¿Recuerdas cuando decenas de personas se juntaban para tocar el cielo?

VALÈNCIA. Era allá por 2020 y decenas de personas podían juntarse en muy pocos metros cuadrados. Juntas, formaban una base sólida sobre la que hacer construcciones con ellas mismas. Ahora, desde hace un año, el contacto humano se ha pausado y las muixerangues no pueden ni siquiera ensayar. Por eso, de manera no pretendida pero sin duda agradecida, el Museu d’Etnologia se acerca a ellas más que nunca en la muestra Muixerangues al cel, a las que dedica una sala del centro de La Beneficència.

La exposición busca poner el valor, por una parte, la tradición mantenida por las muixerangues clásicas. Este grupo está formado por la Muixeranga de Algemesí, els Negrets de l'Alcúdia, la Mojiganga de Titaguas, los Dansants de Peníscola y el ball de Varetes de Forcall. En todas ellas se incide en los cuatro elementos que caracterizan estas agrupaciones tradicionales: la vertiente burlesca, la componente religiosa, y los elementos coreográficos y acrobáticos. De ellas se recogen su indumentaria completa y se muestran algunas fotos, además de exponer algunos de los episodios más característicos de cada una de ellas: cuando en 2009, La Mojiganga de Titaguas permitió bailar por primera vez un grupo de chicas, que hacen las mismas torres humanas y bailes, pero de forma totalmente separada; o cuando en Forcall se discutió si los veraneantes podían participar del ball de varetes, demuestra la importancia del baile como elemento de identidad del pueblo.

La exposición también se ocupa de exponer un trabajo que necesita de mecanismos de participación y estructuras organizativas, y a la vez de cohesión grupal y relaciones estrechas entre los miembros, para hacer torres seguras. Su importancia y relación con la religión, los cambios históricos, su enraizamiento a la identidad valenciana y la idiosincrasia de cada pueblo… Todo este trabajo, hecho pero no visibilizado, intenta poner de relieve la exposición: “La exposición busca, sobre todo, hacer visible un trabajo que no lo ha sido hasta ahora”, explicaba uno de sus comisarios.

Por otra parte, la muestra se completa con una catalogación de la todas las nuevas muixerangas, a las que acompaña una serie de audiovisuales. Más de la mitad de las formaciones actuales son nuevas, una explosión que desde L’Etno han destacado que “aunque es tal, no deja de ser recuperar aquello que se había perdido”. En este sentido, cabe destacar que el ball tradicional valenciano i las muixerangues llegaron a poder ser profesionales.

Fuera de la sala, Muixengues al cel está precedida por la escultura Al·legoría del artista Artur Heras, una composición que representa la torre muixaranguera desde una visión minimalista geométrica incluso industrial, combinada con el remate de una figura dinámica, más figurativa y barroca. Un ángel subido a una escalera intenta tocar el cielo, una obra de la que el propio Heras ha destacado el concepto de “equilibrio entre el pasado y el futuro”, en un ejercicio “necesario” de memoria. 

Además, L’Etno está preparando la edición de un libro monográfico que quiere ser “un libro de consulta” y una “referencia” sobre las muixerangues tradicionales, según adelantó el comisario Albert Costa. Tanto el diputado de Cultura Xavier Rius, como el director de L’Etno Francesc Tamarit, como el Presidente de la Federació Coordinadora de Muixerangues Enric Sorribes, destacaron el hecho de ser “un asunto pendiente” del museo poner en el centro de una exposiciones esta manifestación que en Algemesí ha llegado a ser Patrimonio Inmaterial de la UNESCO. “La exposición habla de las personas, no tanto de los objetos, porque en lo inmaterial, lo importante es la gente”, destacaba Tamarit.

Por su parte, Joan Bofarull ha querido destacar en qué momento se encuentran las muixerangues. La jornada de ayer fue para él “la culminación de un sueño” que demostró trayendo una libreta en la que, ya en 2004, diseñó una exposición sobre las muixerangues.