Espacio Inestable estrena su nueva producción, El rastre d’aquella nit
VALÈNCIA. En su libro La puerta abierta, Peter Brook explica que suele utilizar una alfombra como zona de ensayo. Con tan solo ese accesorio y un actor, el Premio Príncipe de Asturias de las Artes 2019 es capaz de generar teatro. Esta anécdota le viene a la cabeza a Jacobo Pallarés para bromear acerca de su nueva propuesta para Espacio Inestable, El rastre d’aquella nit, porque sus retos creativos apuntan a todo lo contrario. “Yo trabajo desde el posdramatismo y siempre me meto en berenjenales”, se sonríe.
Su nuevo jardín, berenjenal o embrollo escénico está sembrado de maquetas y miniaturas. La pieza, , programada del 11 al 20 de junio, constituye la vigésima octava que pone en pie la compañía y es la tercera entrega de una hasta ahora trilogía constituida por Family (es) y L’aniversari, donde también se sirvieron de maquetas y audiovisuales.
La maqueta teatral ha sido un elemento de trabajo utilizado por los escenógrafos españoles desde la segunda mitad del siglo XIX. Pero siempre han sido un material de tanteo que suelen desaparecer con el fin de la obra.
El uso que Pallarés le da a estos bocetos tridimensionales les ha ido insuflando mayor entidad con el tiempo. Para esta ocasión, cobra mayor potencia por el uso de pequeños muñecos y trenes donde la videocámara que portan los actores ha de trabajar con un zoom que amplíe los accesorios escenográficos para que convivan con los intérpretes en primer plano.
El director y dramaturgo se sirve de estos accesorios para trabajar sobre la idea de pareja y los distintos roles que se van asumiendo a lo largo de la relación, “donde nos convertimos en padre, madre, amante, hermana y hermano según el instante vital”.
El rastre d’aquella nit parte de un proyecto de colaboración frustrado por la pandemia. En aras de la verosimilitud, la idea era subir al escenario a dos parejas reales, la española formada por Juan Andrés González y Alejandra Mandli y la hispano noruega integrada por Cristina Granados y Andreas Eilertsen. El confinamiento y el cierre de fronteras impidió el proyecto conjunto, porque la segunda vive en una pequeña localidad de Noruega llamada Stamsund.
En lugar de hacer caer el montaje, aquel obstáculo lo enriqueció y ha abierto la puerta a una obra de ida y vuelta. Sobre las tablas de la sala de Ciutat Vella interactuarán con miniaturas y maquetas González y Mandli, quienes, cámara en mano, trasladarán a los espectadores a las islas del archipiélago de Lofoten a través de las maquetas y miniaturas construidas por Los Reyes del Mambo. En las islas se hallan sus alter ego, Granados y Eilertsen, que desde su casa en Stamsund han colaborado creativamente en el proyecto aportando conversaciones, música y audiovisuales vía Zoom.
La pieza explora la huida como solución al conflicto. Stamsund se ha convertido así en un destino paradisíaco, solución quimérica a la zozobra de la pareja. “Existe el mito de que el norte siempre es mejor: Catalunya, que València; Francia, que España. Si te vas más al norte parece que viven mejor, que todo es más verde, que son más progresistas, pero resulta que también existe lo contrario, porque los de allí siempre acaban viniendo en vacaciones a nuestra playas, en busca del sol”, contrasta Pallarés, que no descarta plantear otra obra que sea el reverso de la que ahora estrena en colaboración con Maribel Bayona y Juan Andrés González, quienes firman con él la versión y la dramaturgia.
La crisis sanitaria ha abierto toda una caja de Pandora en el concepto de huida que plantea el creador y director. “Esta crisis puede generar un cambio de paradigma, así que la huida sería una huida hacia delante. Esta pandemia nos daba la posibilidad de irnos a otro lugar a nivel de pensamiento, de acciones, de políticas y comportamientos. El lugar de antes era un mal lugar. Por suerte, la mujer ya no quiere ser cómplice del hombre. Hemos de darle el protagonismo la población femenina que asuma la responsabilidad y nos lleve a un mejor lugar”, expone Pallarés, quien, sin embargo, hace suya la frase acuñada por el filósofo inglés Thomas Hobbes en su libro de 1651 El Leviatán: El hombre es un lobo para el hombre.
“Por mucho que vayamos al norte, todo se va a repetir. En ese sentido, el espectáculo es muy trágico”, concluye.