VALÈNCIA. La séptima temporada de Sala Russafa concluye esta semana con el estreno de Theatretk, formación colombiano–valenciana residente en el centro cultural desde hace cuatro años, donde ha creado, de hecho, sus últimos cuatro espectáculos. Del 5 al 8 de julio puede verse su última propuesta, Caronte y las ventanas indiscretísimas. Una nueva comedia absurda, con toques existenciales, que ofrece un personal acercamiento al mito griego sobre el tránsito a la otra vida, en el que un barquero lleva a los muertos en un paseo en barca a la otra orilla.
Harold Zúñigan escribe y dirige esta obra que nace a modo de secuela, continuación de la serie iniciada con Gloomy Sunday, un montaje estrenado la pasada temporada en la sala y que recientemente ha visitado Lituania y Alemania, dentro de una gira europea. “Partimos de una premisa similar: un protagonista que se enfrenta a una situación algo surrealista y de la que no puede escapar. En Gloomy era un suicida que nunca podía llevar a cabo su propósito. Y aquí tenemos a Caronte, tratando de escapar de su trabajo”, explica el dramaturgo.
“La idea era imaginar cómo sería su vida actual, después de llevar milenios remando de una orilla a la otra. Y, lógicamente, Caronte está cansado de su trabajo. Así que los dioses intentan motivarle con algunos cambios, instalándole en un enorme rascacielos lleno de ventanas, a través de las cuales hace atravesar a los fallecidos para que entren en la eternidad”, explica el autor. Pero el aburrimiento acaba apareciendo de nuevo y Caronte desea escapar. Encontrará la ocasión perfecta con la llegada de una pareja de hermanos, algo desconcertados ante su muerte y sin el óbolo, obligada moneda con la que pagar su viaje.
La historia de estos tres personajes sirve para hablar de temas como el hastío y la desmotivación. “Queríamos reflejar cómo la sociedad intenta anular nuestra capacidad de transformar las cosas, cómo nos entretiene con una actividad constante y frenética. Pero, al tiempo, nos amansa con un confort casi perpetuo. El esfuerzo prácticamente ha desaparecido, la vida moderna está llena de comodidades que no valoramos, que damos por sentado”, comenta el director y dramaturgo. Cuando Caronte las pierda, encontrará la fuerza para rebelarse.
“Otros de los temas que aparecen son la desorientación vital o el despertar de la voluntad propia, pero no desde las reflexiones sesudas, sino desde el humor”, aporta Zúñigan sobre una trama llena de ingenio, que juega a descolocar al espectador y a buscar su complicidad. “Hemos creado situaciones que pueden parecer incongruentes, pero que también son muy cotidianas y en las que cualquiera puede verse reconocido”, señala el dramaturgo. Durante todo el fin de semana puede disfrutarse de este texto que llama a la toma de conciencia desde la sonrisa, describiendo síntomas de la sociedad contemporánea que “probablemente han crecido en los últimos tiempos, pero que seguramente ya estaban ahí cuando Caronte empezó sus viajes en la famosa barca”, bromea el autor.
Saoro Ferré, Lucía Poveda y Jose Doménech componen el elenco de un montaje cuya música original ha sido obra de Johnny B Zero. El domingo 8, tras la función, Sala Russafa invitará al público asistente a una pequeña fiesta con la ambientación musical de Gibertástico y un pequeño cóctel para celebrar el fin de temporada.