2009-2019

El #10YearChallenge de la cultura valenciana

23/01/2019 - 

VALÈNCIA. ¿Dónde estábamos hace diez años? En los últimos días no son pocos los usuarios de redes sociales que se han animado –no sin poco valor- a compartir la imagen que se gastaban en 2009. En ese año Carlos Baute y Marta Sánchez entonaban –no sin poco valor- la canción número uno de España, Colgando en tus manos, y todos nos volvíamos locos con las gafas en 3D para ver el Avatar de James Cameron. También era el momento en el que la crisis económica hacía estallar su burbuja, dejando al descubierto los no pocos castillos en el aire que se habían ido construyendo tiempo atrás. Era el año de los últimos coletazos de La Mostra de València y el adiós definitivo de espacios como Greenspace o, en este caso no definitivo, de La Nau de Sagunt. La crisis derivó en la ‘edad de oro’ de los festivales urbanos, que proliferaron en torno al 2010 para conformar hoy uno de los pilares principales por lo que respecta a programación cultural en la ciudad, citas que ahora viven una agitada adolescencia. Entonces la cultura pública estaba al mando de la consellera de Cultura i Esport Trinidad Miró y de la concejala MªJosé Alcón, ambas del Partido Popular, un binomio que hoy forma el conseller Vicent Marzà y la edil Glòria Tello, de Compromís. Así le sienta el #10YearChallenge a la cultura valenciana.

La Mostra de València, en el aire a siete meses de su aniversario. Con este titular se analizaba desde el diario El País el camino hacia la 30ª edición del festival de cine, un certamen que se enfrentaba al vacío en la dirección, espacio que ocuparía finalmente Salomón Castiel, y en horas bajas. Tanto es así que fue él mismo, con el Ayuntamiento bajo el mandato de Rita Barberá, quien tuvo que despedir La Mostra un par de ediciones más tarde, cuando quedó dormida hasta nuevo aviso (y nuevo gobierno). La realidad es bien diferente a la de 2019. Fue el pasado ejercicio cuando el Ayuntamiento de València decidió recuperar la marca con una 33ª edición que suponía el primer capítulo de la segunda temporada, con Rosa Roig y Eduardo Guillot, directora técnica y responsable de programación, como nuevos protagonistas. Aunque con un ajustado presupuesto, el festival retomó la actividad poniendo el foco en la identidad mediterránea y de la mano de figuras lejanas a esa idea más bien americana de star-system, como el director francotunecino Abdellatif Kechiche o el actor Antonio de la Torre como cabezas de cartel. Tras una apresurada vuelta, tal y como sus propios impulsores confesaron, ya ha comenzado el trabajo de cara a la nueva edición, que llegará previsiblemente en octubre de este año, con un ligero aumento de presupuesto.

La inversión privada, al rescate

Si hace diez años alguien hubiera mostrado una fotografía de lo que hoy es Bombas Gens más de uno no lo habría creído. La histórica fábrica sita en la avenida Burjassot, diseñada por el arquitecto Cayetano Borso di Carminati, dinamizó la vida del barrio hasta 1991, cuando cerró definitivamente sus puertas. Su imponente fachada de estilo art-decó empezó a deteriorarse, fruto del abandono de las instalaciones, que años después se incluiría en el catálogo de bienes protegidos. La dejadez en torno al inmueble tendría su pico en 2014, cuando un incendio dañó buena parte del espacio. Las incógnitas en torno al futuro del edificio se resolvieron con la compra por parte de la fundación privada Per Amor a l’Art pocos meses después del incendio, momento en el que se inició el proceso de consolidación y rehabilitación para convertirlo en la realidad que hoy es. Dirigido por Nuria Enguita, el centro de arte abrió sus puertas en el verano de 2017 con el objetivo de ganarse un hueco en el panorama artístico local, entre espacios públicos y privados, como pueda ser Fundació Bancaja, y también nacional e internacional.

Un destino similar ha encontrado el Palau dels Valeriola, construido a principios del siglo XVII, que fue adquirido en 2016 por la Fundación Hortensia Herrero para generar un nuevo centro cultural en el que divulgar su colección de arte. En una situación de evidente deterioro, denunciado en numerosas ocasiones por entidades como Círculo por la defensa y difusión del patrimonio histórico, fue de nuevo una fundación privada quien tuvo que ponerse manos a la obra para salvarlo. Obras, por cierto, que se iniciaron el pasado mes de agosto, un proceso de rehabilitación integral a cargo del estudio valenciano 'ERRE Arquitectura' y que se prolongará hasta 2021, cuando se espera su apertura. La cruz de los espacios por salvar, en este caso, es La Ceramo. El espacio fabril, que se levanta a pocos metros de Bombas Gens, todavía espera una solución para su futuro. Si bien se ha realizado algunos trabajos arqueológicos previos a la rehabilitación, la fotografía parece estancada y sin avanzar casillas.

Fantasmas del pasado en el IVAM y revolución en el Centro del Carmen

Con un pasado reciente que todavía ocupa la sección de Tribunales en los diarios, el IVAM encara ahora su 30 aniversario, que celebra en apenas unos días. A pesar del jarro de agua fría que supuso el proyecto de Presupuestos Generales del Estado 2019 para el museo, que se quedó igual que estaba, el centro artístico enfrenta un ejercicio de crecimiento físico, con José Miguel G. Cortés al frente. Hace apenas unos meses que empezó a funcionar el Centre d’Art d’Alcoi, donde se ubica su subsede –compartida con la Fundación CAM y el ayuntamiento de la localidad-, y tiene previsto abrir el ansiado jardín de las esculturas en apenas unas semanas, una expansión que complementa la programación del aniversario, que cuenta con Fernand Léger o Jean Dubuffet como cabezas de cartel. La realidad es bien distinta a la de hace 10 años, cuando el museo estaba dirigido por Consuelo Ciscar y los visitantes, supuestamente, superaban el millón (cifras que -oh, sorpresa- se demostraron como falsas). Es precisamente 2009 el punto de inicio del informe Procedimientos de Gestión Económico-Financiera de la actuaciones realizadas por el IVAM, llevado a cabo por Intervención General en 2015 y en el que alertaba de diferencias de hasta un 1.500 por cien entre el precio que el museo pagó por alguna obra y su valor de mercado. Pasado pisado.

Uno de los casos más curiosos en el panorama valenciano es el del Centre del Carme, sede del Consorci de Museus, que ha vivido un cambio radical de su perfil en su etapa más reciente, bajo el mandato de José Luis Pérez Pont. El centro se ha convertido en un espacio dedicado a la creación contemporánea, con una programación expositiva basada en gran medida en convocatorias públicas y que ha puesto un gran peso en la balanza en el apartado de actividades, tanto las organizadas por el centro como las que acoge en tanto que sede. Antes que él, Felipe Garín, quien llegó en 2011 al centro, jugó distintas cartas, con una línea programática radicalmente distinta a la que ahora ocupa las salas del centro. Garín llegaba al Centre del Carme después de que se acometiera una profunda rehabilitación del espacio, iniciando una nueva etapa en el que antes habría sido una extensión del IVAM. Cuestión de rehabilitación, por cierto, el centro todavía espera la apertura de su cafetería, anunciada en 2017, y la rehabilitación de la antigua escuela de Artes y Oficios. En el apartado de entidades artísticas, imposible no mencionar el Círculo de Bellas Artes, cuya deuda de 1,8 millones de euros con la conselleria de Cultura la ha dejado al borde de la desaparición, tras unos años no poco revueltos.

El Museo Belles Arts y Les Arts, de nuevo en año cero

Sobre el Museu de Belles Arts de València, el #10yearchallenge no es especialmente agradecido. Contaba Carlos Aimeur en el reportaje San Pío V: volver a empezar, que el entonces President de la Generalitat 2009, Francisco Camps, ordenó aplazar la inauguración de una muestra para, después, no acudir para quedarse en casa viendo la final del Open de Australia. Ya entonces se hablaba de un nuevo inicio del museo, poco mimado por unos y por otros, tras la adjudicación de las obras de la V fase, una casilla de salida eterna. A pesar de los avances en el plan museológico, lo cierto es que la falta de personal y los vaivenes políticos han dejado al centro ahora dirigido por Maragarita Vila en un doloroso estado de ‘pausa’. Con la mejora de relaciones entre Madrid y València -aunque no se hayan traducido en un aumento en los Presupuestos Generales del Estado-, toca seguir esperando al verdadero nuevo inicio del museo.

Cambia especialmente la fotografía del Palau de les Arts, entonces bajo el mando de la austríaca Helga Schmidt. Una década después, está investigada junto a otros cargos por prevaricación, malversación de caudales públicos y falsedad documental en el conocido como 'Caso Palau'. Si bien este mismo mes debía haberse celebrado el juicio, este era suspendido y no se reanudará hasta noviembre. Es Jesús Iglesias Noriega quien ahora tiene la tarea de reconducir el coliseo. El director artístico aterrizó oficialmente este mismo mes de enero, consciente de que, además de las tareas propias de su cargo, también debe hacer frente a la denostada imagen del centro operístico. “Soy consciente de que llego a un lugar que ha sufrido vaivenes, altibajos, que ha pasado por momentos complicados. Quizá la consecuencia de todo eso pueda ser una imagen controvertida, confusa”, explicaba en una reciente entrevista concedida a Cultur Plaza.

¡Hasta siempre MTV Winter y Greenspace!

Años antes de que el Festival de Les Arts llenara con música el complejo diseñado por Santiago Calatrava, el espacio se engalanaba para recibir el MTV Winter, una jornada de conciertos organizada de la mano de la cadena estadounidense que en 2009 contó con Franz Ferdinand y Mando Diao, así como con los valencianos Polock. Mimada económicamente por la Generalitat –con un millón de euros-, su última cita fue en 2011. También en el apartado de citas olvidadas se encuentra el intento de Salón del cómic impulsado por el editor Paco Camarasa, un sueño que viene de lejos en el sector y cuyo testigo lo toman, una década después, espacios como el festival de autoedición Tenderete o la recién inaugurada feria del libro ilustrado Baba Kamo, que se suman a la Héroes Comic Con, que celebrará se segunda edición el próximo mes de febrero en Feria Valencia. En 2009 también se celebraba la segunda edición del festival internacional de mediometrajes La Cabina, que coronaba Patria de Dani Rosenberg como mejor cinta, mientras que Cinema Jove, ahora con el reto de solventar el vacío en el despacho de dirección, reconocía como mejor largometraje a la producción francobelga Éleve libre, de Joachim Lafosse, y como mejor cortometraje la israelí Pitayon, de Michal Vinik.

Y 2009 también era el año en que València decía adiós al Greenspace, tras cuatro años de actividad, para dar paso a lo que hoy conocemos como Las Naves. “Greenspace ha dejado en Valencia un hueco que no se ha cubierto ni por asomo. La ciudad ha vuelto a desaparecer del mapa del circuito de giras internacionales y, sin un lugar que ofrezca las garantías técnicas y de aforo necesarias para reflotar, se sigue hundiendo, no sólo respecto a Madrid o Barcelona, sino a otras urbes que, como Bilbao, ya le enseña su matrícula”, reflexionaba el periodista Jorge Salas en un artículo publicado en 2016. València decía adiós entonces al Greenspace… y  Sagunt hacía lo propio con La Nau. Convertida en símbolo del exceso, el proyecto nació con Eduardo Zaplana como President y Consuelo Císcar como directora general de Cultura, y murió en 2009 con un cuestionable legado. Hace ahora un año, la Generalitat compró el inmueble por 3,7 millones de euros con el objetivo de revitalizar La Nau, sin embargo, una vez hecha la operación, poco se sabe del proyecto artístico al que va ligado (quizá porque todavía no lo hay). Si La Nau, al menos, tiene esperanza, poco de eso queda para la Ciudad de la Luz, empresa pública disuelta el pasado año. 

De un teatro sin sede a festivales urbanos

Hace diez años que la entonces diputada de Teatros, MªJesús Puchalt, anunciaba la creación de una nueva sala en el Escalante, coincidiendo con el 25 aniversario del espacio, para dar cabida a espectáculos de pequeño formato. La realidad hoy es bien distinta. La administración abandonó el edificio en 2016 tras detectar graves deficiencias en el inmueble “producto de años de dejadez”, informaron entonces. Tres años después, el proyecto teatral sigue sin sede fija y actualmente desarrolla sus producciones en otros espacios escénicos de la ciudad, como pueda ser el Teatre el Musical, el Teatre Martín i Soler del Palau de les Arts, la Sala Russafa, Carme Teatre, la Sala Matilde Salvador o el Teatre Rialto. Después de tres temporadas itinerando y un intento frustrado de mudarse a La Marina, tal y como confesó la actual diputada delegada, Rosa Pérez Garijo, durante una entrevista en Plaza Radio, ahora las esperanzas están puestas en un acuerdo con conselleria. “El objetivo es que tenga una sede fija”, confesó Pérez Garijo. Por lo pronto, este mismo año ha sido el Ayuntamiento de València el que ha tenido que acoger ‘in extremis’ la escuela vinculada al Escalante, tras quedarse sin sede.

Otro de los espacios que han desaparecido del mapa cultural valenciano en esta década ha sido La Gallera, sala expositiva privada que, tras la decisión del Consorci de no continuar con el alquiler de la misma, está cerrada a cal y canto. También la fotografía de 2009 presentaba una València con fashion week, de la que no queda nada. Entre no pocos cierres, han abierto sus puertas distintas galerías de arte, como pueda ser Espai Tactel o Pepita Lumier, así como centros como el espacio gastronómico y cultural Convent Carmen, ubicado en el antiguo Convento de San José y Santa Teresa, o La Fábrica de Hielo, un espacio creativo ubicado en la playa del Cabanyal, que dan forma a parte de la programación cultural de la ciudad. También en los últimos diez años se ha multiplicado la oferta de festivales urbanos impulsados por profesionales del sector cultural, como pueda ser el festival de danza 10 Sentidos, Intramurs, Cabanyal Íntim… tal ha sido su impulso que desde 2015 una docena de ellos se organizan a través de la Plataforma de Iniciativas Culturales Urbanas de València (PICUV). Con muchas más aperturas, cierres e iniciativas imposibles de listar en un solo artículo, este es el #10YearChallenge de los espacios de la cultura valenciana.