VALÈNCIA. Prohibido prohibir. Este es el primer mensaje al que uno se enfrenta cuando visita Pudique-publique, la exposición de la artista francesa Annette Messager para el Institut Valencià d’Art Modern (IVAM). Entre la declaración de intenciones y el puro análisis de la sociedad en la que vive se sitúa el proyecto que presenta en València, una muestra que recorre los últimos veinte años de carrera de la creadora. “El artista es un espejo de la sociedad”, reflejaba durante la presentación a prensa de la muestra. Tanto es así, que hoy se convierte en la primera mujer que recibe el Premio Julio González, un techo de cristal más que romper en un contexto museístico que trata de corregir la falta de representatividad de mujeres en el ámbito expositivo pero que todavía tiene mucho que hacer hasta alcanzar la paridad en las colecciones. La pela es la pela.
Y es precisamente este uno de los ejes que vehiculan la exposición, una muestra con un claro componente crítico y feminista que se sitúa “entre lo poético y lo político, entre la risa y el espanto, entre lo púdico y lo público”. Así lo explicó el director de la pinacoteca y comisario, José Miguel G. Cortés, durante la presentación de la muestra, en la que el propio título ya hace referencia al uso sexista del lenguaje. Si en Francia un ‘homme publique’ es un político, en el caso de una ‘femme publique’ se refiere a una prostituta, un ejemplo que se suma a otros como una pieza creada en homenaje a las costureras, popularmente conocidas en el país galo como ‘manitas’. Así, la artista se apropia en sus instalaciones de elementos como lápices, peluches o cojines y tejidos como lanas, telas o cuerdas vinculados con lo supuestamente femenino.
"No me gustan las exposiciones de mujeres artistas, evito participar porque es como si nos metieran en un nuevo gueto. Yo quiero exponer con buenos artistas, ya sean hombres o mujeres, o transexuales no me gustan las categorías”, afirma tajante. Lo hacía quizá sin saber que un par de pisos por encima de su exposición el IVAM presenta A contratiempo. Medio siglo de artistas valencianas (1929-1980). Messager pertenece a la generación convulsa de Mayo de 1968, con la que comparte la actitud crítica y que reconoce como "un movimiento muy importante". En este sentido, la artista señaló que "frente al lema de Mayo del 68 de 'Prohibido prohibir' ahora vivimos en una sociedad llena de prohibiciones. Somos menos libres que hace veinte años. Ahora está prohibido envejecer y dentro de poco estará prohibido morir. Sin embargo, el arte sigue siendo un espacio de libertad".
La libertad es una de las claves que tejen la muestra, un concepto que está estrechamente ligado a la igualdad. En este sentido, algunas de las formas más explícitas vienen con la representación de úteros o sangre menstrual. El cuerpo femenino se presenta como un vehículo de las reivindicaciones de la francesa para alcanzar una sociedad sin ataduras morales, religiosas o políticas, piezas en las que también denuncia el sexismo, el racismo y la homofobia. Las obras de la exposición generan habitaciones y grupos temáticos en un recorrido que evita la linealidad, "pasando de las obras más abigarradas a las más sencillas", tal y como especificó el director y comisario.
Así, la muestra que incluye instalaciones como 'Motion/Émotion' (2010-12), un carrusel en movimiento del que cuelgan objetos como un tutú entrelazado con una peluca que "nos recuerda que estamos en esta vida y no dejamos de movernos, pero sabemos cómo vamos a terminar. Cuanto más se envejece, más queremos movernos para luchas contra el destino". También la pieza 'Sleeping deepred' (2018), la obra más reciente mostrada en el IVAM, un saco de dormir acolchado que recuerda a sus dibujos de úteros. La muestra finaliza con la sugerente instalación 'Sous-vent (Sotavento' (2008), un espacio a oscuras con numerosos objetos cubiertos por una inmensa tela de seda que se mueve gracias a ventiladores eléctricos situados bajo la misma.
La obra de Messager se ha expuesto en algunos de museos más importantes del mundo, como el Centro Pompidou de París, el Museo de Arte Moderno de San Francisco, el Museo Reina Sofía de Madrid o el Museo de Arte Moderno de Nueva York, mientras que ha recibido distinciones como el León de oro de la Bienal de Venecia en 2005 o el Premio Imperial de Japón. La artista recibirá hoy el premio Julio González de la mano del conseller de Cultura, Vicent Marzà, siendo la primera mujer que lo recibe en sus 18 años de historia.