VALÈNCIA. La gran abstracción de la artista valenciana Rebeca Plana llega hoy a la Sala Martínez Guerricabeitia del Centre Cultural La Nau, donde se podrá contemplar a través de la exposición Riu. Rebeca Plana hasta el próximo 23 de febrero. En la muestra, con obra exclusiva para este espacio y grandes formatos, la pintora reivindica el río Xúquer con una visión particular de su paso por la Ribera.
La exposición, organizada por la Col·lecció Martínez Guerricabeitia de la Fundació General de la Universitat de València dentro de la serie Trobades con la colaboración de Banco Santander y Heineken España S.A., ha sido presentada en rueda de prensa este lunes en La Nau con la presencia del director de actividades de la Col·lecció, José Pedro Martínez; el comisario de la muestra, Martí Domínguez; y la artista, Rebeca Plana.
“En esta exposición Rebeca Plana reivindica el Xúquer de la Ribera, que pasa a pocos metros de su estudio y la artista sale a andar por su orilla, a oxigenarse y a recuperarse del encierro”, señala Martí Domínguez, para quien la pintora “es un espíritu más de este tramo del río”, pues ha crecido a su lado y lo conoce bien, viviéndolo desde muy adentro. “El río destructor, el río devastador”, apunta la artista.
“Riu. Rebeca Plana es la rebelión y la reivindicación de la pintura por la pintura porque el arte no necesita ser explicado, sino que se tiene que tocar, ver, oler…, se tiene que percibir a través de todos los sentidos”. Así define la pintora esta exposición, la cual considera también una “lucha” entre el lienzo y ella misma, convirtiéndose una gran obra personal donde se reflejan sus emociones, la luz y la oscuridad, “como en un río, como en la naturaleza”, añade.
De hecho, como Cézanne pintó la montaña Saint-Victoire de su Ais natal o como Michavila el resplandor, Rebeca Plana “pinta su río Xúquer, con unos trazos brutales, una fuerza contenida y un gesto enérgico, su marca pictórica, y esto es el que más me admira”, reconoce el comisario de la exposición, que presenta una colección de más de 40 obras de diferentes formatos, algunos muy grandes como La força de la natura, “un lienzo de 4,5 metros que condensa todo el oficio de Rebeca y su gesto artístico, una obra expresamente pintada para la Sala Martínez Guerricabeitia y sobre la que bascula toda la muestra”, explica.
La força de la natura, el cuadro central, nos enseña el mundo del bosque fluvial, claros y vegetación embrollada: “una metáfora de la vida misma de la artista”, afirma Domínguez. Rebeca Plana ha pintado para Riu un total de 43 obras, 11 de las cuales presenta en gran formato y dos de estas son tondos, mientras las otras 32 son obras en papel.
Otras creaciones que sobresalen son el díptico Elogi del Xúqer, “pletórico de luz y color”, o Tempesta, “pintado durante una gota fría que asoló nuestras tierras”. Se trata del resultado pictórico de las sensaciones, los momentos alegres y los instantes de oscuridad, de la artista. Martí Domínguez señala otros lienzos que hablan del estado de ánimo de su autora: Camí del riu o Riu endins muestran momentos de recogimiento; sus tondos también fijan instantes de sus paseos por el río, como Riu-rau o Lluent, este último son los reflejos del agua, “vibraciones cromáticas”.
En definitiva, concluye Martí Domínguez, lo que nos muestra Rebeca Plana es “un mundo propio, con un gesto absolutamente personal e intransferible”.
Por su parte, José Pedro Martínez se ha referido a la nueva apuesta de la Col·lecció Martínez Guerricabeitia sobre la abstracción y el arte geométrico que, a través de Yturralde o Michavila, por ejemplo, “han dejado una profunda huella en la escena artística valenciana”. Así, la propuesta de Rebeca Plana concuerda con una filosofía de acogida a “manifestaciones artísticas de primer nivel”. Además, ha anunciado: “La Col·lecció Martínez Guerricabeitia tiene una clara voluntad de apoyo al arte joven mediante la Bienal, que este año alcanza su 14ª edición, y esta nueva línea de patrocinio, que hemos visto ya con Mery Sales, ahora con Rebeca Plana y, a finales de 2020, con Nico Munuera”.
En Riu. Rebeca Plana se puede observar el carácter altamente abstracto de su obra, a veces incluso caligráfico. Rebeca Plana, además de jugar con el significado de las palabras –“riu, Rebeca”, dice ella–, combina elementos de composición estructurada con un ambiente salvaje y de improvisación, y hace uso de elementos cotidianos como lienzos-objetos que lleva hacia el expresionismo abstracto, como un colchón o puertas de nevera, por ejemplo.
En opinión de Martí Domínguez, la obra de Rebeca Plana “se plantea un mundo en bruto moderno, humanista, hecho a mano a propósito, de un aspecto efímero, peligroso y, sin embargo, muy diseñado, en definitiva, inesperado”.
Y es que, como dice Rebeca, “mientras haya pinceles, habrá pintura; mientras haya agua y piedra roja como la que encontramos al lado del río, podremos hacer pintura”.
Con Riu, Rebeca Plana cierra una puerta para abrir otra –la puerta de la abstracción pura–, pues ya trabaja en un nuevo proyecto que llevará su obra al extranjero y en el que mantiene la abstracción pero con la incorporación de elementos figurativos, una técnica que ya nos presenta discretamente en La Nau.