Foto: KIKE TABERNERVALÈNCIA. La consellera de Sanidad, Ana Barceló, ha anunciado que el aforo máximo permitido en las aulas universitarias quedará limitado al 75 % el próximo curso académico, así como que será obligatorio el uso de las mascarillas en el interior de las clases cuando no sea posible mantener la distancia mínima de seguridad.
Así lo ha asegurado Barceló durante una rueda de prensa en la que ha adelantado algunas de las modificaciones del Consell respecto al reglamento que regula la nueva normalidad en la Comunitat Valenciana, que establecía para las aulas universitarias un aforo inferior a una persona por cada 2,5 m² de superficie.
La consellera también ha avanzado que estas modificaciones contemplan ahora medidas específicas para academias y centros de enseñanza no reglada, cuya actividad deberá ceñirse al 75 % de su capacidad y tendrán que adoptar medidas de higiene y de organización.
Por su parte, las actividades de tiempo libre para jóvenes y niños se podrán realizar al aire libre con hasta 300 personas, mientras que si se desarrollan en espacios cerrados el aforo máximo será del 75 % siempre y cuando no se superen los 100 participantes.
Además, los cambios ampliarán el número máximo de personas en cada uno de los grupos en los que deberán dividirse las actividades, que podrán alcanzar los 20 participantes por los 15 que se permitían hasta ahora.
También se contemplará la apertura de los bares de ocio nocturno y discotecas con un aforo del 75 % en su interior y del 100 % en sus terrazas, mientras que en espacios como museos, cines y auditorios tampoco se podrá rebasar el 75 % del aforo. Las visitas guiadas, eso sí, podrán ser de hasta 30 personas.
En las bibliotecas, y según lo explicado por la consellera, se guardará una distancia mínima de seguridad de 1,5 metros y se respetará el aforo máximo del 75 %, aunque se permitirá el préstamo interbibliotecario.
Por último, Barceló ha revelado que se permitirá un mayor aforo en los espectáculos taurinos, aunque no ha querido concretar todavía cuál será el máximo fijado.
En la pandemia el Estado se ha demostrado tan eficaz para limitar derechos como torpe para salvar vidas. La desconfianza hacia ese Estado, que ha dejado morir a miles de compatriotas, nos aboca a algunos simpatizar con el anarquismo en su versión pacífica
