De madre birmana y padre galés, este londinense licenciado en Física y profesor antes que cocinero, se enamoró de la gastronomía viendo a su madre preparar desde un curry a un roast beef. Steve Anderson se formó con uno de los máximos exponentes de la cocina británica moderna antes de desembarcar en Valencia. Con Seu Xerea y Balbeec, el cocinero demostró que para él la cocina es un espacio de encuentro que va mucho más allá de los fogones. Hoy, continúa defendiendo esa mirada asiática que se cuela en el Mediterráneo desde Ma Khin Café, un homenaje a su bisabuela birmana.
1. ¿Qué preparas en casa cuando tienes invitados?
Para empezar una ensalada verde, de principal pollo de corral asado con patatas al horno y para terminar quesos de José Manglano. No me gusta complicarme la vida en casa… bastante lo hago en el trabajo.
2. Darte un homenaje para ti significa…
Champagne y ostras (¡valencianas, por supuesto!)
3. Tu último descubrimiento gastronómico
Me invitaron de sorpresa a Kaido y tengo que decir que me quedé impresionado.
4. Tu última cena consistiría en…
Sentarme en una terraza con vistas al mar, un buen pescado a la brasa, champagne y las personas que más quiero. Sé que es mucho pedir, pero a los implicados, por favor que tomen nota.
5. ¿A qué le tienes miedo?
¡A mis momentos de inspiración!
6. ¿Qué guiso o plato familiar forma parte de ti?
Bread and butter pudding, o su versión valenciana, pudin de pan quemado.
7. Para combatir la resaca lo mejor es…
Un baño en el mar, especialmente en invierno.
8. Lo que menos me interesa de la gastronomía es…
La competitividad.
9. La cocina del futuro debería ser…
Compartida.
10. ¿Por qué te gustaría que te recordaran?
“El mal que hacen los hombres les sobrevive; el bien suele enterrarse junto con sus huesos” ¡Así que mejor que no se acuerden demasiado de mí!
11. Última vez que pediste comida en Glovo y ¿qué fue?
Antes de abrir Baalbec pedí de varios restaurantes libaneses para valorar la oferta.
12.
¿Cómo es tu restaurante perfecto?
Cómo nos machacamos con el deseo de ser perfectos. Somos el único animal que lo hace. Generalmente me basta con que la calidad que percibo se corresponda con lo que pago, y que se note un mínimo esfuerzo para hacerme feliz.
13. Tu momento más feliz asociado a la gastronomía.
En un viaje a la India, llegué de pie arrastrándome a un monasterio tibetano en la baja Himalaya, enfermo por el cambio de altitud. No era grave, pero pensé que iba a morirme. Una mujer me llevó a la cocina y sobre unas brasas me cocinó un pan que me dio con un bol de yogur. Me sentí tan feliz que rompí a llorar.
14. ¿A qué cocinero/a o persona vinculada al sector admiras?
A muchos y muchas. Pero sin mi amigo Bernd Knöller, del restaurante Riff, atravesar los momentos más complicados de los últimos 30 años hubiera sido un tanto más difícil.
15. ¿En qué país del mundo se come mejor? (No vale España)
No creo que existan cocinas nacionales, sino tradiciones gastronómicas locales así que puedo esquivar esta pregunta tan difícil.
16. Un placer culpable a la hora de comer.
Las tostadas con mucha mantequilla y marmite para desayunar.
17. ¿Qué haces para desconectar del trabajo?
Viajar. Poner kilómetros entre mí y el restaurante es la única manera de desconectar de verdad.
18. ¿Has conquistado a alguien por el estómago?
Tengo un harem muy bien alimentado.
19. ¿Crees en los influencers foodies como herramienta de visibilidad para tu negocio?
¡Oh…mejor no vayamos por allí! Una señal de que me estoy haciendo viejo es que pienso que vivíamos mucho mejor antes de las redes sociales.
20. Un plato o producto que pienses que está sobrevalorado.
El azúcar.