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'SERIES VINTAGE'

Silicon Valley: la serie sobre una startup que da nauseas a sus empleados

La serie sobre un grupo de informáticos de Silicon Valley satiriza el mundo de las start-ups, y deja en evidencia el velado sexismo y racismo del sector de la tecnología en EEUU

18/06/2016 - 

VALENCIA. Start-up, emprendedor, freemium, Family & Friends, club del unicornio... Quién hubiera dicho que con este vocabulario, habitual en las empresas tecnológicas, se pudiera hacer una serie. Después de tres temporadas de Silicon Valley, la serie de HBO sobre un grupo de tekkies del famoso valle en San Francisco, queda demostrado que el terreno está perfectamente abonado para la burla. Porque si hay un sector, líder en innovación, y por tanto, de actualidad, que además vive rodeado glamour pero también de humo y tontería, que, sin embargo, tiene un alto índice de fracaso, y en consecuencia las puñaladas y las decepciones están a la orden del día, es el mundo de las start-ups

Un ambiente idóneo para que guionistas con suficiente mala baba recopilen conflictos que conecten con algunas generaciones de hoy en día. Mike Judge, cocreador de la serie disponible en Movistar Plus, conoció de primera mano el entorno después de trabajar como programador en una de las empresas del valle de Santa Clara. Antes de que lanzase en los noventa junto a la MTV la rompedora y malhablada serie Beavis & Butthead, icono generacional de los jóvenes norteamericanos de la época, Judge pasó un tiempo respirando esos centros de trabajo. Una experiencia lo suficientemente traumática como para crear con conocimiento de causa esta sátira que ha ido mejorando a cada temporada.

Su protagonista es Richard (Thomas Middleditch), un programador que ha creado un revolucionario algoritmo de compresión de datos. Junto a sus mejores amigos, un grupo de chicos que nos recuerdan a los de The Big Bang Theory aunque menos histriónicos, montan su propia start-up y consiguen tiempo después el apoyo de algunos inversores. La aplicación Pied Piper, creada por Richard y desarrollada junto al resto, es el macguffin de la historia, la fórmula secreta que les lleva a todos de cabeza, el motor que pone en movimiento todas las tramas, gracias a las cuales somos testigos de las miserias de un mundo que se nos había vendido hasta ahora de color de rosa. O mejor dicho, del color del dinero. Incluso en casa de Mark Zuckerberg hay polvo debajo de la alfombra.

La fuerte competencia; los tiburones; los CEOs de estas compañías, los mayores hypes de todos los personajes; la sensación de estar en un mundo en perpetua burbuja, en un tobogán; el despilfarro; el pijerío; la velada discriminación de género y color; o la crueldad de estas empresas con sus asalariados. Todos estos asuntos se ven reflejados en esta comedia que, cuanto más negra se vuelve, más suculenta nos parece.

Un imperio levantado sin mujeres ni afroamericanos

Uno de los aspectos que llama la atención después de visionar tres temporadas es la escasez de personajes femeninos o afroamericanos, que se acentúa cuando se analiza el reflejo de los personajes que se dedican a las labores de programación en la serie. En la tercera temporada, por ejemplo, los dos únicos personajes del elenco fijo que son mujeres se dedican a las finanzas ¿Es porque las empresas tecnológicas son sexistas y racistas, o es el guionista el único responsable?

“Nunca he sentido tanto la diferencia de género que cuando empecé a cubrir las noticias sobre tecnología”, afirmaba Nellie Bowles, columnista del diario británico The Guardian, al escribir sobre la serie. La realidad es que en la verdadera Silicon Valley las mujeres tienen baja representación en estos centros de trabajo, según publican algunos estudios. Pese a que el 57% de la mano de obra en EEUU corresponde a mujeres, apenas un 25% de los ingenieros informáticos que trabajan en estas empresas es personal femenino. 

En el caso de los afroamericanos, la realidad es similar, y viene todavía más acentuada desde la Universidad. Las personas de color comprenden el 12% de la fuerza laboral en Estados Unidos, y sin embargo, aproximadamente el 6% de los licenciados en informática son afroamericanos. 

Desde la perspectiva de los espectadores de los paquetes de cable, las audiencias de este nicho tiene una relación directa con la presencia de personajes de color que se incluyen en cada título, como se comprueba en este ranking de series más vistas por el público afroamericano. Silicon Valley ocupa el puesto 61 de la lista y tiene tan solo un 13% de espectadores de color, mientras que los primeros títulos de este ranking llegan a recoger hasta un 71% de público afroamericano, como en el caso de la serie Power, una serie con un protagonista negro. 

El CEO de Starz, Chris Albrecht, cadena responsable de Power, afirmaba que hay un público que paga por estos canales de cable que “está marginada en el panorama de la televisión actual”.

“¿Deberíamos satirizar una cultura que no cumple con determinados equilibrios de género o raza? ¿O como responsables de la serie debemos retratarlo tal y como es? Mi impresión es que mostrándolo tal y como es, sacamos a la luz el tema y generamos el debate”, afirmaba Alec Berg, Productor Ejecutivo de Silicon Valley, en una entrevista en The Wall Street Journal.

Con esta información sobre la mesa, y conociendo ahora mejor la intencionalidad de sus creadores, la serie revitaliza su interés. "Las personas que realmente trabajan en este negocio dicen que la serie les provoca náuseas porque sienten como si estuvieran viendo su propia vida, y ésta es demasiado traumatizante", decía Berg. "En realidad es un gran elogio."


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