Recrear el aura vintage de los concursos televisivos de los 90 en un videoclip de Rosalía o transmitir la tecnología de la nueva línea de Oysho Sport a través de efectos visuales. No hay encargo imposible para Olímpic, el estudio de motion design con el que César Rodrez ha conseguido que se hable (muy bien) de València en el audiovisual internacional
VALÈNCIA. El pasado julio Rosalía presentaba al mundo el videoclip de F*cking Money Man, casi cinco minutos de metraje en los que la catalana nos trasladaba a los concursos televisivos de antaño a cargo de Ramón García, Carlos Sobera o, en València, Joan Monleón (“A guanyar diners!” –si no se les ha pegado el cántico es que son de la generación Z–). Mucho que ver en ese viaje visual en el tiempo tenía el diseño gráfico de la pieza musical, a cargo del valenciano Ausias Pérez, pero quien se encargó de integrarlo en la imagen fue César Rodrez (Habana, Cuba, 1988), fundador de Olímpic. Este estudio valenciano de VFX y motion design es el más buscado entre aquellos que quieren, dicho en palabras coloquiales e inexpertas, “hacer Photoshop en los vídeos”. Él lo explica mejor, claro: “La gente lo suele asociar a motion graphics y creo que es un término que engloba más lo que hacemos en estudios como el nuestro. Es, básicamente, diseñar imagen en movimiento y diseñar también cómo es ese movimiento. Así en plan filósofo”. Aunque se trate de algo que suene a casi ciencia ficción, las opciones estéticas son ilimitadas. “Muchas veces usamos técnicas digitales para llegar a resultados analógicos, como es el caso de F*cking Money Man de Rosalía o el videoclip que hicimos para Archive, Erase. En este caso, me gustó mucho el reto de hacer integraciones en postproducción de manera sutil, añadiendo efectos visuales en los planos. Eran pequeños detalles (salpicaduras de sangre, transiciones, efectos de luces…) que aportaban al cómputo global de cada plano pero que no llamaban la atención individualmente”, comparte César, que también ha colaborado con los neoyorquinos The Chainsmokers en la creación de visuales.
En apenas un año reúne esos nombres en su portfolio, y ha visto cómo lo que salía de su estudio se proyectaba en pantallas de todo el mundo, pues también hizo tándem con Ausias para crear la identidad visual de la gira de Rosalía de este 2019. “Los proyectos para ella siempre se desarrollan de una manera muy fluida. Además de que es una artista con una imagen muy marcada y cuidada, ha sabido rodearse de un equipo de artistas increíbles, con los que es muy fácil encajar. Uno de ellos es Ausias Pérez, colega y diseñador gráfico con el que los procesos creativos salen solos. Para mí, combinar imagen y música es de lo más gratificante en esta profesión. El mayor pro de trabajar para ese sector es la libertad creativa, aunque esto muchas veces se convierte en el mayor contra: puedes llegar a estar semanas gestando una idea, y otras tantas pensando en cómo materializarla”. Sin embargo, la mayoría de proyectos que llegan a su mesa son publicitarios. “Actualmente sigo dedicando mucho tiempo a la publicidad, aunque he conseguido llegar al punto de poder elegir entre proyectos comerciales que se ajustan más a lo que me gusta hacer, muchos de ellos para el sector de la moda”. Entre sus trabajos en este campo, destacan algunos para Adidas, Oysho, Porcelanosa, Sprinter o Nestlé, y mientras responde a estas preguntas se encuentra ultimando una entrega para Bimba & Lola. “Generalmente, los clientes de moda te suelen buscar por tu trabajo y se sienten cómodos con propuestas arriesgadas creativa y visualmente”, reconoce.
Aunque cada vez hay más propuestas, peticiones de presupuesto, reuniones o briefings que atender y leer detenidamente, la mayoría del trabajo de Olímpic lo concentra su creador, César Rodrez. Cubano residente en València, asegura que lleva toda su vida “enganchado al audiovisual y, en especial, al apartado tresdé”. Así cuenta cómo ha llegado hasta aquí: “Estudié arquitectura cuatro años y compaginaba los estudios con proyectos de animación. Aunque era una carrera que me flipaba y que creo que se me daba bastante bien, me la acabé dejando para dedicarme a tiempo completo a esto de los vídeos, que es realmente lo que más me llena. De igual forma, la arquitectura me marcó muchísimo y me ayudó a desarrollar cultura visual y conocimientos de espacio e iluminación que implemento en mi trabajo a día de hoy”. Olímpic es el resultado de profesionalizar todo lo anterior. Sobre el nombre, asegura: “Me podría inventar una historia fancy pero la realidad es que, en plena crisis de selección de nombre, alguien dijo ‘¿y Olímpic?’, y así se quedó. Aunque he de decir que tiene mucha personalidad y un punto cutre que me recuerda a un gimnasio de pueblo o al nombre de un parking, y eso me encanta”. No obstante, en los tiempos que corren, su especialidad cobra una dimensión incluso aterradora si nos asomamos a distopías que parecen demasiado cercanas, como las que plantea la serie Years & Years de HBO. Siendo capaz de crear imágenes que simulan la realidad con ordenadores, como si de semidioses se tratara, ¿son estos especialistas conscientes del poder que tienen en sus manos en la era de las fake news? “Es curioso que lo menciones porque es algo que siempre me he planteado y que, dedicándome a esto, sé que es perfectamente factible. En las películas vemos a diario este tipo de recreaciones hiperrealistas de actores y actrices fallecidos o cómo rejuvenecen a otros, por lo que no tardaremos en ver algún día un vídeo fake que comprometa, por ejemplo, al presidente de algún país, y para cuando se compruebe que es falso, ya se habría desatado demasiado el caos. Es una herramienta muy peligrosa, pero creo que no saltarán las alarmas hasta que veamos el primer vídeo fake serio”.
Preguntado por el estado del motion design como industria –quizás, todavía desconocido para el gran público, que solo percibe la magia resultante de este trabajo– valora: “Es un sector mucho más reducido que el del diseño gráfico, pero con muchísimo nivel, sobre todo, en este país. España ha exportado desde siempre unos estándares muy altos en el ámbito audiovisual. De aquí han salido estudios con los que hemos crecido muchos de los que nos dedicamos a esto y que han sabido evolucionar hasta hoy en un sector que cambia cada cada hora, ya sea desde el punto de vista tecnológico o de tendencia. En cuanto a València, creo que en nuestra categoría estamos un poco solos, aunque hay estudios de animación muy buenos enfocados al cine. Muchas veces las agencias o productoras no cuentan con presupuesto suficiente para el desarrollo de este tipo de proyectos y muchas otras, simplemente, desconocen el valor y trabajo que llevan diez segundos de vídeo, que pueden ser semanas. Esto no quita que hemos llegado hasta aquí y hemos crecido en gran parte por clientes de esta ciudad que nos han confiado proyectos increíbles y con los que nos hemos hecho hueco en un sector dominado en gran parte por Barcelona y Madrid”. ¿Y qué tal es la vida de un cubano en València? “Cuando llegué, pude presenciar el cambio histórico de gobierno y creo que ha sido clave en la evolución artística de esta ciudad en los últimos años. En poco tiempo se ha multiplicado por diez la oferta cultural de València y ha cambiado, incluso, el carácter de la gente. Con esta ciudad me pasa lo mismo que con Tokio, Berlín o, incluso, La Habana, que siento que tienen un carácter único. Hablando de La Habana, es curioso que haya acabado viviendo inconscientemente en su zona más homóloga, que es el barrio del Carmen”. ¿Y qué es lo próximo que veremos con el sello Olímpic? “Dos vídeos, uno para Nike y otro para Adidas”. No hay por qué elegir.