Mucho antes de que las brasas se pusieran de moda y los Josper se reprodujeran como gremlins malos, este asador ya hacía maravillas al calor de las ascuas
El Pastoret es uno de esos sitios con buen producto, una parroquia fiel, camareros con años de experiencia que destacan por estar pendientes de todos los detalles y una familia que lleva dos décadas encendiendo el fuego para darle el punto exacto a la carne o el pescado. Faustino García, vinculado desde siempre a las hostelería como representante de marcas de primer nivel como Joselito o Sanfilippo, abrió hace 20 años este restaurante en la huerta, a las afueras de Valencia. Faustino y su mujer siguen por allí, también sus hijos y su yerno se han dedicado al negocio familiar y se les puede ver trasteando con las brasas.
Un restaurante en el que no se andan con tonterías. Aquí se viene a comer, no a hacer fotos para subir a Instagram con filtro Valencia. Su propuesta se basa en un menú cerrado donde los entrantes (ensalada, revuelto, langostinos y un plato de fiambres y quesos donde destaca el jamón Joselito) dan paso a una carne o un pescado notables. Si todavía hay hueco, quedan los postres. Hambre no van a pasar. Eso se lo aseguro. La terraza trasera es un caramelito para los días de manga corta y la zona de niños un alivio para los que sabemos que comer con los enanos puede convertirse en una pesadilla.
El Pastoret es vieja escuela, pero de las buenas.