VALÈNCIA. Maria Egual fue una escritora, poeta y dramaturga que nació en el año 1655 en Castellón. Fue hija de José Egual Borrás y Basilia Miguel. Esta murió en el parto de su hija y María apenas pudo conocer a su madre. La importancia de Egual es clave porque fue una de las mujeres más ilustres del siglo XVII y XVIII, en período de las dinastías entre Felipe IV y Carlos II, cuando imperaban los movimientos artísticas del barroco y al ilustración. Se trata de una época convulsa en el período político, social y cultural.
Nació bajo el nombre de Anna María Josepa Dorotea en el seno de una familia de ascendencia noble y con un patrimonio muy importante en campos agrícolas. Pasó su juventud en el pueblo y pronto demostró una especial afección hacia las letras, aunque no hay registro de que estudiara nada relacionado con ellas. Vicent Ximeno y Justo Pastor Fuster, dos estudiosos de los siglos XVIII y XIX, hablaron por primera vez de ella. Lo recoge Juan Antonio Balbás en su libro de 1883 Castellonenses ilustres. Apuntes biográficos.
Era dama discretíssima de claro y despejado entendimiento, y adornada de amena y fecunda erudición. Su conversación era oída con aplauso de las personas más distinguidas y de buen gusto de esta ciudad.
Uno de los grandes logros de la poeta fue crear la llamada Academia en casa de María Egual. En este sentido, el historiador Mas i Usó afirmó:
En resumen, la Academia en casa de María Egual viene determinada por el ámbito en que supo instalarse esta autora en su casa de Valencia, en donde no sólo albergó reuniones académicas, sino que se llevaron a cabo representaciones teatrales.
El libro Literatura barroca en Castellón: María Egual. Obra completa, publicado en 1997 por Pasqual Mas Usó y Javier Vellón Lahoz da buen cuenta de la vida y obra de esta mujer. El libro constituye un estudio minucioso también de sus poemas dentro de la literatura barroca en Castellón. Otro de los tesoros de este libro es la recuperación de algunos coloquios de la autora que tuvieron lugar en su casa de Valencia, dentro de esa academia literaria de principios del siglo XVIII. Por último, hay una parte ciertamente novelesca de cómo el manuscrito y los poemas de Egual fueron recuperados por sus autores, después de seguirles el rastro hasta Inglaterra e incluso ser subastados en la famosa casa Sotheby’s.
Verònica Zaragoza Gómez publicó en la Univèrsitat de Girona el artículo “En vers vull desafiar...” La poesía femenina a l'àmbit català (segles XVI-XVIII). Allí se insiste en la idea de que Maria pudiera haber alojado en su hogar estas famosas tertulias:
Així, per al segle XVIII alguns estudiosos han considerat que Maria Egual, marquesa de Castellfort, podria haver constituït un enclavament de sociabilitat literària a casa seva, tot auspiciant tertúlies literàries que haurien reunit els lletrats de la València de principis de segle. Nascuda a mitjan del segle XVII en el si d’una família noble castellonenca, Maria fou educada en un ambient refinat propi d’una dona de la seva classe social, tal com han documentat els seus editors Mas i Usó & Vellón.
Un punto de inflexión en la vida de Egual se produce con su matrimonio con Crisóstomo Peris de Perey y Algarra en julio de 1676. Él era el barón de Xinguer y más tarde, por concesión de Carlos II, se convirtió en marqués de Castellfort. El matrimonio se trasladó a Valencia y mientras Crisóstomo trabajaba a las órdenes de Carlos II, Maria tuvo a sus dos hijos -Nicolás y José-. Vivían en el barrio de Santa Catalina y desde allí, Egual comenzó sus tertulias de escritores. Tal y como explican Emilio Palacios Fernández y Elena Palacios Gutiérrez en la biografía que se encuentra en la Real Academia de la Historia , Maria “debió participar en algunas de las Justas Poéticas tan frecuentes en la Valencia de finales de siglo y comienzos del XVIII, frecuentadas por las mujeres”. En aquel tiempo, la poesía femenina tenía cierta tradición en Valencia.
Según los estudios de Ximeno, María Egual escribió poesía de casi todos los géneros:
Compuso tanto en todo género de metros que había en su casa una arca casi llena de papeles y se hubieran podido encuadernar muchos tomos si, a impulsos de su modestia y conciencia escrupulosa no hubiera mandado quemar mucha copia de ellos.
Su creación poética sirvió, ante todo, como una terapia que le liberaba del sufrimiento creado por una larga enfermedad que le mantuvo buena parte de su vida aislada. Este humor y, tal vez, el menosprecio por su propia obra fueron los causantes de que Maria mandara quemar toda la su obra cuando muriera. Los dos persistentes investigadores de su obra fueron los artífices de que se encontraran algunas obras de esta autora barroca.
En el libro de Mercedes de la Fuente, Valencianas célebres y no tanto (S.XIII-S.XXI), se cita de qué manera la familia de Maria salvó algunos de los textos:
Mencionan también que el hijo de María, José Peris, logró salvar algunos manuscritos, y que su nieta Fausta estaba a punto de publicarlos cuando le sobrevino la muerte de manera repentina, diluyéndose ahí la pista de los papeles hasta considerarlos irremediablemente perdidos.
La obra de Maria fue expandiéndose y cuando llegó su muerte, siendo ya una mujer octogenaria, gran parte de la ciudad conocía su obra. Falleció en Valencia el 23 de abril de 1735. Harían falta varios siglos para que, de forma fortuita y tras mucho empeño, dos profesores recuperaran una obra de la hoy podemos disfrutar.