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Una nueva metodología permite diferenciar fragmentos cerámicos íbero-romanos de los púnicos

19/10/2020 - 

VALÈNCIA (EP). Un equipo multidisciplinar de la Universitat de València (UV) y el Museo Arqueológico de Sagunt ha utilizado una nueva metodología para conocer el origen de un conjunto cerámico de ánforas de esta localidad valenciana y diferenciar su origen íbero-romano o púnico. Esta herramienta suma análisis químicos y físicos a las técnicas clásicas de reconocimiento y permitirá clasificar con mayor facilidad los hallazgos arqueológicos.

El reconocimiento de los diversos tipos de ánforas desde el punto de vista morfológico se utiliza habitualmente como herramienta para conocer su procedencia y, en consecuencia, las rutas comerciales de la antigüedad. No obstante, esta metodología no siempre permite conocer el origen, por lo que se completa con análisis mineralógicos y químicos que permiten conocer aspectos clave como el proceso de elaboración, taller y materias primas utilizadas.

En el análisis de piezas de Sagunt, un emporio comercial de la antigüedad en contacto con el resto del Mediterráneo hace 25 siglos, especialistas de la UV procedentes de los departamentos de Prehistoria y Química Analítica y el Instituto de Ciencia de los Materiales (ICMUV) combinaron varios tipos de análisis químicos y físicos para adscribir los fragmentos.

El equipo analizó las características de 20 piezas de origen conocido (íbero-romanas, púnicas, adriáticas, de Campania, Marsella y Tarragona) para averiguar el de otras 27 de difícil adscripción. Utilizaron un conjunto de técnicas analíticas que necesitan menos de un gramo de muestra, con lo que el estudio fue mínimamente invasivo y permitió trabajar sobre fragmentos de tamaño muy pequeño.

Este trabajo establece las bases metodológicas para determinar el tipo y procedencia de fragmentos cerámicos que con los métodos de clasificación clásicos son imposibles de identificar, algo que constituye uno de los obstáculos más importantes. Ayuda a obtener datos más exhaustivos en un yacimiento o área de estudio sobre el intercambio o el comercio y la manufacturación de los objetos cerámicos y lo que contenían, apunta el investigador Gianni Gallello, coordinador de la unidad multidisciplinar ArchaeChemis.

Clodoaldo Roldán, investigador del ICMUV, combinó cuatro técnicas analíticas distintas clave para identificar los fragmentos desconocidos. La espectrometría de masas, utilizada para la determinación de matrices orgánicas, combinada con un equipo de rayos X portátil (técnica no destructiva) facilitó la identificación de elementos químicos mayoritarios y trazas de otros y la procedencia de las materias primas empleadas.

Paralelamente, el infrarrojo cercano y la voltamperometría, técnicas analíticas para estudiar procesos de oxidación y reducción, aportaron información relevante sobre el proceso de manufactura de las ánforas a partir de la identificación espectroscópica de compuestos relacionados con las temperaturas de cocción. Fue posible gracias a la contribución de dos especialistas del departamento de Química Analítica: Salvador Garrigues para los análisis de infrarrojos y Antonio Doménec para los de voltamperometría.

En los últimos años, el uso de tierras raras en arqueología ha ido tomando fuerza al ser marcadores de fuentes de materias primas. Estos elementos tuvieron un papel clave en la determinación de la procedencia de los fragmentos de Sagunt, comenta Agustín Pastor, investigador del departamento de Química Analítica. También colaboró Emilia Hernández, directora del Museo Arqueológico de Sagunt, al permitir el acceso a los fragmentos de la colección de ánforas, y Mirco Ramacciotti, investigador predoctoral de ArchaeChemis.

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