VALÈNCIA. Es un lugar común valorar la distancia que aporta el género fantástico para hablar de los problemas que nos rodean. La perspectiva sobre lo inmediato que, por situarnos en el futuro, en otro planeta o en la Fosa de las Marianas nos ayuda a comprender mejor aquello que nos afecta diariamente; en lo inmediato. Tomar distancia es parte del juego de la ficción y parte de su camino terapéutico que, más allá del arte, a veces también tiene su razón. Esa magia por la cual somos adictos a las historias y que nos permite deshelar los polos y enfrentarnos a lo que nos cuesta encarar de frente.
Restos del viento, el segundo largometraje de la mexicana Jimena Montemayor, le da la vuelta a ese calcetín. La directora y guionista nos muestra el drama de la muerte a partir de una distancia temporal para buena parte de los espectadores: la infancia. Una perspectiva poco transitada en el cine para hablar de la soledad, el alcoholismo, la resiliencia, la convivencia... Además de hacer una incursión maravillosa en la depresión de la madre, dos niños, chica y chico, de distintas edades, van a contemplar esta caída y van a tener reacciones diametralmente distintas.
Los tres personajes viven su particular relación ante la ausencia. El espectador entra y sale de cada una de ellas, contemplando las múltiples realidades ante lo que no se logra comprender. El drama es capaz de capturar las muchas intensidades en las emociones y domina su propio tempo. Una película sensible y contenida, pero una decidida vocación tanto en la dirección de arte como en la fotografía. La más experimentada María Secco acompaña con su foco empático a lo más relevante de Restos de viento: la dirección.
El trabajo de Montemayor abraza todos los aspectos de un film que combina fragilidad e intención a partes iguales. Más allá de la paciencia con algunas secuencias de la película, ésta contiene la inteligencia de una cineasta convencida de los personajes que ha escrito y tiene entre manos. Una cinta dominada en cada una de sus etapas y que a buen seguro competirá por estar entre lo mejor de la Sección Oficial de la 33ª edición del Festival Internacional de Cine Cinema Jove de València.