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análisis vp - balance del año

Diez acontecimientos que marcaron la agenda política valenciana de 2019

31/12/2019 - 

VALÈNCIA. El ejercicio que termina deja un cúmulo de acontecimientos que han marcado la agenda política valenciana con más intensidad incluso que la de otros años, dado que las convocatorias de elecciones se han sucedido a lo largo de 2019: los valencianos han acudido a las urnas hasta en tres ocasiones. Esta es una selección de 10 acontecimientos que, desde fuera o desde dentro, afectaron a la Comunitat y a sus partidos políticos.

1. Adelanto electoral de Ximo Puig (marzo). El 5 de marzo de 2019 el president de la Generalitat Valenciana decidió avanzar los comicios autonómicos al 28 de abril para hacerlos coincidir con los generales que Pedro Sánchez había convocado días atrás. La decisión unilateral -no fue consensuada con Compromís, su socio en el Gobierno- hizo terminar la legislatura del Botànic de forma abrupta. "Esta ha sido la única decisión que el Consell no ha tomado por unanimidad", expresó Mónica Oltra en una rueda de prensa en el Palau dels Valeriola tras una intensa jornada. Y era una decisión importante. La UTE electoral integrada por Bloc, Iniciativa y VerdsEquo tendría más dificultades para ser un actor principal en unas autonómicas que coincidieran con las generales.

Puig comunica al Consell que adelantará las elecciones. Foto: GVA

El gesto marcó un antes y un después en la relación entre el PSPV y la coalición valencianista y las heridas abiertas en aquella primavera electoral no se han cerrado a día de hoy. Buena prueba de ello ha sido cómo se ha desarrollado la negociación de los últimos Presupuestos de la Generalitat; lo mucho que costó cerrar un acuerdo sobre el reparto de competencias del nuevo Gobierno valenciano en el que Unides Podem participa; o el aplazamiento de la investidura de Puig durante 24 horas fruto del tenso clima de las conversaciones. Pero no solo eso, también hubo otros 'daños colaterales': el adelanto electoral no sólo resquebrajó la confianza del Botànic también enterró 15 leyes -entre ellas la del Juego- y tres comisiones de investigación, e impidió a Joan Lerma repetir en la Mesa del Senado

2. Elecciones generales y autonómicas (abril). El 28 de dicho mes los socialistas se convirtieron en la fuerza más votada en la cita en las urnas nacionales y de la Comunitat Valenciana. Pedro Sánchez logró 123 escaños, mientras Ximo Puig amplió la representación del PSPV en Les Corts en cuatro diputados (27). Un resultado que le valió para mantener la Presidencia de la Generalitat, ya que el adelanto electoral en un contexto nacional hizo el resto: Compromís perdió dos parlamentarios respecto a los comicios de 2015. 

3. Elecciones locales (mayo). Las elecciones municipales del 26 de mayo no trajeron otra cosa que continuidad en el hemiciclo del Ayuntamiento de València. Mismo resultado entre bloques que 2015: la izquierda amasó 17 concejales, y la derecha 16. Ahora bien, sí se vivieron claros corrimientos y trasvases en el seno de cada uno de los sectores. En este sentido, si en el anterior mandato tenían representación tres fuerzas de izquierda -Compromís, PSPV y València en Comú (Podem)-, tras los comicios de mayo la formación morada perdió sus tres ediles en favor de sus dos compañeros de gobierno: la coalición valencianista pasó de nueve a diez representantes, y los socialistas, de cinco a siete. En la derecha, el Partido Popular perdió dos concejales -de diez a ocho- y los cedió al partido de extrema derecha, Vox. Ciudadanos perdió uno evidenciando su falta de fuerza para comerle terreno al PP. Joan Ribó, el candidato de Compromís, reeditó la Alcaldía.

Joan Ribó celebra la victoria de Compromís tras el 26M. Foto: EVA MÁÑEZ

4. Pacto del Botànic II (junio). El 12 de junio PSPV, Compromís y Unides Podem lograron cerrar el acuerdo que dio vida al nuevo Ejecutivo valenciano. Hacerlo costó nueve citas entre representantes de los tres partidos; horas y horas de comisiones negociadoras y subcomisiones que finalmente terminaron resolviéndose en una reunión en el Palau de la Generalitat de última hora, sin imagen ni convocatoria y dividiendo, pese a todo, la investidura en dos sesiones. El documento se selló en Alicante, y las carteras que ostentaba cada partido prácticamente quedaron intactas, con el único encaje de Unides Podem en dos de ellas. El PSPV ocuparía la Presidencia, además de Sanidad; Hacienda; Justicia; y Universidades e Innovación. Compromís gobernaría Educación y Cultura; Igualdad y Políticas Inclusivas; Economía; y Agricultura y Emergencia Climática. Los morados se encargarían del área de Vivienda; y Participación y Transparencia.

5. Pacto del Rialto (julio).  Tras los comicios se daba por sentado que Compromís y PSPV alcanzarían fácilmente un acuerdo de gobierno en la ciudad de València dado que un pacto sin Podem se antojaba menos complejo de fraguar. Pero no fue así. El PSPV entregó sus votos a Ribó para que fuera alcalde, pero el acuerdo de gobierno de coalición tardó en llegar: los días posteriores a la fiesta de la democracia se vivieron varios cruces de declaraciones que pusieron en guardia a los negociadores -los ocho 'jinetes' de La Nau-. Que si el PSPV echaba el ojo a áreas de Compromís -Fallas o Movilidad-, que si la coalición apuntaba a Hacienda o incluso Urbanismo. Los socialistas querían un gobierno "de igual a igual" -a la sazón: pedían la vicealcaldía para su portavoz, Sandra Gómez-, algo que rechazaban los dirigentes de Compromís. Las tensiones llegaron a tal punto de romperse las negociaciones y protagonizar sonadas escaramuzas a través de los medios de comunicación. Al final, en silencio, pacto sobre la bocina -la última madrugada-: Gómez fue vicealcaldesa, pero para compensar, también lo fue Sergi Campillo, de Compromís.

Pacto del Rialto: EDUARDO MANZANA

6. Estafa de la EMT de València (septiembre). El inicio de curso se constituyó en dolor de cabeza para el recién nacido Govern del Rialto y concretamente para el edil de Compromís, Giuseppe Grezzi, presidente de la EMT de València. Unos estafadores anónimos consiguieron engañar a una directiva de la empresa municipal para que transfiriera cuatro millones de euros en ocho tandas durante el mes de septiembre a dos cuentas en China con objeto de la -falsa- compra de una empresa. Una concatenación de errores de la trabajadora y del banco -Caixabank-, sumados a una precaria gestión de los protocolos de seguridad en la tesorería permitieron el desfalco. Tras conocerse, el trabajo del gerente, Josep Enric García, fue puesto en la picota por parte de la oposición, así como el del propio edil. La mala gestión de la crisis derivó en alumbramientos peores: se descubrió que el secretario del Consejo de Administración de la EMT era conocido y compañero de trabajo del cuñado del alcalde mediante un bufete de abogados. La presión llegó a ser tal que el secretario acabó dimitiendo, aunque la oposición insiste en exigir explicaciones sobre esta relación. En cuanto al fraude inicial, sigue su curso en el juzgado de instrucción: el consistorio trata de recuperar el dinero culpando al banco por la falta de control. Y mientras, se ultima la comisión de investigación en el seno de la empresa municipal para dirimir responsabilidades.

7. Elecciones generales (noviembre). El 10 de noviembre volvieron a celebrarse elecciones generales. Tras las vacaciones estivales Pedro Sánchez no logró cerrar un pacto de investidura ni con Pablo Iglesias ni con Albert Rivera, por lo que el Rey cerró la ronda de consultas en septiembre sin proponer ningún candidato. Pese a que los números eran los mismos que en julio -cuando PSOE y Unidas Podemos negociaban un reparto de carteras-, los socialistas optaron por volver a las urnas. Una maniobra con la que empeoraron su representación y también la del partido de Iglesias. Sin embargo, a pesar de que el peso en el Congreso era menor y peor, ambos tardaron menos de 48 horas en firmar un acuerdo de mínimos. El 12 de noviembre Sánchez e Iglesias firmaron un documento de diez puntos en los que se contemplaban los "ejes prioritarios de actuación" entre los que no se encontraba la financiación autonómica, pero sí el "apoyo decidido a la España vaciada" para "revertir la despoblación". Ahora, se profundiza en este acuerdo tratando de cerrar el necesario apoyo de ERC. En esta cita en las urnas, Compromís no mejoró su representación a pesar acudir con Más País bajo el nombre de Més Compromís. 

8. Convocatoria dirección general de À Punt (noviembre). El pasado 15 de noviembre el Consejo Rector de la Corporació Valenciana de Mitjans de Comunicació (CVMC) aprobó las bases del nuevo concurso para dirigir la radiotelevisión valenciana, ya que en marzo expira el mandato de Empar Marco. Un proceso para el que, de momento, se conocen nueve candidatos -todos hombres- y que tendrá matices distintos importantes respecto a la primera convocatoria que se hizo en 2016.  

9. Refundación del Bloc. El Bloc se prepara para el VIII Congrés que tendrá lugar la última semana de junio o primera de julio. Una cita para la que, tal y como informó Valencia Plaza, buena parte de la dirección medita poner sobre la mesa una especie de refundación del partido con una hoja de ruta renovada y diferentes conceptos políticos. Un cónclave en el que los adheridos de Compromís podrán votar y en el que la líneas principal girará en torno a la conveniencia de abordar un debate de futuro sobre el partido que vaya dirigido a expandirse más allá de los actuales límites del Bloc: reforzar la seña de identidad basada en la sensibilidad valencianista, pescar en la izquierda desencantada y también recoger nuevos apoyos en el ecologismo, serían algunas de las pretensiones. 

10. El Botánico II aprueba los quintos Presupuestos (diciembre). Negociación in extremis, pacto contrarreloj y órdagos postreros. El 31 de octubre el Consell logró salvar los quintos Presupuestos de la Generalitat, el mismo día que debía presentarlos. Eso sí, con más de dos horas de retraso debido al desacuerdo existente entre la Conselleria de Economía que dirige Rafa Climent, de Compromís, y la de Innovación que lidera Carolina Pascual, designada por los socialistas, por una partida de 50 millones de euros. En concreto, los primeros se negaban a que esta cantidad correspondiente a los Institutos Tecnológicos fuera gestionada por la Agencia Valenciana de Innovación (AVI), tal y como pretendía el PSPV, y no por el Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial (Ivace), en manos de los valenicanistas. Un pulso que ganó Compromís y en el que Puig casi perdió a su consellera, Pascual, que llegó a amenazar con dimitir. El 19 de diciembre Les Corts dieron luz verde a las cuentas.

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