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ENTREVISTA

María Adánez: “El público no abandona el teatro porque todos necesitamos sentir realidades de verdad”

28/10/2015 - 

VALENCIA. La vida "disfrutona" de Emilia Pardo Bazán llega a las tablas valencianas de la mano de Insolación, la obra que protagoniza María Adánez en el Teatre Principal del 28 de octubre al 1 de noviembre. Así se refiere a ella la propia actriz, convencida de las múltiples cualidades de una mujer -Pardo Bazán- "que mantuvo una personalidad arrolladora sin preocuparle de qué la tacharan".

De la mano del productor Celestino Aranda y junto al actor José Manuel Poga, la obra está situada a finales del siglo XIX, cuando una noble viuda gallega afincada en Madrid, en la víspera de las fiestas de San Isidro, se topa con Diego Pacheco, un joven gaditano con fama de conquistador. La comedia romántica que surge entre los dos es también punto de partida para diferentes analogías, como el de la mujer que lucha contra el establishment social o el de los caracteres personales enfrentados y encontrados entre el norte y el sur de España.

La historia de Francisca Asís Taboada, el personaje central de la obra, tiene además muchas conexiones con la autora del texto. Como Pardo Bazán, la mujer de sociedad es gallega pero reside en la capital, pero sobre todo tiene un conflicto amoroso que resolver, que en el caso de la escritora se sabe está dedicado a uno de sus amantes. Para Adánez, que atiende la entrevista de Valencia Plaza, "es la historia de una lucha titánica por dejar los sentimientos a un lado y regirse por una razón que tiene mucho que ver con la mujer de esa época".

-¿Cómo ves a Pardo Bazán a través de su texto?
- Como una mujer 'disfrutona' de la vida, influida por un sentido de la sexualidad muy libre y, sobre todo, influyente en la historia. Por eso estuvo metido en política e influenció hasta llegar al sistema educativo.

-¿Y el mensaje de su texto? ¿Tiene con todo ese componente femenino?
- Tiene mucho de mujer poderosa, de libertad y de liberación. No sé si es un texto femenino, pero sí hay deseo, un deseo que no sé si tiene que ver con el sexo. Ella narra el deseo.

-La mayor parte de las dramaturgias sigue teniendo firma de hombre y, recientemente, ha desaparecido Ana Diosdado que hizo el montaje de tu primera obra en el teatro (Casa de Muñecas, Ibsen) en la que compartías escena con Amparo Baró (fallecida también en 2015). Tan solo tenías seis años, ¿pero cómo las recuerdas?
-Inteligentes, libres y referentes dentro de la profesión como pudo serlo Pilar Miró.

-Insolación llegó a estar censurada en su época por la visión de la mujer independiente, pero aporta muchas otras lecturas políticas, como la relación norte sur.
-Es otro ingrediente muy interesante. Ella es una mujer del norte, rígida en las formas, que de alguna forma siente mucho más de puertas hacia dentro. Él es un hombre de Cádiz, pícaro, conquistador, rubio y de ojos azules... Ella lo describe y lo escenifica de una forma que deja claro que le encantaba Andalucía y a su forma aborda esas 'dos españas'.

-¿Influye también el clima en el carácter?
-Por supuesto. El clima puede cambiar la forma en la que nos expresamos y somos, pero es tan importante como el factor educación.

-¿Cómo se visualiza en la obra?
-Especialmente me gusta una tertulia que hay al inicio en la que trata de abordar qué somos en España, cómo nos hemos creado tal y como somos, y si tenemos algo de los pueblos del norte o somos latinos. Es bonita esa reflexión, que tiene razones por ambas partes...

-¿Y cómo lo ves tú o cómo te ves tú?
-Creo que como decía Ortega y Gasset, uno es uno mismo y sus circunstancias. Somos, sobre todo, lo que hemos recibido desde la educación. En lo personal, creo que la riqueza de esas dos realidades es poder estar en una feria y dejarte llevar, sumergirte en todo ese ambiente y no sentirte extraño si estás en otro momento en la ópera. La capacidad de adaptarse y disfrutarlo, eso creo que es lo más interesante.

-La obra tiene su propio clima a través de una escenografía llena de intenciones, pero que asume riesgos y a la que el trabajo de luz le aporta mucho. ¿Cómo la has percibido en estos meses acompañando a vuestro trabajo?
-Partiendo de que la dramaturgia es muy fiel al original, era todo un riesgo no pintar una pradera para mostrarla. Toda la propuesta escénica de Insolación está muy medida y consigue que no haga falta interponer puertas para que el público 'las vea'. Me gusta especialmente porque compite con una sociedad que tiene mucha información visual y fomenta que la gente tenga que crear cierto imaginario con la obra, además del trabajo de iluminación de Juan Gómez Cornejo, la música de Luis Miguel Cobo o el vestuario de Almudena Rodríguez, que son los tres exquisitos.

-Todos ellos profesionales de las artes escénicas que estáis de enhorabuena, a tenor de los datos publicados este martes en el Anuario SGAE 2015, que reflejan que el teatro acaparó un 8,2% más de audiencia el pasado año. ¿Por qué, frente a los múltiples estímulos y las posibilidades de ocio y entretenimiento a la carta, el teatro sigue atrayendo a un público tan considerable?
-Pese a todo este universo digital lleno de dobles vidas, de realidades virtuales y en el que unos cuantos controlan qué somos y cómo somos a través de las redes sociales, algo que estoy segura ha de tener unos efectos secundarios nocivos, las personas necesitamos sentir realidades de verdad. El teatro es eso, emociones vividas, cara a cara, y tiene mucho de vivir el presente, de poder oler, oír y tocar lo que está pasando. Me alegran los datos, pero sobre todo me asusta pensar que puede haber un mundo que no sea así.




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