VALÈNCIA. El festival internacional de mediometrajes de València La Cabina inicia una nueva etapa. A partir de hoy, dan por zanjado su paso por el centro cultural La Nau, donde nacieron, y buscarán un nuevo emplazamiento para volver en 2025. Este parece el paso natural tras la nueva posición del Vicerrectorado de Cultura de la Universitat de València, que considera ahora que el festival “no es propio”, tal y como ha ido informando Culturplaza.
Con todas las noticias publicadas, faltaba que hablara Sara Mansanet, directora del festival, que hasta ahora solo había ido confirmando que el certamen no tendría tiempo material de poder celebrarse. Ahora, en declaraciones a este diario, confiesa que la Universitat de València no le ha contactado en todos estos meses para interesarse por el proyecto: “Nos hemos enterado por la prensa que ya no somos una actividad de la Universitat de Valencia. También se ha dicho que tenemos 15.000 euros guardados para el festival. Esto me sorprende porque la universidad no ha contactado con nosotras ni siquiera para preguntar qué vamos a hacer. Queda bastante claro que no hay mucho interés por su parte, pero hasta ahora no nos hemos podido mover porque estábamos esperando una respuesta del vicerrectorado de Cultura. Desde 2023 las respuestas eran que se iba a solucionar, pero parece que algo ha cambiado”. Por tanto: “A partir de hoy empezamos a hablar con instituciones públicas y privadas, con otros espacios y empezamos a movernos”.
El equipo, confiesa Sara Mansanet, tiene energía para una nueva hoja de ruta, que pasará por buscar nuevas alianzas para darle una estructura y una estabilidad al festival que la Universitat de València parece haberle retirado. Cabe recordar que, en realidad, no ha habido una declaración explícita por parte de la institución. Por hacer un poco de cronología: el festival nace de la mano de Carlos Madrid, de manera precaria, y va creciendo poco a poco; en 2017, cuando este accede a la dirección de Cinema Jove, le pasa el testigo a Sara Mansanet, que consigue en 2019 el gran salto, que la Universitat de València incluya en las tareas de una nueva plaza de Técnica del Aula de Cine la dirección del festival; el proceso de estabilización de empleo público afectó a esta plaza y el año pasado la Universitat declaró que los ritmos burocráticos hacían imposible la logística del festival.
Este año, directamente, han convocado de nuevo la plaza sin estas funciones, y remitieron, en una respuesta oficial, a este diario a preguntarle directamente a la directora de La Cabina “por qué no se celebraba”. Aquí la respuesta, finalmente: “La Cabina no se celebra en 2024 por el mismo motivo por el que no se celebró en 2023. Como es de público conocimiento, llevamos más de un año esperando una estabilización laboral en la Universitat de València, ya que el festival depende de su Vicerrectorado de Cultura desde 2019. No hay otro motivo más que este”.
La Cabina sale finalmente del nido en el que nacieron y buscarán nuevas alianzas. Desde la publicación de la posible cancelación del festival, Mansanet confiesa que tanto empresas patrocinadoras como distribuidoras de películas y público han contactado con ella para animarle a seguir con el proyecto. Por tanto, todo lo que rodea el festival espera que la estructura se recomponga para ver si es posible su renacimiento.
Empieza hoy esa búsqueda que tiene una condición y una preferencia. La condición: “Si no podemos alcanzar los estándares mínimos que tenía el festival hace dos años en cuanto a gestión económica, equipo, capacidad e invitados, ni yo ni mis compañeras somos partidarias de hacer las cosas a cualquier precio y manera. No es coherente ni necesario, y tampoco es digno para las cineastas y los profesionales que las cosas se hagan a medias pudiendo hacerse bien. Para nosotras es muy importante llegar a unos estándares que sean realmente efectivos para hacer el festival en condiciones”, además de generar una alianza que sea estable a largo plazo. Y la preferencia: “Nos gustaría que el festival se mantuviera en València, aunque hemos recibido propuestas de otras ciudades. A pesar de que puede ser muy exportable, estos años hemos fomentado la vinculación con la ciudad y su entorno gastronómico y cultural. Intentamos que esa red sea evidente”.
Reiniciar el proyecto no será fácil. Preguntada por qué consecuencias ha tenido estas dos ediciones canceladas por el problema burocrático en la Universitat de València, Mansanet desarrolla que: “Afectan porque, primero, te dejan tocado anímicamente y, después, te alejan de la gente vinculada con el festival. Aparte de la parte personal y de salud que me afectó el año pasado, tanto por el festival como por mi situación laboral, el propio proyecto y la vinculación con el sector también se vieron afectados. Sin embargo, hemos recibido mucho cariño por parte del sector, que ve al festival como algo único que hay que cuidar. Eso lo perciben tanto las distribuidoras como las productoras”.
Para la directora del festival, “estamos presenciando otro ejemplo de cómo la falta de estructura afecta a los proyectos culturales. Es absurdo culpar a las gestoras culturales de que no se realicen grandes proyectos cuando detrás hay instituciones poderosas que podrían respaldarlos de muchas maneras. Vivimos en estructuras culturales frágiles y eso impacta negativamente en los proyectos. Lo hemos visto en los últimos años: muchos proyectos fracasan, no pueden continuar, las gestoras trabajan sin remuneración y dedican incontables horas. Estamos precarizando la cultura y seguimos haciéndolo. Este es un ejemplo más de que debe existir un compromiso claro con la cultura”.
El proceso de buscar nuevas alianzas empieza ya mismo para intentar que el festival pueda volver en otoño de 2025. Uno de los grandes avances de las últimas ediciones de La Cabina en La Nau fue la alianza con la Talents and Short Film Market (antes World Frame) de Turín para la formación y pitching de mediometrajes, desde València y con la ventana abierta a uno de los mercados audiovisuales más relevantes del formato. Mansanet resalta que la alianza obviamente se ha suspendido, pero que están a la espera de poder volver a retomarla.
Por otra parte, los Premios Goya han cambiado su normativa para que los mediometrajes puedan competir en las categorías de cortometrajes, por lo que el formato se va a ver aún más reforzado. Por eso el equipo de La Cabina quiere seguir adelante y no dejar morir el festival: "Tenemos la responsabilidad, también de cara a las y los artistas. La Cabina es un espacio único de difusión, programación y exhibición de obras que no llegan a ningún otro sitio".