto?
- Estoy muy ilusionado con todos los progresos que ha realizado. Me gana, ya simplemente, con su manera de hablar. Hay muchos buenos curas ahí fuera, que se dedican al sacerdocio por razones honestas. Tenía un gran amigo que falleció cuando estábamos rodando esta película, una persona importante en mi vida, que me casó y que estuvo en los momentos más difíciles. Siempre estaré en deuda con él. Dicho lo cual, hay que tener en cuenta que el Papa Francisco ha tomado las riendas de una institución medieval, que es increíblemente intransigente en sus modos. Hay mucha presión en contra de sus iniciativas, y hay muchos obispos y cardenales que difieren públicamente de lo que está haciendo. En mi opinión, ellos son el problema. El anillo que rodea al Papado. No sé si este adorable y amable argentino va a poder cambiar las cosas. Sé que ha habido hombres en la Historia que han tenido esa habilidad, Gandhi fue uno de ellos, pero es muy arduo. No veo que la Iglesia católica haya evolucionado. La gente insiste en preguntarme: “¿Cuál va a ser la reacción de la Iglesia ante tu película?” Y les contesto que no va a haber respuesta.
- ¿Te han ha presionado las autoridades eclesiásticas, del mismo modo que le sucedió a los periodistas durante la investigación?
- No religiosas, curiosamente del mundo del béisbol. La primera escena que rodamos transcurre en Fenway Park, y queríamos hacerlo durante un partido entre los Red Sox y los Yankees , porque cuadraba con nuestro plan de producción. Los Yankees leyeron el guión y decidieron que no era conveniente ni para el equipo ni para la fundación. Es más, trataron de convencer a los Red Sox de que tampoco participaran porque no era un tema adecuado para que se ligara a la Liga de Béisbol Profesional. Finalmente la secuencia se rodó durante un partido entre Red Sox y Rays. Y puso de manifiesto el problema que arrastramos en esta sociedad: las instituciones no se posicionan por intereses financieros, por intentar no molestar a nadie.
- ¿Está satisfecho con las consecuencias del estreno de este filme?
- El cine es un medio muy poderoso, así que espero que haya una segunda oleada de supervivientes que tengan el coraje de dar un paso adelante.