CASTELLÓ. Feminista Ilustrada sabe que solo a golpe de humor podrá darle la vuelta a los comportamientos y pensamientos 'marichulos' que impregnan la sociedad. Pero no solo eso, con sus creaciones, cargadas de referencias a la actualidad, quiere servir de contrapoder. Eso sí, Maria Murnau, la sevillana empoderada (y empoderadora) de este movimiento cultural es consciente de las limitaciones de su herramienta: "No puede transmitir todo el mensaje, sino su esencia", nos dice. Fue en 2015 cuando Murnau puso alas a la Feminista Ilustrada, su alter ego y línea de trabajo que con el tiempo se convertiría en la moneda de cambio para muchas mujeres y hombres que se sirven de la pintura y la ilustración para reforzar sus ideales. Ahora bien, la autora pide más y quiere más. Es por eso que además de los talleres y conferencias que imparte- motivo por el que ha visitado precisamente La Bohemia de Castelló- quiere extender su conocimiento a canales como YouTube, donde explicar sin delimitaciones aspectos de mayor complejidad.
-Nadie nace pensando en que va a encabezar o protagonizar en algún momento de su vida una rebelión. ¿En qué momento te llega a ti el 'click' del feminismo?
-El más contundente fue cuando vi por primera vez en televisión a las activistas Femen manifestándose contra la ley del aborto de Gallardón. De alguna forma me lamenté de haber estado tanto tiempo sin enterarme de que esto estaba sucediendo. Pero, a partir de ahí coincidió con que tuve la asignatura de Comunicación por la Igualdad en la carrera y poco a poco, mis estudios se dirigieron a esta doctrina y, claro, a crear Feminista ilustrada. Me gustaba el hecho de poder hacerla más sencilla, porque cuando hablas con la gente suelen pensar que o eres una radical o que usas un lenguaje muy agresivo. Así que aposté por masticar el mensaje para que se entendiera mejor.
-¿No hay peligro de que se pierda así la profundidad de discurso, especialmente de aquellos temas más peliagudos?
-Claro, soy consciente de las limitaciones de la ilustración, por eso he empezado además un canal de YouTube. La ilustración es como ser la relaciones públicas del feminismo, porque yo voy como con el flyer para hacerlo más bonito y atractivo, pero después la gente tiene que profundizar y leer autoras. La ilustración no puede extenderse en temas como la prostitución o los vientres de alquiler. Sí puedes lanzar el mensaje de que quizás esto sea explotación, pero no puedes explicar más allá.
-La activista Brigitte Vasallo tuvo que borrar sus perfiles de las redes sociales porque recibía muchas críticas destructivas. ¿Es esta una técnica de autodefensa o se trata de esquivar un problema tan pantanoso como es el hate en Internet?
-Con los haters hay un problema y es que la gente los alimenta mucho. Es decir, en el momento en que tú te pongas a bloquearlos o a responderles, ya se crea un feeling. Su único propósito es molestar y si encima tú le das feedback eso nunca acabará. Por eso, cuando estas personas no reciben una sola respuesta de nadie, se acaban cansando. Al final, no creo que la solución sea quitarse las redes sociales. Yo también tengo muchos haters, pero directamente ni miro los comentarios. Es difícil...aunque sabes que son personas que no tienen dos dedos de frente, al final es dañino porque son insultos muy graves y que cuestionan tu trabajo y a ti como persona.
-¿Llegará el momento en el que las mujeres feministas puedan no hablar de feminismo en las redes y extender sus discursos a través de otros campos?
-Pues es que siempre se recurre al tema del feminismo porque parece que fuera de este circuito no vamos a ningún sitio. Por ejemplo, si a las ilustradoras nos llaman para una feria del cómic, nos encasillan en la mesa de cómic y feminismo. Lo cierto es que somos como una especie de gueto. Siempre trabajamos bajo este paraguas porque ven que el público demanda mujeres.
De todos modos en la ficción sí hay series como Skam o Sex educacion que tienen la óptica feminista como muy integrada, pero no hablan explícitamente de ella. Ya sabemos todos lo que es, ahora toca dar el siguiente paso e ir aplicándolo al día a día.
-Ya que empezaste a indagar en el feminismo a raíz de la política, ¿Hay alguna mujer que destacarías en estos dos campos?
-Pues no sabría decirte. Más académicamente sí me gusta mucho la filósofa Ana de Miguel. Su libro Neoliberalismo sexual al fin y al cabo toca también un poco de política, porque no creo que el feminismo se pueda entender por separado.
-Es tal la conciencia feminista que empapa nuestra sociedad que sus necesidades se han trasladado además hasta los principales partidos nacionales en plena campaña electoral. ¿Es incompleto el 'feminismo liberal' que muchos de estos plantean?
-Es un concepto que no tiene ningún tipo de sentido. Los partidos de derechas, que son los que practican el neoliberalismo, intentan mantener todo como está y precisamente nosotras lo que queremos es cambiarlo todo. Pero además, un sistema que se basa en la oferta y en la demanda o en el libre comercio, no asegura los derechos de los colectivos más vulnerables. Igualmente Ciudadanos, que es el partido que lo sostiene, en 2015 negaba a las feministas y las tachaba de radicales.
-Se suele decir que hay un movimiento, pero muchos feminismos. En efecto, hay quienes se muestran contrarios a crear una identidad visual a partir de merchandising por temor a que se mercantilice su doctrina. ¿Cuál es tu postura como ilustradora?
-En mi caso recibí muchas críticas cuando abrí la tienda de venta online, porque hay productos con frases feministas. Pero es que la gente cada vez que ve algo feminista pone una lupa y lo cuestiona. Es decir, hay muchas ilustradoras como Moderna del Pueblo o Flavita Banana que tienen su línea de productos y nadie las críticas. Pero en el momento en que se etiqueta algo como feminista ya se ve como que te estás aprovechando de la corriente. Yo hago un trabajo y si a la gente le gusta tendré que vivir de algún ingreso.
-¿Qué temas tienes pensado tratar ahora en tu canal de YouTube?
-Más que temas tengo claro el formato. Quiero hacer entrevistas porque hace falta escuchar a mujeres que hablen del feminismo de forma más extendida. Es importante también para que las nuevas generaciones -que utilizan estos canales- vean cómo somos capaces de pensar por nosotras mismas.