Una exposición de más de 400 piezas recorre la turbulenta trayectoria del artista valenciano
VALÈNCIA. El diseñador valenciano Francis Montesinos lleva medio siglo dedicando su vida a la moda. Ha bebido de muchas épocas, desde el tardío movimiento hippie en los 70, hasta la Movida Madrileña en los 80. Afirma que cada periodo aporta una ola de influencias a la moda que dura una década, y que la siguiente está totalmente determinada por la anterior. Su pasión por el diseño le viene desde pequeño. Pasó su infancia en la calle Caballeros, en el Barrio del Carmen. Por aquel entonces corrían los años 50, y lo que hoy es el casco antiguo estaba plagado de pequeños negocios, de esos de toda la vida: modisterías, costurerías, pantalonerías, sombrererías... Francis se empapó de todo aquello, y desde niño ya apuntaba maneras. Cuenta que las amigas de su madre solían decir que cuando creciera sería un artista. Y es que esa pasión tan arraigada por el diseño no solo le viene de su barrio (que indudablemente le otorgó su enraizamiento con la identidad valenciana), sino también, y especialmente, de su madre.
De hecho, es de ella de quien Francis hereda su apellido. En la década de los 50 regentaba Batallón, la mítica tienda valenciana de manualidades. Aquello permitió que el artista creciera rodeado de elementos muy relacionados el mundo del diseño: cartulinas de colores, papel pinocho, botones... y un largo etcétera de materiales que acabaron conformando a la persona que es hoy.
El MuVIM ha querido marcar su reapertura con todo esto. Durante la mañana del jueves ha tenido lugar la presentación de 50 aniversari: València, seda i foc, una exposición que recorre esos últimos cincuenta años de la vida de Francis Montesinos, y que se centra de igual modo en su obra y en su vida, pues desvincular ambas habría resultado imposible. A lo largo de cuatro secciones, la muestra presenta un trabajo que ha conllevado muchísimo esfuerzo, según ha explicado Amador Griñó, jefe de exposiciones del MuVIM. “Es la primera exposición de moda que hacemos desde hace muchos años. Reabrir con esto es todo un honor”, ha explicado. A la presentación también han acudido el comisario de la muestra y amigo de Montesinos, José Vicente Plaza.
Amador Griño, quien ha contado que Montesinos es un referente para él y que “de pequeño le robaba las pesetas a su padre para comprarse sus prendas”, ha destacado también la importancia de la obra del artista valenciano y ha subrayado que “la moda, tal y como la entendemos, no se limita tan solo a vestidos y adornos, sino que muestra un modelo de sociedad, un modelo que caduca y que es reemplazado por otro”. En este sentido, la obra del artista cobra, según él, un sentido especial: “Francis Montesinos es un símbolo de libertad y transgresión”. Así era, como mínimo, durante el Franquismo y la predemocracia, cuando cada demostración de creatividad e innovación suponía un enorme desafío al Movimiento. Así, Montesinos explica que, para él, “la moda y la libertad van cogidas de la mano”. Se incluye, con cierta modestidad, en ese núcleo detractor de la modernidad y la vanguardia en España. “Fuimos los primeros”, afirma.
La exposición comienza con una pequeña recreación de su primera tienda, aquella que el artista abrió en el año 1972 en la Plaza de San Jaime, en el Carmen. En aquel momento transformaría el negocio familiar hasta crear un espacio de moda que se iría consolidando y que empezaría a llamar la atención de una sociedad valenciana ávida de interés por conocer nuevos estilos. En la exposición hay prendas de aquella época, piezas originales e incluso anteriores al momento en que se inició en el mundo de la moda. Plaza ha destacado a su vez que la muestra en cuestión es especialmente relevante, pues “por norma general, las exposiciones no son tan cronológicas ni pedagógicas como esta”.
Preguntado durante la presentación sobre ese gaje en el oficio de todo artista que supone la falta de creatividad y que, en un momento u otro sobre todos suele arreciar, Francis ha explicado que “la creatividad es algo que, afortunadamente, no se puede cortar en él”. Y así, a partir de los años 80 comenzaron los desfiles. “Berlín, París, La Movida... y València. La modernidad en este país llegó por València. Ser de aquí te abría las puertas a Europa”.
En 1985 Montesinos da el salto a Ibiza, abriendo allí una de sus tiendas. También lo hizo en Madrid y Bilbao ese mismo año, pero hace hincapié en lo importante que para él fue Ibiza. De hecho, José Vicente Plaza destaca que “fue su motor, el lugar que le cambió totalmente la visión del mundo”. Así, València fue espectadora de su formación y oficio, Ibiza de su iniciación como verdadero profesional, Barcelona de su industria y de su capacidad de internacionalización, y Madrid y Berlín de la referencia cultural de su trayectoria.
“¿Qué os puedo contar después de 50 años en el mundo de la moda?”, se pregunta Francis Montesinos poniendo los ojos en el pasado. “Nunca me habría imaginado que duraría tanto. Me matriculé en decoración cuando era un chico. De ahí a desfilar por todo el mundo. A veces ni yo mismo me lo creo”. Y la clave de una trayectoria tan larga es, según él, “una disciplina dura y una constante actitud de creatividad”.
También ha reseñado que lanzar la exposición 50 aniversari: València, seda i foc en València le llena de orgullo, pues de esa manera “se reafirma una ciudad de vanguardia y moda”. Y en esa línea, José Vicente Plaza ha destacado que de la misma manera que Montesinos bebe de influencias internacionales como el movimiento hippie, su base está en València. “Muchos de sus estampados están sacados del color de las Fallas, de los fuegos artificiales de la Nit del Foc. Ha hecho muchos trabajos para las Fallas o el tapiz de la Virgen”. La trayectoria del artista ha ido arrojando color sobre una España que durante mucho tiempo estuvo en blanco y negro.
La muestra, que está compuesta por más de 400 piezas, concede especial valor a la vertiente didáctica. Durante los meses de septiembre y octubre están previstas visitas escolares para que los niños puedan aprender de la trayectoria de Montesinos. De hecho, la selección de las obras ha sido, en palabras de Griño, “un dolor de cabeza”, en el buen sentido de la expresión. Acostumbrado a los desfiles, Montesinos tenía pensado llevar una ingente cantidad de piezas, sin tener en cuenta que el MuVIM debe registrar y asegurar cada una de ellas. José Vicente Plaza ha contado que, en un momento dado, “fueron al ‘almacenito’ que Francis tiene en su casa de campo, y de allí salieron un total de 400 piezas más de las que luego hubo que seleccionar”. Para el artista también ha sido un trabajo harto complicado. Afirma que “cada una de sus piezas es como un hijo para él”.
El artista ha destacado también el trabajo de su equipo, “de Lola, de Mercedes y por supuesto de Doña Concha”; sus homenajes a Lorca, Dalí y Balenciaga como “iconos de un país que amo”; y “la gran selección expositiva que se ha hecho en Llíria gracias a la colaboración de su ayuntamiento”. Y un recuerdo muy especial para Carmen Alborch, con quien compartió “la innovación y la creatividad como símbolos de libertad”. 50 aniversari: València, seda i foc estará disponible en el MuVIM hasta finales de año.