VALENCIA. “La innovación artística y culinaria continúa transformando cada esquina de la ciudad perpetuamente soleada”. Con estas palabras presenta el prestigioso diario The New York Times Valencia, para la que han realizado una guía turística que concentra en 36 horas los must-see de la capital de la Comunitat. Quizá uno de los textos que caen en menos clichés -aunque mantiene los indispensables-, la periodista Ingrid K. Williams recomienda restaurantes, museos y rincones 'con encanto' en una pieza que comienza con mención a La Ciudad de las Artes y las Ciencias, aunque, ojo, no está dentro de sus lugares recomendados.
De la herencia mora al diseño más actual, la ruta comienza en el “vibrante” barrio del Carmen y, en concreto, en el Mercado de Tapinería, ejemplo de nuevo proyecto en pleno centro histórico. El espacio para eventos y venta efímero es el punto de partida de un viaje exprés que comienza a las 16 horas y que recomienda continuar con una cerveza artesanal en el ambiente relajado de Tyris on Tap o un gintonic en el glamuroso Café de las Horas.
¿Para cenar? Vuelve Carolina, el restaurante de Quique Dacosta es el escogido por la periodista par degustar sus tapas con un toque especial, el del laureado chef valenciano, un gastrobar que "ha redefinido la cocina moderna valenciana". Después de una primera jornada marcada por la gastronomía, mejor acabarla con algo de música. Dentro del mismo Carmen el NYT pone el punto final al primer día en Valencia en la compañía de los músicos de uno de los concierto de jazz de Jimmy Glass.
Para todos aquellos que no vengan en marzo y no puedan disfrutar del olor a pólvora del mayor festival de arte urbano del mundo, el diario también aconseja visitar el Museo Fallero, cuya sede acaba de ser reconocida oficialmente como museo y que en la actualidad está inmersa en un proceso de remodelación para mejorar su discurso e instalaciones. De esta forma se destaca la colección de “barrocas figuras” y, especialmente, la colección de carteles que datan desde el año 1934. De vuelta al casco histórico y al shopping que tiene nombre propio: Simple, el comercio que abandera el ‘Made in Spain’ y en el que encontrarán objetos tan típicos como chic.
Si para cenar confían en Dacosta, para comer siguen tirando de cocina con nombre y apellido. En este caso es en el Central Bar de Ricard Camarena, ubicado en el mercado más grande y antiguo de Europa, donde proponen hacer la parada de rigor para coger energía. Su plato favorito: el "espectacular como siempre" bocadillo de tortilla. La cocina en el mercado y el arte en la calle. Los magos de los muros se reúnen en la “galería de arte al aire libre” que supone el barrio del Carmen, del que recomiendan el entorno de la plaza del Tossal, artistas urbanos como Julieta XLF o la pequeña casa de gatos de la calle del Museo.
La Conservera, Ubik Café y la cervercería Olhöps son las recomendaciones gastronómicas del barrio de Ruzafa, que "rápidamente ha pasado de ser un vecindario de clase obrera e inmigrantes a un distrito donde prima la vida nocturna", recoge la periodista Ingrid K. Williams. Por supuesta, entre tanta propuesta novedosa, no puede falta -no por ello menos importante- la degustación de los productos típicos de la Comunitat. Mientras que para probar la horchata invitan a visitar Casa de l’Orxata en el Mercado de Colón y la tradicional Horchatería Daniel para saborear el “duelo de chufas”. Final de trayecto, el restaurante Bon Aire donde, cómo no, probar la auténtica paella y no el polémico arroz con cosas.