VALÈNCIA. “Trump me enseñó una gran lección. Cuánto más se obsesionen los medios de comunicación con esto, más aliados serán”. Las palabras de Steve Bannon durante una reunión grabada y emitida en el documental de Alison Klayman, Steve Bannon, el gran manipulador (The Brink), resume a la perfección la clave del éxito de la campaña electoral de uno de los presidentes de Estados Unidos más polémicos de su historia, pero también describe el desasosegante panorama actual que se dibuja en la relación entre los medios de comunicación (ávidos de espectadores, lectores y oyentes) y los partidos políticos.
Unos podrán ofrecer pormenorizadas ruedas de prensa, tendrán contacto directo con los periodistas casi a diario, abrirán las puertas de sus despachos para mostrar la máxima transparencia y darán constantes entrevistas con mensajes optimistas… Todo esto, que debería ser un signo de salud democrática, salta por los aires cuando el público, inconscientemente, se deja inocular por la carnaza y la bronca permanente. ¿Qué tenemos un nuevo punto caliente? Ahí que se va el omnipresente Ferreras (y detrás todos los demás), porque es ahí donde se quedará pegado el espectador, haciéndoles olvidar el resto de noticias. Da igual que estén cerrando cada vez más playas por el mal estado de las aguas, que acaben de inaugurar un carril bici en el barrio, que haya aparecido una patera rodeada de cadáveres a poco kilómetros de casa o que nuestros políticos estatales sean incapaces de formar gobiernos de coalición. Inés Arrimadas disfrazada de María Magdalena copa la conversación de todo país. ¿Qué defiende? Eso no importa. Lo crucial es que se ha erigido como una víctima política frente a los villanos multicolor. Mientras tanto, las noticias verdaderamente aterradoras, como que su partido gobernará con la ultraderecha en la Comunidad de Madrid (al igual que ya hace en Andalucía) no protagoniza los primeros segundos del telediario porque ha pasado a ser un tema de segundo plano. “La gente no quiere estar informada. La gente quiere sentirse informada”, dice el fundador de Fox News, Roger Ailes (Russell Crowe), en la nueva serie de ficción titulada The loudest voice (Movistar+), que les recomiendo seguir.
Cada vez es más obvio que existe una tendencia de determinados políticos (o partidos) que han entendido la potencia de empañar la actualidad con fórmulas de comunicación política al estilo Steve Bannon. Es imposible no relacionar ciertos episodios de Trump con la imagen de Inés Arrimadas enfrentándose a todo el colectivo LGTBI e interrumpiendo su fiesta con actitud chulesca. ¿Qué hacía ahí, si no quiso firmar los compromisos del Orgullo? Eso da igual, lo importante es que consiguió que todos los informativos abrieran con ella y la siguieran durante su particular vía crucis como víctima de un ultraje.
Ciudadanos, una y otra vez, consigue acaparar el foco en los medios, con constantes confrontaciones hacia cualquier tema polémico (ya sea Cataluña, ETA, el feminismo, LGTB, el valenciano como idioma, etc). No dudo que los veremos en alguna manifestación animalista, no sin antes darse una vuelta, como símbolo de apoyo, por una corrida de toros, para enfrentarse después a los que están en contra del maltrato animal por su “fascismo radical” pese a que ellos también decían estarlo (¿o era al revés? Sic). La obsesión de Toni Cantó con el valenciano; la de Albert Rivera con España (frente a Cataluña); las perlas sobre el feminismo; Venezuela… Enfado, enfado y más enfado… Vamos a estar todo el día enfadados... Y mientras, cobrando (claro) y sin avanzar en política mucho más que el reparto de cargos. Circo.
El primer mensaje del documental, en consecuencia, es aterrador: el método Trump-Bannon (o Bannon-Trump) funciona. Por fortuna, a medida que el documental avanza, vamos viendo las pegas al personaje. Steve Bannon ni es tan inteligente ni tiene tanto tirón. Es hombre, mayor, ha trabajado en Goldman Sachs (es decir, es persona de pocos escrúpulos), mira mucho su móvil, y habla como si fuera él el que dirigiera el mundo. Es decir, otro tarado, que en realidad está aprovechándose de esta nueva ola de popularidad y poco más. Así que lo que vemos es a un tipo viajando a gastos pagados mientras se dedica a hacer caja.
El antiguo asesor de Trump se recorre Europa dando conferencias mientras se entrevista con políticos como el ex líder del UKIP británico Nigel Farage; con el ministro del interior italiano, de extrema derecha, Matteo Salvini, entre otros figuras. Bannon intenta, sin éxito, organizar un movimiento de ultraderecha unido, pero tras meses y meses de reuniones, no llega a absolutamente nada. No importa. Eso sí, a bien seguro se habrá llevado un buen pico por las conferencias.
El libre periodismo como esperanza
Lo más alentador del documento es la escena rodada en Venecia en la que Bannon es entrevistado por un periodista británico del diario The Guardian, que desde aquí subo hasta los altares y doy gracias por su valentía, convirtiéndose así en el héroe del relato. Si nos dejan, la inteligencia con coraje puede ganar, así que no dejen de intentarlo. “Rage, rage against the dying of the light” (“Enfurécete contra la muerte de la luz”), escribió el poeta, que lamentablemente al final se rindió, Dylan Thomas.
Les resumo la magnífica escena del documental. El periodista entrevista a Bannon y a Giorgia Meloni, del partido postfascista Hermanos de Italia. A continuación les trascribo el diálogo:
- Periodista: (A ella) Giorgia, dijo que su partido no era neofascista... (A él) Steve, cuando me dijo que conocería a Giorgia, describió a Hermanos de Italia como un partido neofascista.
- Bannon: No lo creo.
- Periodista: Lo hizo, dos veces.
- Bannnon: No lo hice.
- Periodista: Me pregunto quién tiene razón. ¿Es un partido neofascista o no?
- Bannon: (silencio)
Agradecer a The Guardian el ser capaz de desmontar tan rápido a los entrevistados. Un hombre corriente, sumamente educado y que no le tiembla el pulso, deja si palabras al “gran hombre” de la política norteamericana. La escena posee una fuerza brutal.
“Espero que la película aliente a las personas a reconocer que esta es una amenaza real en todo el mundo”, respondió a los medios la documentalista Alison Klayman tras su estreno en el Festival de Sundance. La autora tiene mucha razón. Estamos en peligro si bajamos la guardia. Así que hagan el favor de no dejarse manipular con tanta facilidad. Recuerden el tiempo invertido por sus padres en educarlos para ser personas preparadas, por conocer nuestra historia y la del resto del mundo, los errores cometidos, las barbaridades... Hagan el favor: apaguen la tele, lean mucha prensa y piensen por sí mismos.