La cuarentena obligó al sector editorial a reconfigurar sus planes a marchas forzadas. Ahora que la desescalada es un hecho y vamos recuperando viejas rutinas, es hora de volver a la carga
VALÈNCIA. Es una ley natural, casi casi como la gravedad: con la llegada de la primavera, los cómics valencianos abandonan las imprentas y trotan salvajes por su ecosistema natural: librerías, tiendas especializadas, ferias y festivales…En esos parajes se produce el ritual de cortejo a los lectores que, si todo marcha felizmente, acaban regresando a casa con unos cuantos volúmenes de viñetas bajo el brazo. Sin embargo, este pandémico 2020 ha cortado en seco el ciclo vital de estas obras, que, o bien han visto paralizada su impresión o bien llevan más de 60 días encerradas en cajas o atrapados en estanterías desconocidas. Abandonados por una humanidad que vive su propio confinamiento. La cuarentena obligó al sector editorial a reconfigurar sus planes existenciales a marchas forzadas y, ahora que la desescalada es un hecho y vamos recuperando viejas rutinas, es hora de volver a la carga. El cómic de casa nostra comienza su particular proceso de desconfinamiento.
Justo entre mediados y finales de febrero Grafito Editorial había pues a la venta dos volúmenes, Cielolalto y Por un puñado de Dracmas a los que esperaban “poder dar una promoción muy fuerte durante la primavera”, pero finalmente ambos se vieron condenados a pasar los últimos 60 y pico días castigados en un almacén. Además, dos días antes del estado de alerta llegó a las librerías la 3ª edición de Mies, éxito absoluto en la pasada campaña navideña pero que, de momento, se ha quedado atrapado en ese limbo sin reloj al que ahora llamamos vida cotidiana.
En el caso de Desfiladero, durante esos ya pretéritos tiempos preapocalípticos, se encontraban inmersos en la promoción de Memoria y viñetas, un libro que va asociado a la divulgación del cómic en el aula, con un repaso de piezas como Los surcos del azar, Esperaré siempre tu regreso, Cuerda de presas, Mil vidas más o Estamos todas bien. Esa exuberancia de obras y creadores que vertebra el proyecto hace que su difusión vaya “muy asociada a las presentaciones pública con especialistas y algunos de los autores que han participado. Teníamos ya programados actos en numerosas localidades y nos vimos obligados a anularlo todo a la carrera. Algunas de esas iniciativas promocionales, sobre todo las asociadas a ferias del libro, esperamos que sean reubicadas en próximos meses”.
Integrada en una colección infantil sobre grandes figuras de la ciencia y la investigación, el volumen Ada Lovelace, la encantadora de números, llevaba ya un tiempo en el mercado, “pero el confinamiento nos ha cortado gran parte del desarrollo que esperábamos que tuviera en librería. También la promoción que habíamos previsto y que abarcaba varias semanas. Para vender lo que funciona es moverse, ir a eventos, a comercios, que la gente vea el cómic y al autor…Sin eso, un título que hayas sacado hace dos meses se desvanece”, indica Jordi Bayarri, responsable de Anillo de Sirio.
A Fandogamia, la pandemia le pilló con dos volúmenes recién sacados del horno editorial. “Teníamos dos tomos de manga preparados: la segunda entrega de Magical Girl Boy y Primer amor. Uno estaba ya en la distribuidora y el otro se quedó en imprenta”, expone Pedro F. Medina. El plan ahora es “darles salida en las próximas dos semanas, de esta manera, queremos aprovechar para hacer un poco de estudio de mercado sobre cómo está funcionando el sector y cómo está respondiendo la audiencia en medio de la incertidumbre económica”.
Además, a la drástica reducción de ventas, se le suma también los gastos derivados de esos rincones más prosaicos que también forman parte del universo del libro. Tal y como explica Joseba Basalo, de Aleta Ediciones, “al parar de golpe toda la actividad del sector, pero tener programado pagos a proveedores y viajes, hemos tenido que gestionar los problemas como hemos podido. Los efectos se notarán a lo largo de muchos meses, sobre todo por la debilidad de nuestra economía”. Las pandemias mundiales no suelen ir bien para los sectores precarios. Para este sello, el golpe “de mayor gravedad” lo han recibido la serie Invencible y el nuevo volumen de Revival.
La fase más dura de la cuarentena ha coincidido con una época repleta de eventos literarios y, en especial, de citas protagonizadas por el cómic que se han visto cancelados. “Para el sector editorial es el trimestre más importante”, resaltan desde Grafito Editorial. Unos meses en los que se juntan citas literarias tan relevantes como diversas ferias del libro, el Salón del Cómic de Barcelona, el Día del Cómic Gratis (una jornada esencial para el universo de las viñetas y cuyos fans tiene marcada en el calendario con la importancia que solo se da a los grandes acontecimientos anules), el festival Splash Sagunt... “Junto con la Navidad, es la temporada más potente para nosotros en cuestión de ventas”, explica Pablo Herranz.
Alerta, se avecina cita cursi: decía Camus que “el otoño es una segunda primavera donde cada hoja es una flor". En el caso del cómic valenciano, toca seguir a pies juntillas la frase del escritor francés. Y es que, la necesaria reestructuración del catálogo de novedades ha obligado a estos sellos a aplazar hasta final de año muchas de las obras previstas para los meses próximos. Alguno títulos incluso cabalgarán un poco más en el calendario y no llegarán a los lectores hasta el ahora lejano 2021. Así lo cuenta Herranz: “prácticamente todas las editoriales van a reducir el número de títulos publicados este año, el mercado no puede resistir tanta oferta en tan poco tiempo”. “Es inviable pensar que en septiembre vayamos a lanzar lo que teníamos previsto para otoño y lo que nos quedó pendiente del trimestre anterior, porque estás colapsando el sistema”, consideran desde Fandogamia, donde ya calculan que un 30% de los libros planificados para este año no llegaran a las tiendas hasta el próximo ejercicio.
Uno de esos títulos que han visto retrasado su estreno es La pista atlántica, un tomo recopilatorio “y en formato de lujo” de Miguel Calatayud (tres veces ganador del Premio Nacional de Ilustración). “Hemos paralizado su salida porque, claro, dónde íbamos a hacerlo si hasta ahora la mayoría de librerías estaban cerradas… Queremos trasladar su salida hasta después del verano para que tenga la mayor difusión posible, para un lanzamiento potente necesitamos que toda España esté ya en una situación de relativa normalidad”, explica Pablo Herranz, responsable de Desfiladero .Precisamente, Calatayud también había recibido este año el Premio Splash por su trayectoria, galardón que de momento no ha podido recoger por la cancelación del evento.
“Nosotros seguimos trabajando en el volumen que teníamos previsto para otoño: Pasteur, la revolución microbiana, pero lo hacemos con un ojo puesto en qué pasa con la vuelta a la normalidad, porque si el mercado no se reactiva otra vez, te invade la duda de si vale la pena lanzarse a la piscina o no”, explican en Anillo de Sirio. Entre los títulos que ha dejado aparcados Grafito se encuentran Satanela, que se iba a publicar en marzo y Refugio, previsto para abril y en el que Jose Fonollosa repasa su experiencia como voluntario en uno de estos hogares para perros abandonados ubicado en Xàtiva. “Pensamos que ponerlos a la venta únicamente online y sin encuentros con los lectores era como tirarlos a la basura. Estos cómics que tienen tanto trabajo detrás merecen ser presentados en un momento óptimo”, explican.
“Para esta temporada, nos quedarán pendientes por lanzar al mercado tres títulos: Cazafantasmas, Sexo mal y el séptimo volumen de Giant Days. Los tres tendrían que haber salido ya, pero de momento están atrasados, por lo menos, hasta junio. “Dependiendo de cómo evolucione la situación decidiremos si sacar los tres en las mismas fechas o ir distribuyéndolos poco a poco…”, indican desde Fandogamia.
Si hablamos de producción editorial, resulta imprescindible abordar la avalancha de novedades que inunda el mercado en interminables oleadas de tapa dura o blanda. La mesa de novedades gobierna con puño de hierro. “Contamos con unos 85.000 lanzamientos al año, una barbaridad”, explica Herranz. Y claro, con tantos títulos de nuevo cuño que ven la luz cada día, “se genera un problema enorme, porque tú puedes tener un producto muy bueno y que esté funcionando genial, pero en seguida llegan otras obras recién publicadas que desplazan a la tuya en el estante de novedades. Y ahí, a no ser que la campaña de promoción haya ido genial, se corta el flujo de ventas”. La rueda de la producción continua mantiene su cadencia sin piedad y así los recién llegados van empujando inevitablemente a los que ya contaban con un par de semanas de veteranía en la librería, “es una pena, porque en la actualidad el cómic que estamos teniendo en nuestro territorio cuenta con un nivel elevadísimo, mayor que en otras artes”.
Siguiendo esta pista, Pedro F. Medina plantea un pacto entre la poderosa tríada que componen libreros, distribuidores y editores: “lo ideal sería llegar a un compromiso en el que ellos no se centran tanto en la novedad y devuelven los cómics a las pocas semanas y nosotros tampoco saturamos el mercado de títulos cada temporada. Tiene que ser una decisión conjunta del sector para sobrevivir”. En cualquier caso, frente a la avalancha de novedades que ansían copar los puestos más jugosos de las librerías, en Fandogamia optan por sacar lustre a su fondo de catálogo, “nos centramos en darle mucho bombo a través de las redes sociales para concienciar de que hay muchos títulos maravillosos ahí esperándoles. Esos libros están preparados para tener una segunda o tercera vida”. Porque no solo de piezas recién paridas vive el lector voraz.
Según explican desde Grafito, en España cada mes salen 300 o 400 títulos al mercado (la mayoría de ellos series estadounidenses de superhéroes). “Hay una rotación tremenda. Las editoriales pequeñas que editamos obra propia tenemos que competir con un montón de cómics para ganarnos nuestro puesto en los estantes”. Y a grandes males, grandes remedios: “lo que estamos haciendo estas semanas es hablar con libreros y distribuidores para plantear una relanzamiento - cuenta Yolanda Dib-. Queremos afrontar estos meses de parálisis como si no hubiera corrido el reloj y así poder mantener los volúmenes en el circuito y evitar las devoluciones”. “Tenemos la obligación de trabajar todo lo posible para lograr que lleguen al público. Necesitamos que haya un runrún en torno a esos títulos y que cuando reabran las riendas de cómics los lectores vayan a por ellos”, declara, rotundo Morales
Para Basalo, si ese temor a que tus títulos caigan en el olvido ya existía en circunstancias no pandémicas “ahora se multiplicará”. “Por eso muchos están optando por volver a distribuir las novedades que salieron justo antes del confinamiento. Pero retrasar dos meses o más las novedades previstas ha hecho que los autores y colaboradores (traductores, maquetadores…) se encuentren con que se les retrasan los encargos también, por lo que ha afectado a todo el tejido profesional de esta industria”, indican desde Aleta. Y más allá de las idiosincrasias propias del sector, los líderes de Grafito abren el ángulo a la situación económica que se avecina: “sabemos que mucha gente lo va a pasar mal a nivel financiero y probablemente necesiten reducir su volumen de consumo en ciertos productos, así que creemos que es casi irremediable que se resientan las ventas”.
Esta parálisis llega a la galaxia de las viñetas made in València tras una etapa en la que el sector se había movilizado para ganar músculo institucional y aumentar su presencia en los circuitos internacionales en los que se parte el bacalao editorial, como el Festival Internacional del Cómic de Angoulême, uno de los más prestigiosos del sector y al que acudieron a principios de año con un stand de la Generalitat. “Habíamos cogido un ritmo muy bueno, sentíamos que habíamos dado un salto importante. Participar en Angoulême fue un punto de inflexión muy importante y pensamos que a partir de ahí iríamos para arriba ya que pudimos hacer muchos contactos con editoriales de diferentes países. Pero ahora todos esos avances se encuentran en standby porque en todo el mundo estamos en una situación parecida. Muchas de esas primeras aproximaciones iban a terminar de concretarse en la Feria del Libro Infantil de Bolonia, que no se ha celebrado”, relata Bayarri. Pero 2020 todavía cuenta con unos cuantos cartuchos guardados para el cosmos de la viñeta: “tenemos la mirada puesta en la Feria de Frankfurt, que en principio acontece en octubre y constituía el tercer hito que nos habíamos marcado para este año. Ahora no sabemos qué va a pasar”.
En la misma línea, Yolanda Dib pone el foco en la labor realizada hasta ahora: “Se está tratando de trabajar una marca de cómic valenciano tanto desde las instituciones como por parte de los editores especializados. Queremos no solo trabajar conjuntamente, sino también movilizar a las autoridades para que se impliquen con el sector, algo que ya estamos logrando”. Pero, como parece lógico en un contexto plagado de incertezas, también recurre a la cautela: “se han dado muchos primeros pasos, pero todavía queda mucho por hacer para consolidar la imagen de nuestra industria: editores, autores, eventos…”. Llegados a este punto, Basalo rompe una lanza por el optimismo: “La labor promocional que se está haciendo al respecto es tan importante que no debería verse afectada por estos meses de parón. Al fin y al cabo, es una carrera de fondo”.