LA NUEVA PRODUCCIÓN DEL IVC SE PREPARA PARA SALIR A ESCENA

Teatro 'de clase' para que todo explote

Carla Chillida dirige una compleja obra que cuestiona conceptos como la clase obrera, la explotación o la lucha de clases

15/03/2019 - 

VALÈNCIA. Se ve que muchos estudiantes de la Facultad de Economía no saben ni siquiera de qué habla El Capital de Karl Marx. Con el tema de la modernidad, ya se sabe que la lucha de clases ha quedado únicamente para las clases de historia. Molesta ver como el capitalismo se ha apropiado de las reinvindicaciones sociales. Todos estos temas se hablan en los corrillos que estos días forman equipo técnico y artístico en el Teatro Rialto. Están haciendo los últimos remates y ensayando Tot explota, la nueva producción del Institut Valencià de Cultura, que se estrenará el próximo 22 de marzo. El texto de Pepe Ruiz ha madurado compartiendo dramaturgia con Carla Chillida y Elías Taño, y bajo la dirección de esta. También forman la propuesta Margarida Mateos, ayudante de dirección, la escenografía de Jrisa Lialia y la música de Eugeni Serra.

La obra propone una visión crítica de la evolución perceptiva que ha sufrido la clase obrera, cuestionando los conceptos más básicos del vocabulario revolucionario: clase media, empresario, trabajador, producción, explotación… Todo está por repensar en un nuevo paradigma post-crisis. No hay personajes que guíen una historia, a excepción de un Karl Marx interpretado por Juan Mandli, que funciona como eje y motor de ese repaso por la historia de la lucha de clases que no busca tanto enseñar como preguntar. "Tot explota es un espectáculo que analiza la situación de nuestra clase trabajadora en la actualidad y se hace muchas preguntas sobre las causas de la pérdida de identidad de clase", cuenta la propia Chillida. Y añade: "Tiene una parte didáctica y argumentativa de cómo funciona la sociedad capitalista en la cual vivimos, a través del estudio de Karl Marx, que intelectualiza las problemáticas que exponen el resto de personajes, desde situaciones que nos son bastante próximas. Es una obra que cuestiona las relaciones de poder, hace una crítica al sistema en el que vivimos, el cual es amo absoluto de nuestra forma de vivir, pero también hace una autocrítica desde la misma clase trabajadora, europea, acomodada y desmovilizada. Incluso cuestionando al mismo Marx, como icóno, sin quitarle la importancia que tiene dentro del movimiento obrero".

Durante el montaje, se cuestiona a partir de los procesos más básicos del trabajo si tiene sentido la lucha de clases o se ha llegado al fin de las ideologías, así que la crítica comprenderá desde el neoliberalismo radical hasta la izquierda reflejada en la clase media aspiracional. En este último sentido, hay una extensa reflexión sobre cómo la sociedad de clases ha evolucionado en una especie de lucha endogámica entre diferentes minorías, que acaban construyendo una marea machista, racista y clasista. "La cuestión de clase nos atraviesa inevitablemente, en una sociedad terriblemente clasista, donde continua vigente, aunque nos suene a conceptos antiguos, la lucha de clases de la que hablaba Karl Marx. La clase trabajadora hace mucho tiempo que está perdiendo esta batalla contra la clase dominante, y la victoria más grande de los vencedores es habernos desposeído de nuestra propia consciencia de clase", argumenta la directora.

Los roles serán representados por Joana Alfonso, Pau Blanco, Manuel Climent i Canchal, Claudi Ferrer, Isabel Martí, Arantxa Pastor i Thimbo Samb, que serán los encargados de poner en escena algunos estereotipos como la revolucionaria clásica, el empresario, el precario, la trabajadora de clase media aspiracional, el vendedor del top manta… Un collage que intenta mostrar la pluralidad de la población activa y cómo asumen y gestionan el mismo conflictos desde aristas diferentes.

Además, se también se habla de cómo la sociedad de consumo acaba asumiendo las propias luchas, y entonces se compran camisetas con mensajes feministas a grandes multinacionales y, después del 15M, la publicidad incluye en sus eslóganes la palabra revolución y la idea de empoderamiento, algo que la teoría socialista rechaza frontalmente. "Creo que todas las luchas identitarias estan atravesadas por la cuestión de clase, pero el capitalismo acostumbra, desde hace tiempo, a instrumentalizar estas luchas, robándole el concepto de identidad, depolitizándolas y conviertiéndolas en nichos de mercado", cuenta Chillida.

Una escenografía para profundizar la lección

Un elemento importante para el montaje que se pondrá en marcha la semana que viene es la escenografía de Jrisa Lialia que consiste en tres andamios que sobre los que se construye la idea de ese progreso que ciega a la clase obrera y acabará materializado en el chalet que intentarán montarse los protagonistas. Sobre los andamios, se proyectarán algunos audiovisuales creados expresamente por el artista Elías Taño. "El trabajo es muy parco en colores, en blanco y negro. Y el discurso gráfico busca tanto apoyar los debates que los personajes cuentan, como cuestionar lo que están diciendo, creando un diálogo con el texto de Pepe Ruiz y con la dirección de Carla Chillida", cuenta el propio Taño, que además opina que "el espacio escénico es un lugar más en el que cabe la ilustración demostrando así que puede seguir manteniendo su fuerza narrativa".

Más allá de la obra, que se mantendrá en cartelera hasta el 7 de abril, y dentro del programa Habitem el Café Rialto, se han programado varias actividades paralelas que acompañarán al montaje. Los martes del 26 de marzo y el 2 de abril tendrá lugar un recital de poesía, el 27 de marzo, Isaac Rosa y Miguel Echevarría Mikko llevarán un encuentro bajo el título Precarilandia, y el 3 de abril periodistas y líderes sindicales debatirán bajo la pregunta ¿Existe la lucha de clases en el siglo XXI?. Finalmente, se han programado los viernes 22 y 29 de marzo y 5 abril conciertos en pequeño formato de Tesa, Pau Alabajos y Pepe Ruiz, en sus respectivas fechas. La exposición seleccionada para llenar las paredes y la cafetería del Rialto será el trabajo del propio Elías Taño.

 

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