El entrelazado de los hilos y la ruta comercial y cultural que recorría la seda conforma este diseño gráfico
VALENCIA. La Agència Valenciana de Turisme (AVT) continúa su apuesta por dotar de entidad a Valencia en su capitalidad dentro de la Ruta de la Seda, proyecto de la UNESCO. Esta join venture internacional entre lo diplomático, lo institucional y lo comercial y que une a través de distintos agentes países tan distantes como China, Irán, Turquía, Omán o España, entre otros, pone en valor la centenaria ruta que conectó Xian y Valencia para cambiando la fisonomía de ciudades y sociedades. La ruta que unió sin descanso a 'las partes' desde los siglos XV y hasta el XVIII, ahora contará para su sede en la Comunitat Valenciana con una marca propia diseñada por Juan Martínez.
El trabajo para la imagen gráfica aúna tradición, artesanía, industria y "carácter valenciano". Con estos hilos, el estudio Martínez Branding ha hilvanado un
El estilo tipográfico recuerda, de hecho, a la Lonja de la Seda, el Colegio del Arte Mayor y hasta la inscripción que se sitúa a la entrada de Les Corts Valencianes, todas ellas muy marcadas por la presencia de tipos del siglo Siglo XVI. Martínez asegura que con la marca lo que se pretende es "transmitir la unión de tres elementos: la conexión entre Oriente y Occidente y sus consecuencias culturales y económicas, simbolizar lo que esta industria supuso para los edificios más emblemáticos y, por último, destacar su vigencia como ruta turística".
Esa ruta -a la que el propio diseño gráfico hace alusión con el punteado-, conectará para vecinos y turistas la Lonja, el Mercat Central, el Colegio del Arte Mayor y el Museo Garín de Moncada. Precisamente, esta industria que se mantiene intacta desde el Siglo XVIII, ha sido uno de los espacios fundamentales de inspiración para Martínez según ha reconocido a Valencia Plaza. Allí tuvo ocasión de "fotografiar, tocar y empaparme de un proceso productivo todavía vigente y que se mantiene intacto desde hace, en el caso de los Garín, siete generaciones".
El proceso de investigación parte de una base histórica con cifras abrumadoras: Valencia 'ya fue' capital de la seda por méritos industriales. Contaba con 3.000 talleres y solo esta economía llegó a dar trabajo a un mismo tiempo hasta a 40.000 personas. La cifra es tan relevante que los historiadores consideran que en el siglo XIV la producción de seda era la principal actividad industrial. Un hecho cultural, una ocupación creativa y que contaminó de diseño e ideas propias al resto del mundo, con sede en el barrio de Vellluters (el barrio de los que trabajaban el vellut -terciopelo- en valenciano). A la industria le servía el cultivo de moreras, la cría de gusanos y otros oficios fundamentales para aceptar la eclosión de esta industria durante los siguientes siglos, siendo una de las principales razones exportadoras desde la Península Ibérica a Europa, Asia y, finalmente, Estados Unidos.
De todo lo producido y el bagaje de exploración en las fuentes, Martínez ha destacado tres elementos gráficos transversales a estas épocas: "pájaros, cestos y flores". De una variante de esta última idea iconográfica, el diseñador valenciano ha extraído "la flor de la granada". Esa representación que ya se sigue dejando ver en buena parte de los vestidos de fallera de seda (tales como corpiños o faldas), ha servido en su recorrido gráfico para representar también ese sentido de ruta que a buen seguro dará juego en las numerosas aplicaciones que se estiman para la marca. De hecho, el propio Martínez ya avanzó en la presentación todo tipo de soluciones para merchandising o papelería, entre otros. Además, la marca convivirá con su versión en inglés y las realidades institucionales con los logotipos de la Generalitat Valenciana y la propia AVT.
Martínez, que no ha ocultado que el proceso de trabajo ha sido "emocionante, por poder conocer a fondo la historia de un elemento que cambió la forma y el devenir de mi ciudad", también pone en valor todo lo recuperado como vinculado y vinculable a las fallas. La investigación realizada por el creador del Cabanyal ha contado también con la reciente reapertura del Colegio Mayor de la Seda como otra de sus bases de recuperación de iconos y diseños. Además de la ya citada fábrica de la familia Garín, otra de las bases de absorción de información gráfica y contextual para el proceso de la creación de la marca ha sido la colección de la indumentarista María Victoria Liceras.