Hace un año inicié esta serie de pinceladas sobre las contradicciones y afirmaciones de nuestra sociedad valenciana con un artículo titulado “necesitados de afectos”. Versaba sobre nuestra extraña y reciente falta de empatía y no sirvió para nada, al menos a nivel masivo. No fue el éxito del “yo acuso” de Zola, recuperado después por Pablo Neruda para denunciar la Ley Maldita, pero la constancia y la paciencia de este diario con mis excentricidades periodísticas me valió la semana pasada el placet de Lucas Soler, magistral -ahora se dice experto de master class- documentalista de nuestras pequeñas Barbys y barbaries. Si Soler piensa que voy a estar al nivel del elogio es que ignora que no estoy en Sálvame por falta de interés, sino porque estoy seguro que el blanqueamiento dental obligatorio al que se someten tertulianos y presentadores te lleva inexorablemente al blanqueamiento de ano, y no estoy necesitado.
Como mi orto aún no está ennegrecido por las desilusiones, recupero una cita de aquel primer artículo:
“Lejos de ser misántropos, todos los hombres y mujeres sin excepción nos procuramos compañía. Yo quisiera ser rico para no hacerlo y proporcionarme otras fuentes de emociones, pero debido a mi proverbial tacañería y buscando la misma satisfacción, he preferido hacerme pasar por filósofo. Me evito así dirigir mis afectos sobre una única actividad porque, cuando no se trata de cultivar una gran pasión, juntarse con los demás es un recurso como criar un canario, dar albergue a un perro o educar un loro. Y es así como uno empieza a escribir sobre la civilización que le rodea como un acto de caridad más que como una crítica a los hábitos, modas, tradiciones, manías y vicios. Si te acostumbras a perdonar a los demás el delito de existir en mejores condiciones que tú mismo, tu formación mental te impedirá ser un viejo implacable para la gracia, el pecado, el error, la fragilidad ajena”.
Dejo esta ego-efeméride introductoria porque la ciudad ha despertado volando de su larga siesta emocional con la picadura de un insecto típico de la Albufera que cría en los arrozales: la rantella. Este mosquito es el reclamo del cartel del Festival Internacional de Teatro MIM de Sueca, obra del artista Carlos Puchades Ferri, inoculando (el mosquito, se entiende) el veneno anticoagulante del teatro a una marioneta humana que manipula con sus largas patas. Bonita metáfora del actor.
El miércoles, la efectiva maquinaria propagandística, voluntariosa y amable de sus difusoras, Marta Borcha, Carol Fuster y Mari Redondo realizaron la convocatoria de presentación en la Muntanyeta dels Sants, único promontorio calizo -junto a la muntanya de les raboses de Cullera- del parque natural de la Albufera.
Después de sortear a un feliz gato panza arriba, dormido por el fuerte calor, abrigados bajo la sombra de la vieja ermita, dedicada a los Benisants de la Pedra y a la protección de la flora del paraje, una gavilla de periodistas pudimos ver los arrozales en mies y a los presentadores de las novedades teatrales que tendrán lugar del 14 al 18 de septiembre bajo el lema “Emocionario del gesto”.
Intervinieron Albert Girona, Secretario Autonómico de Cultura y Deporte, con camisa azul funcionarial, pantalón de vestir oscuro y peinado estilo Convención Girondina ; Raquel Tamarit, alcaldesa de Sueca, con un hermoso traje verde azulado con motivos vegetales y cómodo peinado alisado escalonado por la nuca; Rafael Alcón, presidente de la Fundación Bancaja, camisa blanca y aspecto de sabio ; Vicent Baldoví, concejal de Cultura de Sueca con gafas a lo Arthur Miller; y Joan Santacreu, joven director del festival y fundador de Maduixa Teatre, con camisa leñadora, vaqueros y elegantes zapatillas deportivas.
Destacaron, además de la de los patrocinadores, ayuntamiento, Generalitat, Culturarts y Fundación Bancaixa, la importancia del público que consolida este festival internacional llenando en cada edición los teatros, la calidad, variedad e innovación como referente de las obras escogidas o la representación de cuestiones del mundo contemporáneo, así como la importancia de las redes sociales como comunicadoras y el trabajo de muchos voluntarios que ayudan en la organización. Finalizó el acto con una mini-muestra mágico-musical del ilusionista Nacho Diago.
Puedo asegurar que este acto de presentación es uno de los más agradables y relajados que existen, ya que el lugar elegido para hacerlo, lleno de naturaleza y misticismo, invita a estar a gusto y a los placeres. Por eso acaba siempre con una sencilla comida típica para los asistentes invitados, en esta ocasión un delicioso arròs amb conill i ánec en su punto, con cerveza, bobal y verdejo valencianos, de los de andar por casa, pero honestos. Claro que con estas características sería raro encontrar congregado aquí a Manuel Broseta Dupont o a Beatriz Poyatos, tan aficionados al teatro francés como al sauvignon, pero quizá la cría de tellinas dé paso a la de la ostra valenciana en las costas de Les Palmeretes y podamos juntarnos todos algún día.
Asistentes destacados a esta cita: el que fue humilde padre esforzado del MIM, Abel Guarinos, ahora director del Instituto Valenciano de Cultura (IVC); Manel Chaqués, subdirector de Artes Escénicas del IVC; Pilar Moncho, diputada provincial de Turismo, y el diputado Joan Baldoví i Roda, ex-alcalde de Sueca, al que nos moríamos de ganas de preguntarle por la programación diaria de “sin novedad en la Moncloa”.
Por cierto que también en TVE han emitido estos días la película “Sin novedad en el Alcázar”, iniciativa que no sólo aplaudo sino que me gustaría que emitieran a diario o abrieran un canal con este título hasta que a los españoles y españolas nos salgan por las orejas los ¡Firmes! ¡Vista a la derecha! ¡De frente! ¡A discreción! en forma de vómito.
13, señora, 13 de las 20 escenografías serán gratuitas y las localidades se pondrán a la venta el 3 de septiembre, una semana antes de lo acostumbrado.
La programación oficial contempla cuatro estrenos: un montaje-celebración del 25º aniversario de la compañía Yllana, “Yllana 25”; una investigación escénica de la “Metamorfosis” de Kafka producida por La Panda de Yolanda, Forman Brothers Theatre, La Protectora y el propio MIM; “El Silenci de l'Estima”, acción producida por el MIM y el Taller Municipal de Teatre de Sueca; y «La Biblioteca de los Ruidos y Sonidos», proyecto emocional-auditivo del escenógrafo José Antonio Portillo y el músico Enric Monfort.
Representadas por primera vez en València serán “Solicitudes” (de los vascos Kulunka Teatro), “Mulier” (“Mujer” de Maduixa Teatre, presentada en Sumacàrcer y que mediante la danza con zancos pondrán voz a las mujeres de todo el mundo y su lucha), “Amour” (de Marie de Joghn y Teatro Arriaga), “In” (de la Cia catalana ES) la portuguesa “Lullaby” (de Câo à Chuva), y las francesas “Transports Exceptionnels” (Compagnie Beau Geste) y “Parfait Etat” (de la Compagnie 1 Watt).
Habrá teatro gestual para todas las edades con la onírica burlesca Claire Heggen, de sabrosas metamorfosis y discípula de Etienne Decroux, nombre que no les dirá nada pero que remite al hombre que recuperó el objetivo del mimo corporal dramático, es decir: el arte de hacer visible lo invisible y mostrar el pensamiento con el movimiento. Heggen realizará una clase magistral (masterclass para los televidentes) el día de la inauguración, y el clown premiado en toda Europa, Leandre, actuará el día 14 con “Rien à dire” (“Nada que decir”). Absolutamente recomendables, lleven a los niños, a los abuelos y a los amigos.
Pau Bachero, miembro de la compañía francesa Théâtre du Mouvement y muy relacionado con Heggen, impartirá un taller dirigido a profesionales y estudiantes de artes escénicas interesados en ahondar conocimientos. Por su parte, los alumnos de la Escuela de Arquitectura y la Escuela de Arte y Superior de Diseño de Valencia tomarán la Bastilla del primer piso del Centre Bernat i Baldoví para realizar el proyecto con material reciclado “Creaciones Efímeras”. El espacio servirá para acoger al público de visita y para que los profesionales del festival puedan descansar y encontrarse allí todos los días entre ellos y con sus fans, siempre sedientos de nuevas experiencias con los artistas.
Los periodistas invitados a la presentación, aunque siempre actúan como espías disimulados, en esta ocasión no desaparecieron entre bastidores sino que tomaron parte activa en la escena como actores de carne y hueso durante la comida: me senté entre el poético columnista Emili Piera que tuvo la amabilidad de llevarme a casa con su agro-tractor, el barbudo Vicent Pastor, Salvador Vendrell “el Porquet”, también conocido como “el Cotxinill”, y el fotógrafo Paco Vera que estuvieron bromeando a los postres con chistes como “Tonino, a tú t´agrada més xuplar meló o menjar meló?” o revelando los divertidos malnoms de los más íntimos, costumbre llena de ingenio y recochineo a partes iguales.
Sin mucho tiempo nadie para comer, porque el trabajo acucia, pude conocer a la familia de periodistas riberencs Xavier España, Josep Blay, Luís Miquel, Joan R. Gimeno, Saray Puchades, Ángel i Leo de La Veu, Luís de Onda Cero La Ribera, Eugeni y Hugo de Sueca Televisió, el escritor Salvador Vendrell, Enrique Herreras del Urban, la crítica teatral Inma Garín, Joan R. Gimeno y el doctor Neil Llago; por el Ajuntament de Sueca, Saray Puchades, Roser Bartolomé y Sari Lahosa; Loles Peris, de Maduixa Teatre y los gestores teatrales de Algemesí i Almussafes, Quique Estrela y José María Bullón.
Al acabar la comida, fuimos obsequiados con la programación en papel que ustedes pueden consultar en la red con la ubicación de los escenarios, las clases magistrales, los cursos y el contenido de cada espectáculo con todo detalle.
También recibimos la preciada Mimcamiseta que mucha gente de Sueca colecciona (6€) y el delicioso detalle de una chocolatina artesana, de esas de siempre con sabor a canela y clavo, bautizada como Xocomim (1€) fabricada en el Museo Comes del Chocolate y cuya envoltura alberga una entrada gratuita a esta dulce y poco conocida chocolateca ubicada en la calle Sant Josep 29, entre el Centro Bernat i Baldoví y la Casa de Joan Fuster.
Visite Sueca, ciudad des-amurallada, sus anguilas, sus arroces, sus peculiares gentes, su fauna (garzas reales o agros blaus, llises, llobarros, punjosets, madrilles, gallipatos musarañas,coll-verds,ascles, camallongues y un montón más que deberían aparecer en negritas) y haga un poco de país, hombre, que Sueca poco tiene que envidiar a México en cuanto a colorido, paisajes, higos chumbos y costumbres. Tiene a la Virgen de Sales, encontrada por el labrador Andrés Sales mientras araba o el precioso asilo de ancianos desamparados obra del suecano emigrado a Albacete, Buenaventura Ferrando. Y desde hoy hasta mañana pueden asistir a la 3ª Feria Gastronómica Firarròs, dedicada especialmente al producto estrella de esta ciudad, el arroz.
La trigésima edición del festival Burning Man acabó el pasado día 5 tras la inmolación de una enorme efigie humana en el desierto de Nevada. Así se convierte en humo la utópica ciudad temporal y sensorial que aparece todos los años y donde Pink Intruder, el arquitecto Miguel Arráiz y el artista fallero David Moreno, plantaron su falla, proyecto iluminado con leds bajo el título de Renaixement. Hubo castillo de fuegos artificiales de bienvenida, fallera mayor infantil, alguna crisis de grupo, bailes, cabezudos de cartón, white out... Pero no la quemaron, sino que la han desmontado se la traen de regreso para el festival Intramurs. Cosas de hacer fallas con materiales permitidos aquí pero prohibidos de quemar en EE.UU. Y es que nosotros cuando quemamos, lo quemamos todo.
Todos los visitantes del certamen regresan a la vida real después de volverse locos sobre la arena y bajo el influjo de la música y las substancias ilícitas. Como el ethos de reunión se ha diluido a medida que la popularidad del festival ha crecido, va a resultar complicado resumir lo que es realmente el Burning Man sin que alguien me diga que no he comprendido nada. Los que han ido dicen: “Hay que vivirlo para contarlo”, y sin duda no les falta razón.
Burning Man sigue siendo la moderna prolongación de la vida hippie: desaparición del dinero, trueque, autoabastecimiento, comunalidad y libertad artística o personal total. Las dos únicas reglas son no llevar armas al campamento y no interferir con la experiencia inmediata de los demás when the moon is in the seventh house and Jupiter aligns with Mars.
Conforme el festival ha crecido, la libertad total se hecho cara y las contradicciones y tensiones de la sociedad que le rodean empiezan a insinuarse. La cuestión de la posesión se plantea cuando algunos llegan a tiendas de lujo en sus aviones privados desde las capitales más ricas del mundo y se comunican con wifi supuestamente prohibido en el campo para hacer saber por las redes eso de “aquí estuvo este año” gente guay como Katy Perry, o Paris Hilton. Según Le Monde, también se recibió con sorpresa la actuación de unos hoolingans que practicaron su gamberrismo robando, cortando cables, pegando puertas de algunas caravanas y vertiendo litros de agua potable con una hostilidad que nada tiene que ver con el espíritu del campamento. El debate se ha abierto para saber si hay que volver al verdadero espíritu de los inicios, algo que a veces, pocas, tal vez una o ninguna, se ha planteado en las Fallas. Pero como dijo John Lennon, “los debates es eso que ocurre en los medios mientras nadie hace planes”.
La irritabilidad es algo que en los países “civilizados” llega con las altas temperaturas. En la Barceloneta, los turistas de todo a cien se encontraron este año con pintadas en el suelo que decían: “Turista, respeta o muere”, “tu turismo asesina mi barrio”o “turista vete a casa”. La moda de esta amenaza se ha extendido a otros lugares. Aquí esto sería impensable porque alguien se lanzaría a borrar esos mensajes: aunque corresponda a otro negociado recuerdo que durante las manifestaciones de hace dos años un grupo de limpieza del ayuntamiento iba un poco detrás, sin que la marcha se enterara, ayudando a los bancos a limpiar las pintadas y a repintar inmediatamente sus fachadas. Nada de esperar a que eso lo hiciera el seguro.
De todas maneras, no es precisamente el turismo de Valencia el que asesina nuestros barrios, ni tampoco el único que no respeta las normas. Para eso tenemos nuestro propio servicio patrio de suciedad callejera y playera y de hostilidad en forma de jóvenes violentos por motivos triviales o directamente sin motivo, gente que toma los asientos de los autobuses destinados a embarazadas, ancianos o enfermos como propios, asientos a menudo vacíos por el temor de las embarazadas y los ancianos a los frenazos indiscriminados.
Se intenta concienciar a la población desde los años sesenta para que no ensucie con mensajes como “valore la ciudad en que vive”, “la ciudad es el reflejo de sus habitantes” o “cuide la limpieza de su pueblo que es la continuación de su hogar”. Fíjense cómo son de adecuados y respetuosos estos eslóganes televisivos frente al hostil “Turista, respeta o muere”. Axioma a aprender: es imposible enmendar a alguien siendo más maleducado.
El pasado jueves hubo sesión inaugural en nuestro Instituto Valenciano de Arte Moderno con la aventura titulada Ignacio Pinazo y las Vanguardias que podrán contemplar hasta el próximo día 17.
Someter a nuestro pintor a una comparación dirigida hacia el pasado y futuro del arte, después de haber estado históricamente ausente, es insuflarnos a todos el deseo de incorporar al arte en su totalidad a nuestras vidas; permitir que los menos afortunados en la ruleta del azar puedan dar batalla después de creerlos muertos; expresar que el sentido plástico tiene más ganchos y anzuelos de los lanzados por la voluntad del creador y que una heparina de sensibilidad puede descoagular nuestros sentidos y defendernos de las bacterias artísticas invasoras.
El IVAM nunca ha estado tan solícito de vivencias, y su director, José Miguel García Cortés, se muestra tan accesible como ansioso de crear afectos, no a base de gambas sino de acercamientos. Quién sabe qué ocurre en las cocinas de nuestra ciudad, pero de alguna manera, las pititas y las intelectualas en conjunto, parecen haber creado una conciencia de querer devolver lo sustraído a la inteligencia del pueblo. Y si no queremos aprovechar esta ola de acuerdo, que pese sobre nuestras conciencias.
Me acogió Encarna Jiménez Losantos, la directora de comunicación del centro, para explicarme que la sala donde se expone esta obra, largo tiempo cerrada, fue uno de esos intentos de parking que se topó con el paño más largo de las murallas de la ciudad, preservado ahora para que podamos contemplarlo; que se llamó en su principio la sala de la muralla y que ahora ostenta el nombre de Sala Pinazo. Entendí entonces que cuando dijo “vamos hacia abajo”se refería únicamente a los sótanos. El IVAM tiene la colección pública más importante de Pinazo, un centenar de pinturas y más de seiscientos dibujos donados en su mayoría por la familia del artista, Esperanza Pinazo Martínez, nieta del pintor, y sus bisnietos José Ignacio y José Eugenio Casar Pinazo, en 1986. Las discrepancias con Juan Manuel Bonet, director entonces, y los herederos del pintor, hicieron difícil su exposición.
¿Qué quieren que les diga que no se imaginen ya? Que la exposición rebosa ternura, historia, vanguardia y lazos con cualquiera de ustedes, sean de donde sean, porque aquí encontrarán a su familia, la iglesia de su barrio, sus fiestas, sus alegrías cotidianas, a sus vecinos, a sus mascotas, a sus nietos a sus padres y a sus abuelos, porque es lo que pintaba Pinazo con trazos que trascendían a su época para esperarnos ahora un siglo más tarde. Y de que no quería morir sin dejar rastro para las generaciones futuras no queda duda.
Del interés de los asistentes deja muestra la cola que se formó a la accesible entrada a través de una rampa y de los muchos dedos señalando detalles de los cuadros, incluyendo los de los coleccionistas del pintor.
El listado de negritas es imprescindible: Carmen Amoraga, Consellera de Patrimonio; Juan Luis Cueto, decano de BB.AA.; Lucas Soler, el activista cultural más influyente en nuestra sociedad que ha conseguido que todo el mundo se me presente con nombre y apellido; Paco Alós, de Responsabilidad Social en Caixa Popular; Antonio Alcaraz Mira, profesor del departamento de pintura del Politécnico; una funcionaria llamada Felisa que ha pasado a otro departamento y está ahora en un loft; la ex diputada socialista Carmen Amoraga; Felipe Garín, ex gerente del Consorcio de Museos; Sara Mansanet, directora de producción de La Cabina; el periodista e historiador Alfonso Gil; el ex periodista y ex presidente de la Unió de Periodistes, Ximo Ferrandis; el crítico de arte Juan Lagardera; la médico Remedios Giner; Joseca Arnau, politólogo y tertuliano; el pintor de origen asturiano Manolo Rey-Fueyo; Ana Valls; Jorge Feo, miembro de honor delIVAM; la siempre generosa, divina y relajada Juana Camps; la encantadora Maricarmen Román, que no tiene cargo alguno que yo sepa pero pasaba por ahí; la escritora ganadora del premio Nadal Carmen Amoraga; la diseñadora Ana V. Francés; Ana Pastor, de Cerveza Tyris; Mar Toledo, de la Escuela de Diseño; la ex-diputada socialista en las Cortes Ana Noguera, del Consejo de Cultura, acompañada por el miembro de la Mesa de Edad de Les Corts, el amable periodista canario Fernando Delgado; Carmen Amoraga, quien se divirtió mucho con la espantosa foto robada que le saqué en la última crónica, y eso que fue la que salió mejor parada del grupo.
Esto es sólo una pausa en la larga lista de negritas para contar que la imparable picanyera Carmen Amoraga no para de acudir a estrenos teatrales, exposiciones y eventos sociales y ya, después de este apunte, seguir con más interesantes encuentros: la GRAN Gloria Sender, que fue modelo en París y ocupó cargos importantes en el clandestino PCE hasta que en los 90 se convirtió en una de las principales galeristas de arte de Valencia; Rebeca Torró, dir.gen. de Vivienda; Irene Ferré Manzanero, regidora de Agricultura, Medio Ambiente y Participación de Godella; la concejala Consols Martínez; el abogado y coordinador del Centenario Ignacio Pinazo Camarlench, Carlos González Triviño; el consul honorario de México en Valencia, Pablo Romá Bohorques; Enric Morera, President de Les Corts; Albert Girona, Secretario Autonómico de Cultura, que repite en esta crónica junto a Rafael Alcón de la fundación Bancaixa; José Luis Cueto Lominchar, decano de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Politécnica de Valencia; el sexy Enrique Belenguer, de la Fundación Etnor con su señora, ojocuidao; Luis Manent, reciente presidente de la Asociación de Abogados de la Generalitat, atraído por la cultura; el pintor y diseñador Artur Heras; Javier Calvo, pintor; Josep Vidal, Subsecretario de Educación, investigación, Cultura i deporte;Josep Salvador, conservador y comisario del IVAM; Pablo Mestre, diseñador gráfico; la guapa Laura Fitera, esposa de José Blanquer y activista del arte; María José Navarro, presidenta de los Amigos del Museo de Bellas Artes; Paqui Sauri, miembro de dicha asociación; el escritor Antonio Murgui; Isabel Rincón de Arellano, novia del famoso super-arquitecto Ramón Esteve; Luis Sendra, ex presidente del Colegio de Arquitectos; Francisco Pérez Puche, cronista oficial de la ciudad y ex director de Las Provincias; Marisol Salanova, crítica de arte; el artista Óscar Mora; Maite Ibáñez, de la Asociación de Críticos de Arte; Joaquín Guzmán, coleccionista de arte y antigüedades; Salvador Broseta, portavoz adjunto del PSOE en el ayto; el pintor de Benimodo Rafael Armengol; la musa de los ochenta Pili Discos; Pablo Mestre, diseñador; el periodista Vicent Molins, muy vinculado a la organización del año Pinazo; la periodista y presentadora Laura Grande, cuyo novio Ignacio Estrela está preparando un documental sobre Segrelles; Antonio Such, de los cines Babel y el ex decano de la Facultad de Económicas de Valencia y dirigente del PSPV hasta 2007, Enrique Villarreal; Boye Llorens, comisario; Los artistas Aurora Valero, Pilar Beltrán y José Antonio Orts.
Es una lista de nombres revueltos, para no poner jerarquías en el interés que suscita la obra de Pinazo quien pintó para todos desde su amor a Valencia. Pero la pregunta que transciende no es quién es quién sino si ante tanto veneno artístico, ¿podrán los valencianos seguir resistiendo a esta epidemia de sensibilidad?
Anoche, en Las Naves, el Festival de Mediometrajes La Cabina empezó con la ritual fiesta de presentación para invocar a los dioses domésticos, que en los crucigramas suelen ser los lares, de cara a su 9ª edición. Fueron sacrificados en dicha ceremonia el mediometraje sobre deseos y prohibiciones, “Haramiste”, y la película alemana Premio al Mejor Mediometraje en la primera edición del festival, “Hochhaus”, que cuenta la historia de un joven dominado por su hermano que se hace amigo del heroinómano del barrio. Siguiendo la costumbre azteca, a los asistentes se les arrancó el corazón con las imágenes y su piel fue utilizada por los directores Antoine Desrosières y Nikkias Chryssos para vestirse con ella y mostrarse ante el público internacional. Los cuerpos fueron lanzados desde las escaleras del la platea directamente a la celebración.
La congregación, una vez acabadas estas ceremonias y dirigida por el curvilíneo Carlos Madrid, se lanzó a la disipación y conocimiento mutuo bajo los auspicios del DJ_Plaktom, capaz de alimentar con su música a un par de ballenas. Entre el bien conocido equipo del festival, Maite Ibáñez, que no se pierde una, el actor José Luis López-Vázquez que está en su mejor proyección, Eva Talón, actriz y gestora cultural, Javier Villalta director del Human Fest, Festival de Derechos Humanos; Cristina Chumillas, de la galería Pepita Lumier; Sara Sancho, Belén Iranzo y Claudia Alonso, del colectivo La Visible; Guillermo Arazo, de Las Naves y el ilustrador Raúl Salazar. Diversión y cultura para los que tienen poco tiempo, no se puede pedir más.