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'ángulos de vacío'

A zancadas por el espacio: espejos y flúor en la hipnótica propuesta del Centre del Carme 

Las creadoras Carolina Ferrer y Encarna Sepúlveda generan para el centro cultural su primera obra conjunta, una instalación que juega con la oscuridad y los espejos

3/12/2016 - 

VALENCIA. “¿Qué es lo que más te gusta del espacio? El silencio”. Y no hubo poco. La doctora Ryan Stone y el veterano astronauta Matt Kowalsky vivieron en Gravity (Alfonso Cuarón, 2013) el vértigo de sentirse en medio de la nada. Pero, a veces, esa nada puede ofrecer mucho. El Centre del Carme presentó ayer la exposición Ángulos del vacío, el primer trabajo conjunto de las creadoras Carolina Ferrer y Encarna Sepúlveda, confeccionado expresamente para la Sala Refectorio del museo. La muestra, dividida en dos secciones, comienza precisamente con una potente instalación en torno al vacío, que provoca una vertiginosa sensación de infinito. Una sala oscura, cubierta de espejos y un 'túnel' fluorescente que supone la traducción tridimensional de la producción pictórica de ambas.   

“En un primer momento no vimos la pertinencia de este proyecto”, explicaron las artistas durante la presentación, en la que estuvieron acompañadas de la comisaria de la exposición, Isabel Justo; la poetisa Lola Andrés, cuyos poemas también forman parte de la muestra; y el director del Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana (CMCV), José Luis Pérez Pont. Fue precisamente la intervención de Isabel Justo la que dio inicio al proyecto, descubriéndoles aquellos puntos en común que, a pesar de conocerse desde los mediados de los 80, no habían encontrado –ni buscado- en todos estos años. “Hoy resulta sencillo pero al principio las artistas tenían cierta reticencia, aunque sí podía relacionarse su obra. Esas constantes las hemos ido enredando y desenredando”, explica la comisaria.

Aunque trabajan en el mismo espacios, separadas por una cortina, esta es la primera vez que desarrollan una pieza conjunta, para la que han tenido que desgranar aquellos elementos que conectan su producción. “No compartimos solo estudio, sino vida. A pesar de la cortina la interacción siempre está presente, es una continua conversación”, explicó Sepúlveda. “Angulos del Vacío es una oportunidad para descubrir el resultado de la unión de dos lenguajes distintos: la geometría de Encarna y la poética del vacío de Carolina”, apuntó el director del Consorci de Museus. Un rompecabezas cuyas piezas no dejan de sorprender. Y es que, la hipnótica instalación, generada a partir de hiero, madera y espejo, busca “embriagar” al espectador también a través del poder de la palabra.

La primera colaboración... ¿de muchas?

La primera sección de la exposición cuenta, junto a la instalación creada por la pareja, con un panel que, también en colores fluorescentes, presenta una serie de poemas generados a partir del título de la exposición por la poetisa Lola Andrés, una “inmersión” a partir de su disciplina que no ha resultado en un mero acompañante de la obra sino en parte de un todo. Precisamente, la creadora realizará un recital con el poemario que acompaña a la muestra el próximo mes de enero, una actividad a la que también se sumará un concierto que tendrá lugar el 20 de diciembre de la mano de la soprano Isabel Monar con Concha Sánchez-Ocaña, al piano. Fue el título el punto de partida para Lola Andrés y también para el binomio Ferrer-Sepúlveda, que construyó desde cero la que hoy es la primera de, probablemente, más piezas a cuatro manos. "Ha sido un encuentro feliz. La puerta a más colaboraciones está abierta". 

"Desde hace muchos años compartimos el espacio del estudio de trabajo pero nunca hemos querido confirmar equipo pictórico porque consideramos que la pintura es individualista, que nace del mundo interior de cada pintor. Este trabajo conjunto sólo tenía sentido ahora que nuestras trayectorias están consolidadas, no hubiera tenido sentido hacerlo antes, cuando te encuentras en la búsqueda de un lenguaje propio". Encarna Sepúlveda y Carolina Ferrer se conocieron a mediados de los años ochenta en la Facultad de Bellas Artes de San Carlos, en Valencia. Desde entonces sus trayectorias artísticas apenas se han cruzado, coincidiendo en exposiciones colectivas y en alguna colaboración puntual.

“En común teníamos los colores ácidos y fluorescentes así como el uso de la luz pero esta es la primera vez que trabajamos en la bidimensionalidad, la escala - 18 metros de largo- y la secuencia -16 módulos de hierro que se pierden en el horizonte de un espejo-. Es el algo totalmente novedoso en nuestro trabajo”. Es en la sala Contrafuertes donde la instalación muestra los ingredientes que la han hecho posible, una serie de cuadros también realizados expresamente para la exposición que, esta vez sí, están creados de forma individual. La muestra, apoyada por Bodegas Chozas Carrascal, Cristalería Berol y Proyectos Re-habitStudio, supone la nueva aventura de dos carreras ya consolidadas. Así, s obras se hallan dispersas en numerosas colecciones, tanto privadas como públicas, y en museos como el Instituto Valenciano de Arte Moderno, el Museo de Arte Contemporáneo de La Coruña, la Fundación Antonio Pérez de Cuenca o las valencianas Fundación Chirivella Soriano y Bancaja. De igual forma, de su currículum destacan premios, becas y menciones recibidas de diversas instituciones, como la beca Alfons Roig (2000, Sepúlveda; 2002, Ferrer) y la Beca Pollok-Krasner Foundation (Ferrer, 2013).

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