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València muy dark: los riesgos de la ciudad mediterránea ante los comercios fantasma

¿Hipocondría urbana ante la aparición de nuevos comercios con las puertas cerradas o simple evolución sobre el plano?

4/12/2021 - 

VALÈNCIA. Con cada impacto que resuena sobre el callejero de la ciudad corremos el riesgo de: a) dejarnos llevar por cierta hipocondría que hace temer lo peor para el futuro de la ciudad tal como las conocemos, b) una sobreactuación que confiere a las nuevas tipologías urbanas un carácter finalista, como si las ciudades no fueran otra cosa que una tensión continuada entre fuerzas. Puede que también quepa una opción c) afecciones comerciales que de verdad trastocan los entornos donde vivimos y afectan a su calidad como lugares compartidos.

Algo de esto viene sucediendo desde que al lado de casa aparecen cocinas y supermercados que en realidad abren para cerrar. Cocinas fantasmas, supermercados fantasmas. Trasuntos mercantiles cuya generalización desconcierta porque no se atiene a dinámicas habituales. Son como una representación física de la masa algorítmica. 

Hace solos unos días el geógrafo Josep Vicent Boira, lord del Corredor, se refería -en La Vanguardia- a esa fuerza como “mecanismos de producción de la ciudad se ocultan”. Una alteración del propósito de la urbe: “La ciudad del tiempo sustituye así a la ciudad del espacio. Y lo más relevante de este proceso es la ocultación y el camuflaje (...) El espacio público es devorado por el tiempo privado que tarda en llegar a tu casa el producto solicitado”.

¿Es una hipocondría urbana ante la aparición de nuevos comercios con las puertas cerradas o una simple evolución sobre el plano? 

Al lío. Tratemos de abrir esta puerta cerrada que impone una subciudad reticente a que la veas. “La característica más relevante de la ciudad mediterránea es su plurifuncionalidad, es decir, la convivencia de diferentes usos y funciones en un tejido denso y consolidado”, introduce Jorge Gil, cofundador de Hadit, especialistas en arquitectura y urbanismo. “Esta plurifuncionalidad sólo es posible si los edificios participan de ella, o bien especializándose, o bien albergando diferentes usos en su interior: viviendas en las plantas altas y locales comerciales, oficinas y equipamientos públicos en las plantas bajas y entreplantas. Si los locales en planta baja se convierten en espacios que niegan la relación con el espacio público, que no permiten la interacción directa de los ciudadanos en ellos y acaban siendo meros contenedores de actividades ‘ocultas’ a la calle y ajenas a barrios, estos se irán simplificando a nivel funcional y se perderá la cohesión social que caracteriza a nuestro modelo de ciudad”.

Foto: KIKE TABERNER.

Haciendo la comparativa con modelos más convencionales, Maria Donnini y Maria Grifo de Piano Piano consideran que “la arquitectura a cota cero más interesante es aquella que se mueve entre el límite difuso entre el dentro y fuera, en lo ambiguo entre el edificio y la ciudad. Es una lástima -añaden- que los bajos comerciales se cierren totalmente a esa vida de cuidado y de encuentro. Estos no deberían ser un telón cerrado y, desde luego este tipo de negocios, no ayudan a crear una ciudad habitable”. 

La profesora titular del Departamento de Proyectos Arquitectónicos de la UPV, Débora Domingo, introduce una nueva variable a la discusión: la regulación rezagada. “Si estas actividades son legales, pueden perfectamente convivir con otros usos, porque se garantiza el cumplimiento de la normativa vigente y no suponen molestias”, advierte. “Es más, dentro del ámbito de la legalidad, estas actividades podrían ayudar a hibridar algunos tejidos urbanos, solucionando así problemas de mono-funcionalidad y revitalizando el mercado. El problema es que estas actividades son generalmente ilegales (no cuentan con las preceptivas licencias de actividad) y por lo tanto, suelen incumplir las regulaciones sanitarias, los horarios de actividad, las medidas de aislamiento acústico… provocando en consecuencia una degradación de la convivencia con su entorno”. Debería reflexionarse, opina, “sobre la gestión que se acomete para solicitar licencias de actividad. El comercio de hace 50 años ya no existe, pero el de hace cinco años ya está transformándose. Cada vez son más frecuentes las actividades comerciales que pueden darse en espacios no tipificados –espacios genéricos– y la regulación debe ir adaptándose a este nuevo panorama”.

Sobre si la ciudad es el suelo idóneo para que arraiguen, Jorge Gil conviene que “habría que considerarlas como actividades logísticas y, por tanto, incompatibles con el uso residencial, debiendo ubicarse necesariamente, en suelos industriales o terciarios, con un resultado disuasorio. Precisamos acciones ‘pro’ sostenibilidad, no ‘contra’”.

Foto: EUROPA PRESS.

Al igual que sucedió con los apartamentos turísticos o la aparición de vehículos de alquiler en la vía pública, los comercios fantasma dispuestos para el reparto hasta casa suelen concurrir mucho más veloces que la capacidad de reacción de la ciudad.  Por ello, Donnini y Grifo advierten de la importancia de “una regularización inmediata y estricta: anticiparse desde la administración a su proliferación y atar todos los posibles aspectos burocráticos y de inspección para detectarlos en el caso que surjan de manera clandestina. Parece que un buen aspecto a tener en cuenta sería primar el que aparezcan en ratios muy bajas respecto a la población y en el caso de las dark kitchen, además, puesto que generan dudas sobre si son actividades industriales o de restauración, a nivel normativo debería hacerse más hincapié en las molestias directas de ruido y olores que suponen sobre los vecinos. Parece importante también el limitar el tamaño de estos locales para evitar que acaparen mucha parte de la ciudad ya que, a mayor tamaño, mayor molestia, mayor opacidad y menor espacio para que otro tipo de negocios tengan cabida”.

Muchas veces la ciudad mediterránea se asemeja a la dieta homónima: un mito más proferido que practicado. Nos estamos dando un atracón de algo poco parecido a una urbe. Está por llegar el momento de la digestión. 

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