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VALÈNCIA. Sillas, cables, ruedas de madera y performance. La galería del Tossal acoge la muestra Becoming/Unbecoming, una exposición creada sin comisariado, con obras inacabadas y sin reglas resultado de tiempo compartido, reflexión y obra de la mano de tres artistas multidisciplinares valencianos: Rafael Tormo, Mar Reykjavik y Norberto Llopis. Todos ellos crean un paseo visual que, hasta el próximo 23 de mayo, intenta romper con los límites del arte a través de la performance, la obra pictórica, la fotografía y la propia conversación entre los tres artistas. Una conversación que permite que su obra pueda leerse entre cuatro líneas de pensamiento: Lo imposible de resolver, Algo sin procedencia, Lo popular y Lo impertinente, inconveniente.
Tal y como lo describe la propia hoja de sala Becoming/Unbecoming pone en relación la obra de Tormo, Reykjavik y Llopis quienes parten de diferentes bagajes, formaciones e incluso generación pero que comparten la voluntad de poner su obra en común, conversar y reflexionar sobre esta. También coinciden en los espacios: todos ellos son valencianos y se reúnen durante un día entero para compartir sus reflexiones sobre su obra con motivo de encontrar -a través de una larguísima conversación- el motivo político, artístico y social que les une en esta misma muestra. Así pues, se genera un paseo en el que el compromiso entre los tres permite romper los límites que creen conocer sobre la creación y se rinden a la incertidumbre y la complejidad del ser humano ante los procesos.
Todas estas fabulaciones se "reúnen" en una conversación transcrita por Álvaro Devís, María Doménech y Óscar Cornago, encargados de plasmar en una transcripción las reflexiones compartidas entre los tres artistas en torno al arte y a la muestra, en una conversación de Reykjavik define como "una especie de cacofonía" pero que responde a las inquietudes artísticas y filosóficas de todos ellos. Para Llopis resolver esto en una misma sala es resultado de un largo camino, aún inacabado: “La exposición en sí misma es un proceso hasta llegar donde estamos, tenemos que conversar y ver cómo nos relacionamos los tres con los mismos conceptos. Intentamos comprender Lo popular desde la tradición pura y dura, y también como algo que cambia constantemente. Hablamos también de lo tradicional y del provenir, y principalmente de los procesos”, reflexiona sobre la conversación.
“Vemos temáticas que podemos identificar pero que no tienen por qué resolverse, lo hacemos a través de la instalación, las imágenes y explorando nuestras propias técnicas”. Con esto el montaje se cede a piezas inacabadas de artistas que no han generado nada exprofeso y que además se ceden a un espacio que ya de por sí cuenta con una carga "histórica" al tratarse de un lugar emblemático, algo que para Llopis, junto al concepto de encontrarse en un lugar subterráneo, "ya activa la obra". Llopis define esto como un reto, el de enfrentarse a un espacio de “patrimonio público e histórico” y hacerlo propio, también el de trasladar su diálogo a distintos niveles dentro de una misma muestra que funciona sin comisariado y sin normas muy claras, más allá de la propia conversación.
Tormo defiende que la clave es aceptar que todos ellos se encuentran en una “caída al vacío en la que van acompañados”, y a su vez se sienten acogidos este espacio hueco gracias al arte: “Nosotros queremos mostrar lo complejo, lo diverso y lo que a veces es incompleto, imaginamos también a un espectador que no sea capaz de distinguir lo que es la obra de cada uno”, añade sobre esta exposición que va totalmente en contra de las normas y con la que reescriben el concepto de una muestra colectiva.
Fotos: MAR REYKJAVIK
“Para nosotros no hay ningún objetivo centrado, no es algo que tengamos en claro en nuestro pensamiento mientras montamos la muestra. Es una exposición en la que se va dibujando poco a poco el proceso, somos tres personas con unos orígenes bastantes complejos y el relato acompaña a lo que nos sucede en ese momento”, añade Tormo, quien recuerda como el proyecto expositivo comienza forjándose a través de una conversación a tres en un espacio abierto y con diferentes horizontes para cada uno de ellos.
Esta conversación, que nunca fue pensada como algo privado, queda al descubierto del espectador a través de la hoja de sala, y permite comprender los entresijos de esta exposición inacabada en la que, tal y como reza el texto, “la relatoría se basa en el imprevisto, el resultado no tiene ni pies ni cabeza”, o dicho de otra manera: “No hay un principio ni un final concreto (...) solo se responde a una serie de preguntas que surgen y se enfrentan las unas con las otras”. Reykjavik explica que Becoming/Unbecoming les permite “articular y desarticular a través del arte” generando un paseo a través de los cuatro ejes en común y pensando en las piezas no como algo “suelto o definitivo sino con una visión con perspectiva”.
Para ello se obligan al ejercicio de conversar durante un día entero sobre los puntos en común que les unen teniendo en cuenta lo ya trabajado, o sea, sin generar piezas nuevas y respetando los procesos inacabados, contemplando el arte tal y como es. “En nuestras prácticas hay elementos e ideas que conviven pero no tienen por que ser algo final, sino que nace de los intereses compartidas”, explica sobre las piezas inacabadas, “es en esta dimensión de las cosas en proceso en la que hablamos también del arte”.
Fotos: RAFAEL TORMO
“Cuando decimos que algo está en proceso en ese espacio de enunciación se pierde una dimensión política, que debe tener el arte, que es la de ser exportable. En la exposición se muestra cómo hemos trabajado con los procesos, con el estrés y con lo que debe ser el arte”, añade la artista. Así pues, en Becoming/Unbecoming el arte -aunque no definitivo- se muestra en un estado de transición, es el propio espacio quien lo acoge y le da significado generando un diálogo único. Todo ello recoge y refleja la combinación definitiva de los tres artistas, la luz y los conceptos que les atraviesan. También el arte de la propia conversación para que sea exportable y ahora pública.
“La combinación de todos nos permite ver que nos atraviesa, hay decisiones que articulan algo que está en desarticulación -la conversación- y el compromiso está en defender el resultado más allá del estar seguros de lo que estamos haciendo”, añade Reykjavik sobre la muestra que desafía las normas. Los materiales, el espectador, la hoja de sala, el día de conversación que tienen entre ellos y el análisis son los ejes que permiten que cualquiera haga un peculiar paseo por Becoming/Unbecoming, una exposición que desafía todas las reglas expositivas, que ni siquiera responde a los criterios de producción y que a su vez tiene tantas articulaciones y desarticulaciones como ojos que la miran.