CASTELLÓ. Cuando Carlos Azagra, histórico dibujante de El Jueves, dice que el buen humor nunca muere, cita como ejemplo el trabajo que el argentino Quino hizo con Mafalda. Ese es el tipo de humor que le interesa. Unas viñetas que agitaron en su momento el mundo, tanto como lo hacen ahora. Y claro, Pedro Pico y Pico Vena, del mismo Azagra, también lo son y lo eran. En su caso, el comprometido historetista se valió de un skinhead y un punky para hablar en los 80 de cuestiones tan perpetuas como el paro y las pensiones. Lo único que habría quedado obsoleto es la forma en la que sus protagonistas gestaban la rebelión. Seguramente, volverían a agitar el mundo desde las calles, porque estos eran bien callejeros y eso con el tiempo no cambia. Pero a diferencia de hace dos décadas, Pedro Pico y Pico Vena ahora quedarían primero por Whatsapp y probablemente avisarían de sus revueltas por la red.
Todo esto lo podremos descubrir mejor en el revival que Azagra está preparando de los míticos personajes. Un cortometraje de animación en 3D para el que el dibujante necesita financiación. Dinero que recaudará a través de una serie de conciertos que ha organizado por diferentes ciudades del estado. En Castelló, su crowdfunding sonará a la 1ª Komunión y Kristalmina, más otro "grupo sorpresa". Con entrada de cinco euros, el encuentro tendrá lugar el 14 de febrero en el pub Terra. Antes, Azagra atiende a Castellón Plaza por teléfono para hablar de qué unen, y qué no, sus viñetas con lo que ahora los jóvenes son.
-Los nacidos en el 2000 ya tienen como pronto 20 años. ¿Cómo de lejos o cerca les pueden quedar las historietas que se narran en Pedro Pico y Pico Vena?
-Igual les quedan un poco lejos porque era una época en la que no había Internet ni móviles, pero el sentido del humor es eterno. Y los jóvenes contestatarios siguen estando ahí. Los punkis, los skins, más otras "tribus", todos.
-Sin hablar de números, la sensación que da a priori cuando vas a una librería o visitas una feria es que el cómic va recuperando su peso en el sector. ¿Lo vivís así también los propios profesionales?
-Sí, la verdad es que la gente lee muchos cómics y se vende muy bien. Hay un boom. Y ahora con Pedro Pico y Pico Vena, lo que queremos es hacer un corto para que la gente que no estuvo en aquel entonces se entere de cómo era la vida en los 80. Aunque las pensiones y el paro son cosas actuales y eternas, hay otros temas que la gente de ahora no vivió como fue el auge del rock radical vasco. Eso sí, La Polla Records sigue estando ahí.
-Pero, he leído por ahí que no eras muy participe de hacer cine. ¿Han sido entonces las ganas de reconectar los 80 con la actualidad lo que te ha animado a dar el paso?
-Es que es muy complicado, porque en una película gastas mucha pasta y tiempo. Después solo se emite una vez por televisión y se acabó. No es como en Estados Unidos que hay más posibilidades y lo puedes emitir por más canales. Mira a Mariscal, que está arruinado el pobre, o a Calpurnio que con Cuttlas intentó hacer una producción. A mi me lo propusieron, me hizo gracia y claro, que por mi no quede.
Todo empezó con una historieta de dos páginas, por eso será un corto, pero ya he visto las pruebas en 3D y quedan estupendas. También es un puntazo los grupos que se han apuntado y las voces que habrá, como las de Kabezabolo o Aerotuerto.
-¿Re adaptarás la trama un poco a la actualidad o la actualidad siempre ha estado, de alguna manera, ligada a los mundos que narrabas?
-A mi me gusta la actualidad que no caduca. Es lo difícil, hacer cosas eternas, como por ejemplo hizo Quino con Mafalda. Es un tema eterno, mira que lleva años, pero lees una historieta suya y siempre es como nueva. Es bueno no quedarse anclado en el tiempo y hablar de temas actuales que duren mucho más.
-En una entrevista que diste a El periódico hace 10 años decías que en los institutos no se prima la “cosa” artística y que por eso nos vamos a encontrar con generaciones futuras que no sabrán representar la realidad. ¿Ha cambiado algo en este tiempo?
-No te puedes fiar de lo que leas en los periódicos, porque igual te digo ahora una cosa que luego otro. También, todo va cambiando muy rápidamente. Lo que antes era como muy difícil ahora es posible. Sobre todo por las redes sociales y esta revolución que hace diez años ni existía. Ahora, el que no está ahí tampoco existe. Esto tiene sus pros y sus contras pero hay que mirar siempre lo positivo y aprovechar todo este maremagnum de la comunicación. Eso sí, teniendo claro que la revolución no se transmite por la televisión.
-También por entonces decías que las revoluciones no se pueden hacer por Internet porque ni siquiera se puede saber qué hay de verdad en la red. Lo cierto es que aunque hay mucho fake esta ha sido clave para agitar, en muchas ocasiones, la vida política y las injusticias sociales que hay afuera. ¿O no?
-Claro, hay que saber ver las posibilidades que tiene, pero sin pasar mucho tiempo dentro porque al final Internet es una pérdida de tiempo. Cuando entras te das cuenta de que siempre hay alguien que quiere beneficiarse. Por eso, hay que ser un poco cauto. Lo que importa es la contestación en la calle, es ahí donde tiene que estar la gente. De hecho Pedro Pico siempre ha sido muy callejero.
-¿Te sorprendió la que se formó con el 15-M?
-Sí, fue un antes y un después. Otra cosa es que cuando se armó Podemos la gente se quedó un poquito en casa, olvidaron que hay que conjugar las dos cosas. El poder está en el gobierno decidiendo. Por eso, las dos cosas han de ser compatibles. Digo yo que no soy político, que a lo único que estoy apuntado es a Greenpeace. Me prometieron que me llevarían en barco y aún estoy esperando.
-Si volvemos a tus viñetas. ¿Cómo encajarían estas con el estilo actual de El Jueves? En el "90 por ciento" de casos lo que aparecen son directamente nuestros políticos representados.
-Lo bueno que tiene una revista es que haya gustos para todos. Que no siga todo el rato la misma corriente. Aunque a mi ya tanta política la verdad es que me aburre mucho. Y mira que soy bastante político, pero me gusta más lo social. Esta crea mucha impotencia, porque te das cuenta de que tampoco es la panacea.
-¿Puede que este cambio de la revista responda directamente a los intereses de los lectores? Otra cosa no, pero reírse de los políticos y de las situaciones tan gore que se viven siempre gusta.
-Claro, para eso están. Son un espectáculo puro y duro. Un esperpento. Abres los medios y te ríes por no llorar. Por eso hay que darles caña y estar encima para que al menos cumplan y sobre todo sean honrados, que es lo único que puedes pedir. Que no roben mucho. Aunque tengo claro que todos los políticos no son iguales.
-También se cuestiona mucho el papel de la prensa. ¿Te gusta a ti el trato que hacen estos de la actualidad?
-A mi la prensa me gusta, suelo leerla en el bar. Y en papel. Tiene un peligro leerla por el móvil; te cansas, lees cuatro titulares y ya está, no profundizas. Está para una cosa rápida, para un incendio. Yo prefiero la reflexión, que te dure y que puedas hacer algo con esa información. Si estamos saturados con tangos noticias, ¿para qué sirve luego? Para nada.
-¿Y qué opinas de los cómics que se hacen ahora?
-La gente joven tiene mucho nivel y se maneja bien con el Photoshop. Sobre todo las mujeres, que antes no había apenas dibujantes. Por ejemplo, la última que me ha gustado mucho es Rosa Codina, que hizo un libro para Ediciones La Cúpula sobre punkis muy bueno.
-¿Cómo ves que haya dibujantes satíricos que confiesen que no han leído nunca un cómic?
-Eso lo dicen para provocar, no me lo creo. El que más, o el que menos, ojea. Y quien diga lo contrario miente. A mi me influye mucho Ibáñez de la Escuela Bruguera, Rober Crumb o el underground americano. Y no solo cómics, también la televisión, las películas y la música. Gim, que era nuestro director de El Jueves, me enseñó que no hay mejores ni peores dibujantes, sino diferentes. Eso es lo que nos une, la diversidad. Ves, parece que hablo como un político ya.
¿Vendrás al concierto de Castelló?
-Pues no lo se, lo puedo intentar. He de confesar que siempre pasaba de largo Castellón, pero cuando estuve en el primer Salón del Cómic me lo pasé muy bien. Eso sí me dejó un poco alucinado porque entonces empecé a ver a mucha gente de verde que parecían marcianos y luego resultó que eran un mitin de Vox. Pero además de eso, hay muchos bares, demasiados. Me alucina la ciudad y me dejó buen sabor para repetir.