No es estrictamente necesario quedar como el culo con tus compañeros de profesión cuando tienes que atender a varios frentes. Me explico. Llevo varias semanas retrasando la crónica de la comedia musical “Jaula de Grillos” porque al parecer mis crónicas son tan extensas que el ciberespacio no es capaz de abarcarlas y tengo que racionar mis contenidos. Y es una pena porque esta obra de la compañía valenciana Saga Producciones, tan vinculada al Teatro Flumen, ha puesto una pica de gran calidad en el Flandes madrileño, concretamente en el Teatro Amaya, con una versión muy fiel en clave de cabaret de la clásica “La Cage aux folles”, de Jean Poiret. Está dirigida e interpretada por José Saíz (César, el maestro de ceremonias) al que me une Juli Leal como director común denominador, y cuenta como protagonista con el talentoso Alberto Vázquez en el papel de Alvin. Alberto ha trabajado en exitosas producciones de cine, televisión y teatro, donde ha coincidido en varios musicales con mi amiga Marta Valverde.
En este trabajadísimo espectáculo de gran formato, largo elenco, más de una hora de variadas actuaciones, cien trajes y sesenta pelucas, la música corre a cargo de Fernando Barber y Paco Ibáñez, las coreografías son de Lina Martínez. Las risas corren por cuenta del público, que lleva semanas disfrutando de esta comedia musical optimista, sin estridencias, ideal para todos los públicos: al entregar sus sentimientos de una manera agradablemente entretenida, el equipo transmite su mensaje de temas gay –en el sentido más concreto de la palabra- con más impacto de lo que podría tener con un enfoque más agresivo. El hashtag #yosoyfelizenlajauladegrillos les remitirá a una nube de tacones y fard à paupières.
Sueca en el Congreso de los Diputados
Gay significa en occitano “alegre” o “distraído”. Y si algo nos caracteriza a los valencianos es nuestra alegría. Por eso somos una de las comunidades más infra-financiadas desde tiempos inmemoriales. Con tener un poco de pólvora y el romántico tañido de una disco-móvil, somos felices. Sin embargo de vez en cuando hay que abandonar nuestro colchón de atardeceres rojos levantinos y hacerse notar en la capital. Ya sea con la Red de Investigadores en Financiación autonómica y Descentralización financiera en España (RIFDE) o con otras propuestas, más del sector de promoción turística, como la que llevó a cabo el pasado miércoles el Concurso internacional de Paella Valenciana de Sueca en el Congreso de los Diputados de la Carrera de San Jerónimo.
Fui convocado por la noveldense distribuidora de especias y condimentos Carmencita, que colabora en este concurso, para da a conocer, en Madrid, la presencia de nuestra gastronomía tradicional en España y en los principales foros culinarios del mundo: sabrán que en esta importante competición concurren países amantes de nuestra cultura como Costa Rica, Australia, Estados Unidos, Japón, Francia o Corea del Sur.
Nos recibió el asesor de Compromís en el Congreso, Pep Cortell, ya que uno de los inductores de esta propuesta es el también suecano y portavoz de este partido, Joan Baldoví, que fue alcalde de esta ciudad que lleva 54 años celebrando el concurso. Baldoví, que es todo amabilidad, ha sido considerado como uno de los políticos mejor valorados por los españoles según el último estudio del CIS.
Hicimos un recorrido por las viejimodernas instalaciones de la Cámara Baja que consisten en el edificio que data de la regencia de María Cristina, construido sobre el convento del Espíritu Santo, y su ampliación aérea y subterránea que lo anexionó a las antiguas sedes del Banco Exterior de España y del Banco de Crédito Industrial. A su lado, el hotel preferido de Alfonso Rus para FITUR, el Cinc Estreles Gran Luxe Urban Hotel. La terminal del cajero automático 19.012 de las Cortes es, por cierto, de CaixaBank. Entre la interminable colección de arte y curiosidades del Congreso está “El Abrazo” de Juan Genovés, un cuadro del pintor alcoyano Antonio Gisbert, un retrato del escritor y periodista de Monóvar, Azorín, hecho por El Roto, una fotografía de Su Majestad la Reina Letizia antes de Su rinoplastia, esculturas, frisos, relojes antiguos o rejillas de aireación con un impacto de bala del 23-F. Ante cualquier micrófono de los salones vacíos, como la Sala Ernest Lluch, los miembros de la comitiva lanzaban un viva a la Mare de Déu de Sales. Pasamos por la enfermería del congreso donde recordamos el famoso vahído del parlamentario de Sueca. Una visita como Dios manda.
El equipo visitante estaba compuesto por el Concejal de Deportes y Paellas, Vicent Baldoví, la Concejala de Igualdad Noelia Benedito, el Concejal de Seguridad, Salvador Giménez, el Concejal de Urbanismo Julio Serra con su esposa Ángeles, y el Concejal de Festes, Pau Roselló, todos ellos del excelentísimo Ayuntamiento de Sueca; JuanCarlos Escandell y Victoria Barcos, de la empresa Carmencita, suministradora de pimentón, azafrán y demás especias del certamen, y para dar un toque internacional, convoqué para que se uniera a la promoción paellera a mi compañero Sergio Pazos.
Visitamos las cocinas de Eurest, la empresa adjudicataria del servicio de restauración del Congreso, ganadora del segundo premio en los concursos 54 y 55, y que hace dos años cambió los fogones para adaptarlos a la confección de paellas. Expresamente venido para la ocasión, Jesús Melero, el histórico coordinador general del Concurso de Paellas de Sueca desde 1985, que regenta el Restaurante Ri-Rá y fue cocinero en aquellos tiempos del mítico Restaurante Viveros, en la Feria de Muestras, Sivaris, el Hotel Azafata y el Rey Don Jaime. También el cocinero de paella lucense Fran Muiña, del restaurante Casa La Pepa de Valencia, cercano a La Pilareta. Ambos colaraboraron con sus compañeros del Congreso, Antonio Guitierrez y Antonio Guiroy Álvarez-Buylla.
En el comedor que recibía a los comensales con el lema “hoy Valencia se acerca a nosotros” se había instalado una mesa con los productos de patrocinadores como Arroz La Fallera, paellas La Ideal y cucharas de madera con la marca de Garcima. Haciendo gala de la cohesión de las distintas fuerzas valencianas en el Congreso, posaron con sumo gusto y para la posteridad la diputada de Podemos Rosana Pastor y el diputado de Ciudadanos Toni Cantó junto a Joan Baldoví. Rosana acudía a la tarde a la Comisión para el Estatuto del Artista y el Trabajador Cultural. Menos mal que alguien en el Congreso se preocupa por los artistas y nos representa.
Me reencontré con el curtido y amabilísimo periodista riolense, Juan Antonio Blay, ahora en Público, quien me preguntó por la nueva televisión valenciana y si trabajaría yo en ella, cuestión que me hizo mucha gracia, ya contaré por qué en otra ocasión porque hoy no me apetece fastidiarles el día hablando de Lluch.
Ocupamos una mesa en el comedor de menú con Marta Sorlí, diputada de Compromís por Castellón. Baldoví contó a los de Carmencita que hace muchos años fue profesor en un colegio de Novelda, donde dio clases a una nieta de los Navarro. Nos enteramos de que una calle de El Palmar pertenece al término de Sueca y que un importante cargo de Nueva Jersey –una alcaldesa al parecer- recibirá las llaves de la ciudad cuando se celebre el certamen de paellas del 11 de junio. El día 1 de marzo será la presentación oficial en la Muntanyeta dels Sants.
Justo antes de cruzar la puerta de salida del Congreso, tuve la sensación de ver pasar con el rabillo del ojo el espectro de Cipriano Císcar deambulando por los pasillos pero ¿quién no tiene esa misma extraña sensación en casi cualquier edificio público?
La Cerdo-Experiencia
Estuve invitado por Armando García y Juanjo Delgado como jurado en las Jornadas de la matanza que organiza el Hotel Virrey Palafox en Burgo de Osma y la Asociación de Fabricantes de Torrezno de Soria. El menú de degustación previo consistió en entrantes de jamón ibérico, lomo ibérico, chorizo frito de matanza, torreznos del alma de Soria, costillas en aceite, morcilla de arroz, pastel de hongos y verduras, revuelto mixto, rabos estofados, ensalada de oreja y endivias, mollejas con setas, manitas guisadas y albóndigas de la abuela. Como entonantes, las alubias pintas del Burgo o Caldo de parturienta. Tras un digestivo sorbete de limón, los terceros: cochinillo asado, jamón asado, jarrete de verduras y lomo escabechado, para acabar con dulces tradicionales en forma de cerdo hechos con manteca, helado especial y postre de manzana Soriana “Livinda”, regado con vino de la Ribera del Duero y Rioja.
Allí conocí, entre muchos aficionados y profesionales de la gastronomía, a Juan Saura, conservero de Almoradí, muy fan de estas festividades, y quien me descubrió los secretos de las buenas conservas de verduras, hechas sin ácido cítrico. También el Museo de la Matanza, que contiene la mayor colección de imágenes porcinas de todo tipo que se pueda ver en el mundo.
Valencianización soriana
Sepan también que el escritor Javier Marías, que vivía en la capital soriana, la abandonó por su reciente “valencianización”, y no se enojen sino entiéndanse cuáles son nuestras carencias: Si antes Soria era un lugar singular, decoroso y digno y con enorme encanto, ahora –cómo decirlo- con su “valencianización” permanente, se ha convertido en un sitio vulgar, como cualquier otro. De la de Machado y Bécquer no queda nada, y malditolo que estos dos poetas les importan a las actuales autoridades. La transformación es sintomática de lo que es hoy España: si una localidad pequeña, castellana, austera, tranquila y fría se ha convertido en un espacio ruidoso, impersonal y festero (no sé de dónde sale el dinero para tantos “entretenimientos” municipales), da escalofrío imaginar lo que serán otras de mejor clima y costeras.
Quizá algo de razón tenga con nuestra extrema tolerancia al ruido, porque una mesa vecina en la comida mantenía una conversación en voz muy alta, cosa normal porque allí estaba don Eduardo Osca, de Tendido Uno, el programa taurino de Play Radio, y ya se sabe que en los toros se habla en tono solemne o con voz tronante entre la multitud.
El mejor torrezno de la galaxia
Al día siguiente, Pablo Rey, creador de la exitosa app Hatcook, el gestor de empresas de FREMAP, Diego Cortés Arancón y servidor, tuvimos que elegir el mejor entre ocho torreznos profesionales. Ganó la cocinera española de origen búlgaro Petya Ventsislavova, de la cafetería Bar Victoria (El Hogar), de San Leonardo de Yagüe. "Primero los meto en el horno con la corteza para arriba y después, una vez fríos, los pongo en aceite con la corteza para abajo, sujetándolos bien para que no se muevan, y con el fuego a tope durante quince minutos. Los voy moviendo y mirando y cuando están a punto, los saco, cuando ha subido la corteza", explicó a un público tan expectante como si fuera el día de la marmota. También dimos una mención de honor a Cristina Puebla, del teleclub de Fuentearmegil, población cercana a Navaleno cuyo restaurante La Lobita ya tiene una estrella Michelín. Dos razones más, aparte del paisaje y la amabilidad castellano-leonesa, para visitar aquella zona.
Por cierto que es el valenciano Javier Mariscal quien ha diseñado el símbolo de las conmemoración de la derrota –o victoria, según se mire- de Numancia, localidad que invita a todo el mundo a sumarse a la filosofía de “antes rota que doblada” que, en estos tiempos de arrodillamientos, nos convendría al menos recordar.