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VALÈNCIA. En 2018 irrumpió en las librerías La Novia Gitana (Alfaguara) y con ella nacía el personaje de Elena Blanco, una inspectora arisca, emocionalmente perdida, adicta a la grappa y al karaoke. También lo hacía Carmen Mola, el pseudónimo del trío compuesto por Jorge Díaz, Agustín Martínez y Antonio Mercero. Han pasado siete años y el final de la inspectora ha llegado: El Clan (Planeta), la última novela de Mola, supone el fin de una saga que ha enganchado a más de tres millones de lectores. Una novela que ellos consideran “más social” que el resto y la propia editorial tilda de “desgarradora y sangrienta, al más puro estilo sus obras anteriores”.
Acostumbrados a ahondar en las noticias e informaciones para tejer su trama, en esta ocasión la inspiración llega a través de una foto: niños africanos disfrazados de novia, mariposas, con pelucas de colores y ametralladoras en la mano. Es la guerra de Liberia de 2003 y el punto de partida de El Clan, el quinto y último libro de la saga. “Necesitamos retomar y concretar qué es el Clan, que ya aparece en Las Madres, y nos parecía que el tráfico de armas era un buen punto de partida y que, de todas las guerras, la de Liberia era la que mejor encajaba. Lo era por esa imagen atroz de los niños sonriendo después de saquear un poblado en el que han matado a todos y de algunos se han comido el corazón. “Ese horror celebrado era una escena muy Carmen Mola, y ya nos vinculaba la historia con África, que es algo que nos interesaba por lo que va a suceder después con un personaje que va a hacer una ruta del migrante desde su posición de europeo”. Es Antonio Mercero quien arranca la entrevista, en la que de forma coordinada van contestado los tres a cada pregunta, en un trabajo en equipo que están muy acostumbrados a hacer.
Es Agustín Martínez quien prosigue para matizar que El Clan pone el foco en "ver quién se está aprovechando de la desesperación de personas en África que están dispuestas a hacer lo que sea con tal de salir de su país. Es decir, ¿a quién le interesa que eso siga sucediendo? Creo que las noticias tienden a deshumanizar mucho, así que intentamos humanizar a esas personas que están cruzando África y a esos niños de la guerra de Liberia". Como dicen los tres: responder a la pregunta de quién se está aprovechando de esto.
“Solo es un juego, el juego de la guerra en el que hoy han matado y quizá mañana sean ellos los muertos. cuando morir no importa, todo está permitido”
- Es más escalofriante al saber que son hechos reales. ¿La realidad supera a la ficción?
- Agustín Martínez: Lo que dicen los lectores es que sí. En otras novelas hay cosas más turbulentas, quizás hay más sangre, más violencia explícita. En esta novela también la hay, por supuesto, pero creo que da mucho miedo la cercanía con la realidad porque todo lo que contamos de Liberia, del tráfico, del viaje del migrante y de las mafias que facilitan el camino hacia España es real. Entonces, ver ese horror tan de cerca impacta más, al igual que ocurría con La Red Púrpura (2019, Alfaguara Negra), en la que esa cercanía con la dark web generaba más miedo. Sí, genera miedo porque no estamos fantaseando, estamos describiendo. Los actos de canibalismo son reales, las masacres en los pueblos son reales, los generales enloquecidos que describimos son reales… Incluso un personaje, el Sipeeni, es real. Todo eso está muy cerca de la realidad y da mucho miedo.
- ¿Fue complicado encontrar a ese personaje?
- Antonio Mercero: No, hay bastante documentación de Molins, incluso se sabe que se convierte en un personaje incómodo para la policía y para el Ministerio del Interior, que lo exilian a Monrovia y que estaba en el asalto de la guerrilla liberiana a la embajada. Nunca hubo cadáver y se especulaba con que se había pasado el tráfico de armas.
- Jorge Díaz: Lo que fue complicado es conocer la verdad de lo ocurrido, pero no el origen del personaje, qué es lo que nosotros usamos. Hemos dado cara a ese terror, que es el Clan, con un personaje que realmente es invención, pero basado en alguien que existió de verdad.
¿Quién es el Clan y quien es Sipeeni? No va a darle respuesta a esas preguntas
- En esta novela el villano es el Clan, el sistema…. ¿Es un libro antisistema?
- [Risas]. Antonio Mercero: No nos consideramos tres escritores antisistema ni tengo la sensación de haber escrito una novela antisistema. Sin embargo, es verdad que en esta novela el mal es el clan y el sistema que se define como abstracto, cero empático, cero compasivo por la desigualdad y que además saca rendimiento económico de la desigualdad. En la novela es el enemigo al que se enfrenta la BAC y en algún lector puede generar una reflexión, pero creo que no se puede acabar con el sistema. Es una crítica de una sociedad muy poco compasiva con la desigualdad.
"Solo le arrastra una necesidad instintiva, casi animal, la de volver a abrazar a Ángel, la de sentir su calor y su olor como si fueran un alimento"
—¿La felicidad es una quimera en las novelas de Carmen Mola?
- Antonio: La felicidad es un concepto muy escurridizo; se puede concretar en algunas fases de la vida o en un momento concreto. En un personaje de ficción no interesa demasiado que la felicidad sea permanente porque el conflicto nace precisamente de la quiebra de la felicidad. Bien porque hay un objetivo que se te aleja o porque algo que tenías y que te era muy querido lo pierdes. La felicidad la tenemos que poner siempre en entredicho. Por ejemplo, en el caso de Miriam Vaquero, tenemos que poner un dilema entre las dos cosas fundamentales de su vida: la familia y la integridad. Carmen Mola es muy mala persona y entonces no le va a hacer escoger entre el dinero y la integridad porque ella no tendría duda le va a hacer escoger entre lo que realmente le causa un conflicto a ella. Buscamos no poner elecciones fáciles a los personajes.
- Agustín: Es verdad que hay una serie de situaciones en las que los personajes se debaten en esa línea de convertirse en justicieros o ser unos policías y emprender su lugar en la sociedad, pero luego hay otros que funcionan desde el amor. Por ejemplo, el enfrentamiento de Elena con su propio hijo, que es la parte más tremenda que jamás hemos escrito, eso está tirado desde el amor. Todos estos dilemas que estamos planteando es el amor el eje; hasta dónde estás dispuesta a llegar por amor. Nuestras novelas son muy negras, pero nuestros personajes tienen bastante corazón.
- Antonio: O el dilema del clímax y el claim de la novela, que puede más, ¿el odio o el amor?
- Cuando empezasteis esta serie, ¿teníais claro que el final o ha ido evolucionando?
- Antonio: Para nada lo teníamos pensado, lo hilvanamos cuando llegó el momento de trabajar la trama de esta última novela. Y nos ha costado mucho, tanto que incluso hay un final alternativo. Hemos discutido mucho el final porque es muy importante cerrar bien y, obviamente, no hay una sola forma de hacerlo. De hecho, ha quedado en aire hasta muy al final.
- Agustín: Un escritor solo, siempre necesita a alguien para rebotar las ideas. La ventaja de ser tres es que ese efecto rebote se produce dentro de nosotros —“hacemos de frontón”, apostilla Antonio—.
- Un mal final puede estropear toda la saga…
- Antonio: Exacto. John Ford, en el cine, decía que si tienes un buen final, el espectador se va contento a casa por lo que no puedes fallar. Y yo creo que es un final muy redondo, hay una extraña perfección en la redondez. Desde Elena Blanco buscando a su hijo en la primera hasta en esta buscando a Zárate, el hombre que que encarna su amor. Me parece que tiene una redondez curiosa.
- Carmen Mola nace con Elena Blanco… ¿qué parte de Mola desaparece con el final de la saga?
- Agustín: Muere la que hizo nacer a Carmen Mola. Carmen Mola nace alrededor de Elena Blanco; esa es nuestra primera reunión, sentarnos a ver de qué va La novia gitana y empezar a crear el personaje de Elena y de todos los miembros de la BAC. Entonces termina una parte importante. A lo largo de estas cinco novelas Mola ha ido creciendo como escritora, adentrándose en temas más complejos y haciendo a los personajes también más complejos. Pero otra característica es que no se ha quedado en un sitio cómodo. Salimos con el Planeta, nos lanzamos al frío del histórico con La Bestia y con El Infierno, y ahora lo más sencillo habría sido quedarse en el universo de Elena Blanco. Pero no queremos hacer eso, queremos probar cosas nuevas. Estoy convencido de que cuando llegue ese momento va a dar vértigo porque nos sentaremos y empezarán a entrar los miedos porque esa idea no está a la altura de Elena Blanco, que no funciona tan bien… Eso sucederá y por eso somos muy pesados diciendo que no vamos a volver nunca jamás a estos personajes de la saga para que no tener esa tentación.
- Antonio: Es cierto que podríamos seguir con los miembros de la BAC, pero a mí me apetece enfrentarme al desafío nuevo de ver qué encontramos dentro del thriller, qué toque novedoso somos capaces de darle a un género muy manoseado ya.
- Carmen Mola es de thriller histórico y novela negra…. ¿Seguirá habiendo esa dualidad?
- Jorge Díaz: Creo que estaremos en el thriller porque es lo que mejor se nos da y lo que sabemos hacer. Lo que pasa es que el thriller tiene miles de matices y tenemos que encontrar un matiz que sea novedoso. Elena Blanco nació hace siete años con unas características que en aquel momento eran muy novedosas, pero que ha abierto una vía para muchos escritores haciendo novelas, igual de buenas, pero con las mismas o parecidas características. Ahora tenemos que intentar buscar otro nuevo enfoque. Estoy convencido de que nos va a costar y saldremos frustrados porque vamos a tardar en encontrar eso, pero estoy convencido de que lo encontremos y que será igual de exitoso que Elena Blanco.