VALÈNCIA. Del 1 al 10 de abril, Ruzafa Fashion Week abre de nuevo las puertas de su local en la calle Burriana para acoger una nueva edición del Munich Mercat (todos los días de 10 a 21 h., y domingos de 11 a 21), y lo hace en un contexto muy especial: la celebración del décimo aniversario de su creación en la sede original del barrio de Ruzafa.
En 2012, dos emprendedores, Vicente Llorca y Cristina Ordozgoiti, vieron cómo de la noche a la mañana las tres empresas de moda para las que trabajaban entraban en concurso de acreedores y ellos se quedaban sin cobrar las comisiones de varios trabajos realizados. Fue entonces cuando decidieron aprovechar sus treinta años de experiencia en el sector y crear una pop-up pionera en València: El nombre de la iniciativa fue un juego de palabras buscado desde el principio, ya que "no se trataba de una Fashion Week al uso, pero sí se hacía en Ruzafa, estaba dedicada a la moda y duraba más o menos una semana".
"Eran momentos muy difíciles por aquella crisis de 2008, y pensamos que debíamos hacer algo divertido y transmitir ilusión, porque la moda es precisamente eso", recuerdan. "El público respondió muy bien y esta acogida nos animó a seguir buscando, aprendiendo y creciendo. En estos diez años hemos vivido un montón de experiencias, y aunque en cada nuevo evento sentimos los nervios de la primera vez, poco a poco fuimos aprendiendo a organizarlo todo de una manera más fluida". En 2018 se mudaron de Ruzafa a L'Eixample, pero solo un año y medio más tarde llegó el revés de la pandemia. "Había una incertidumbre general, pero conseguimos volver a abrir en un evento que fue además muy emotivo porque la gente volvió a responder, fue un reencuentro con clientes que nos habían seguido desde el principio y muchos nos decían que se alegraron al saber que volvíamos porque eso les hacia sentir que todo volvía a la normalidad".
En todo este tiempo, han vivido infinidad de anécdotas -como cuando los albañiles y pintores estuvieron trabajando toda la noche anterior al primer evento en la calle Burriana, mientras ellos colocaban las prendas-, han ampliado sus horizontes hacia las charlas, los concursos, las presentaciones literarias y toda clase de actos culturales, y han consolidado un 40% de clientela que permanece fiel desde los comienzos, si bien aseguran que no existe un "cliente tipo" porque el público que acude es muy diferente entre sí en lo que respecta a la edad, la procedencia o la condición económica. Todo ello sin olvidar su agradecimiento al equipo de profesionales que forma Ruzafa Fashion Week: "Algunos llevan muchísimo tiempo con nosotros. Otros, en cambio, tuvieron una presencia más pasajera y ahora están en otras cosas, pero siguen formando parte de la familia". Una familia que, desde el principio, ha estado formada mayoritariamente por mujeres, las cuales asumen hasta el 80% de las funciones de la pop-up.
"Es increíble que hayan pasado diez años... Nosotros tenemos la sensación de que todavía nos queda mucho por hacer y por aprender", reconoce Cristina. "De hecho, esa es una de las cosas que más nos gustan de este trabajo, cada vez que nos enfrentamos a un nuevo montaje es diferente y sigues ideando y pensando en cómo hacerlo para intentar mejorar el anterior. Siempre decimos que somos como los artistas, porque antes de abrir cada evento nos preguntamos si habrá alguien detrás del telón".