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Tutticonfetti: “Hay una sobresaturación de productos ilustrados, en algún momento esa burbuja va a explotar”

6/05/2018 - 

VALÈNCIA. En la legendaria Qualsevol nit pot sortir el sol, Jaume Sisa realiza un homenaje al imaginario colectivo infantil por el que desfilan las figuras más míticas de la cultura popular. Un derroche de referentes e iconos quizás solamente comparables al que se congrega en el universo Tutticonfetti, marca que ha logrado hacerse un hueco propio en el mercado gracias a sus personajes de trazos sencillos, presentados en una gama de colores limitada y situados siempre, siempre, siempre de perfil. Individuos que se embarcan en situaciones disparatadas o que transmiten la ternura de la cotidianeidad con una sencillez muy trabajada.

Viendo lo prolífico de su producción, cualquiera diría que detrás de este proyecto hay toda una infraestructural empresarial, pero, en realidad, el alma y ejecutora de Tutticonfetti es Marta Colomer, una licenciada en Diseño Gráfico y Publicidad que acabó enamorándose de la ilustración. Nacida en Dénia y actualmente afincada en Valencia, desde que creó en 2012 su marca, Colomer ha ilustrado todo tipo de productos para compañías como Euromoda, Nocilla, Miquel Rius, Clipper, Farmamundi o Fournier. Desde libretas a extintores, si existe, es probable que lleve el sello de Tutticonfetti. También ha trabajado con editoriales como Planeta o Reclam y ha colaborado en Horchata Magazine, Mooi o Kireei, entre otras publicaciones. Hace apenas unos días vio la luz el libro It's Only Rock and Roll (Lunwerg), un repaso ilustrado a las figuras más relevantes de la historia del rock en el que la periodista Susana Monteagudo se ocupa de los textos y Colomer de la parte visual.

-Tutticonfetti posee una estética muy concreta, muy delimitada. ¿Tener un estilo tan específico puede convertirse también en un corsé o te sientes cómoda habitando tu marca?
-Normalmente me siento cómoda, pero al tener un diseño tan marcado es cierto que a veces me agobio un poco. En esos momentos me da la sensación de que todo es igual y me entran ganas de enviar el proyecto a hacer puñetas y empezar a crear cosas nuevas. Pero en seguida me doy cuenta de que la gente no convive tanto con la imagen de la marca como yo, que la veo todos los días a todas horas. En cualquier caso, desde que empezó la marca sí he visto que ha habido una evolución, no en los colores, pero sí en los trazos. Y creo que tiene que seguir evolucionando. Además, considero que es algo positivo que alguien vea una imagen y sepa identificar que es mía.

-Trabajas mucho ilustrando productos de otras marcas, ¿resulta sencillo conjugar tu visión creativa con sus objetivos como empresa?
-Cada vez es más fácil ya que, desde hace un tiempo, los clientes acuden a mí porque conocen mi línea y quieren algo similar a lo que yo suelo hacer. Al principio, cuando eres menos conocido, los clientes te lo quieren cambiar todo y acabas preguntándote por qué han recurrido a ti si no les interesa tu estilo, sino que quieren que imites el de otro artista. Lo bueno es que cuando trabajo con marcas grandes suelo estar en contacto esencialmente con el director de arte, que sabe lo que hace, mientras que quizás el dueño de la empresa querría modificarlo todo…

-En alguna entrevista anterior has comentado que Tutticonfetti nació de la crisis y del desempleo. Ahora que nos prometen que ya han pasado los peores años para la economía, ¿cómo ves el panorama del diseño gráfico y la ilustración?
-A ver, creo que la ilustración está de moda y que va hacia adelante. Antes, cuando alguien decía que era ilustrador, pensabas que sólo podría trabajar haciendo libros de texto o volúmenes infantiles, quizás algo de prensa… En cambio, ahora la ilustración está en todas partes: en publicidad, en packaging...Hay un campo muy amplio y una cantidad enorme de artistas desarrollando sus ideas. Sinceramente, pienso que en la actualidad hay una sobresaturación de productos ilustrados. Algún día esa burbuja explotará y sólo quedarán unos cuantos. De hecho, es algo que ya estoy viendo, somos muchos y hay que estar batallando para lograr mayor visibilidad comercial.

-Sueles definir tus ilustraciones como ‘complejamente simples’. ¿A qué te refieres con esto?
-Cuando ilustro, siempre intento transmitir algo que vaya más allá de lo que estás viendo en el dibujo, contar una historia que traspase los trazos, pero de una forma sencilla. Por eso creo que mi obra es complejamente simple

-Parte de tu fama llegó gracias a las ilustraciones personalizadas. Parece que en un mundo en el que hay tantísima oferta de todo, ansiamos opciones que resulten tan únicas, individuales y exclusivas como sea posible… 
-La gente ahora tiene de todo, por eso, buscan algo que no vaya a tener nadie más. De igual modo, a la hora de regalar piensas en qué puedes darle a esa persona que no posea ya. Por eso creo que recurren a este tipo de trabajos. Yo he dejado de hacerlas porque me chupaban mucha energía, me quitaban muchísimo tiempo que prefería emplear en otros proyectos. No tenía planeado empezar a hacer ilustraciones personalizadas, fue algo que surgió de forma espontánea porque la gente me lo pedía, lo que sí sigo haciendo son personajes.

-De hecho, otra de tus señas de identidad son precisamente los retratos de grandes referentes culturales o históricos.
-Sí, a mí me gusta mucho el cine, el teatro y la literatura. Supongo que acabo haciendo ilustraciones que a mí me gustaría ver. No elijo a cualquier personaje, sino a aquellos que me resultan importantes por algún motivo o que significan algo especial para mí. Hay gente que luego me pregunta quiénes son, porque quizás no sean las figuras más conocidas, pero son las mías. Eso sí, cuanto más me gusta un personaje, más difícil me resulta dibujarlo, en parte porque sé mucho sobre él, quizás demasiado. Por ejemplo, Leonard Cohen me costó muchísimo y de hecho no sé si estoy contenta con el resultado al cien por cien, siento que se queda cortísimo.

-Además de Cohen, ¿qué otros referentes tienes, en quién sueles inspirarte?
-Me gusta mucho la música folk americana y el cine independiente.

-Las redes sociales te han permitido darte a conocer y lograr el éxito en unos pocos años, pero también suponen un reto a la hora de gestionar cuestiones como el uso de tus imágenes sin permiso. ¿Cómo vives esta situación?
-Al principio lo llevaba fatal, pero ahora te juro que me da igual. Antes me hacía mala sangre, perdía mucho tiempo mandando mails y burofax…Y al final recibía como mucho una mala contestación. Hay ayuntamientos que usan mis ilustraciones para anunciar actividades municipales…Que hagan lo que quieran. Por ejemplo, en AliExpress hay cortinas de baño con plagios de mis dibujos y están chulísimas, estuve a punto de comprarme unas…jajaja. Las vi y pensé, oye pues son bonitas. ¿Qué voy a hacer?

-Los personajes de tus ilustraciones tienen un punto naíf pero tu objetivo no es realizar creaciones infantiles…
-De hecho, creo que a los niños les gustan menos que a los adultos. Cuando he estado exponiendo en algún mercado he visto cómo han pasado los padres con sus hijos y los que han querido pararse a mirar los productos han sido los adultos, mientras que los pequeños se quedaban mirando al vacío. El padre quiere que el niño pida que le compren algo porque en realidad desea tenerlo él. Supongo que se debe a que mis dibujos tienen más de diseño gráfico que de ilustración.

-Acabas de publicar, junto a Susana Monteagudo, el libro It's Only Rock and Roll. ¿Cómo surge este proyecto?
-Dicen que en Estados Unidos las grandes ideas nacen en los garajes y creo que en España nacen en los bares. Suelo quedar una vez a la semana con un grupo de amigas a tomar cañas y a través de ellas conocí a Susana. Un día me propuso este libro, me pareció fabuloso y nos pusimos a buscar editorial. En principio iba a ser un volumen de 48 páginas, pero ha acabado teniendo unas 190. Elegimos empezar por la música rock, pero también podríamos haber optado por otro género, está todo abierto…Quizás podemos seguir con el pop, por ejemplo.

-¿Y qué pueden encontrar en él los lectores?
-Pues además de abordar las trayectorias de los distintos artistas, se analizan también las distintas etapas de la historia del rock, su contexto cultural e influencias principales. Además, en cada capítulo hay una sección de recomendaciones musicales, una especie de playlist ideal de cada época del rock.

-Seleccionar a unas cuantas estrellas de toda la historia del rock and roll no debe de haber sido sencillo. ¿Qué criterios seguisteis a la hora de decidir quién era entraba y quién era descartado?
-Fue complicado, a mí la mayoría me parecían imprescindibles, pero Susana insistía en que no podíamos incluirlos a todos. Se trata de un género tan amplio…Finalmente creo hemos logrado un compendio muy rico y variado. Contamos con artistas tan diferentes como P. J. Harvey, Janis Joplin, Chuck Berry, Elvis Presley o Lesley Gore. Pero también hay gente brillante que se ha quedado fuera, es una pena…

-¿Te has quedado con alguna espinita?
-Sí, Cindy Lauper no está y para mí ha sido duro renunciar a ella.

-Vivimos en una edad dorada de los libros ilustrados precisamente en un momento en el que se supone que las publicaciones en papel están en crisis.
-Justo porque el papel está en crisis, la gente lo que más desea consumir es un libro que no sea sólo letra, que le vaya a aportar algo más. Se valora mucho el libro como objeto, que lo abras y sea un regalo. Queremos algo que sea distinto y especial, igual que sucede con las ilustraciones personalizadas de las que hablábamos antes.

-A menudo, los ilustradores, como muchos otros trabajadores del ámbito artístico y creativo, se ven obligados a batallar para obtener una remuneración digna. ¿Ha sido tu caso?
-Sí, totalmente. Desde fuera parece que sea una mezcla entre hobbie y trabajo, te dicen, “pero si tú te lo pasas bien haciéndolo”, “si a ti no te cuesta nada”. Es complicado asentarse como profesional y conseguir que te paguen lo que tú crees que vales.

-¿Hacia dónde te gustaría enfocar tu carrera a partir de ahora?
-No lo tengo muy claro, sigo evolucionando y una nunca sabe en qué dirección le va a llevar la vida. Pero creo que quiero dejar de hacer ilustraciones para productos, porque al final es una lucha: nunca queda como tú quieres, nunca tiene los acabados que tú querrías. Al final el cliente es el que manda y fabrica como mejor le parece, tú solamente eres una pieza más de su empresa y, cuando te quemes, te va a decir adiós. Ahora estoy trabajando mucho en publicidad y de momento es lo que más me gusta.

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