VALÈNCIA. La casa del cantó es esa por la que se pasa y no se repara. Aquella, la de allá, en la esquina, entre dos cruces. Calle aquí, calle allá. Ni para ti, ni para mí. O, también, la casa del cantó puede ser el hito que señalice una necesidad. Un cambio. Una raíz de la cual estirar y estirar y estirar hasta que aparece la retaguardia arquitectónica. La memoria de un pueblo. El testimonios de unas calles señoreadas por el vibe a la fresca.
Este último caso es el proyecto del estudio valenciano Piano Piano (esto es, Maria Donnini y Maria Grifo), autoras de una obra que en su formato acolchado se llama #lacasadelcantó y que a partir de una esquina alargada, de la convivencia entre dos medianeras del municipio de Foios, han erigido algo más que una vivienda, más bien una voluntad.
Qué potencia la de la arquitectura para, a partir de un simple temperamento, revertir la mirada. La historia de #lacasadelcantóuna es la historia de una raigambre repleta de oportunidades perdidas, una rebeldía sutil, un porvenir. Es la historia de…
Una esquina
“Había que tener la delicadeza de introducirse en el entorno pero sin ser mimético, tener la voluntad de aportar algo diferencial, especial… Uno de los grandes condicionantes iniciales fue, al tener que construir una vivienda en esquina, cómo relacionarse con las dos calles. La forma alargada de la parcela en esquina podría sugerir construir esta casa como normalmente se han construido las esquineras de los pueblos de l’horta: dos piezas separadas por un patio. La pieza principal de mayor altura, que albergaba los usos propios de vivienda, junto a la esquina y al fondo una construcción menor que hacía la función de almacén. Sin embargo, en lugar de adoptar la habitual organización unidireccional calle-patio en las que el acceso se produce por el lado corto, la casa se ordena en las dos direcciones, sin ser una plenamente dominante sobre la otra. El acceso, de hecho, se produce por el lado largo, por una grieta en el centro de la fachada que, cuando la atraviesas, te lleva visualmente a un patio.
Esta unión de la vivienda con la calle se convierte en un espacio intermedio en el que sacar una silla para leer o jugar a pie de calle, con un telón de fondo salpicado por elementos cerámicos que crean una escenografía y un entorno acogedor en el que reproducir la vida de pueblo”.
Un encargo
“... una casa a escala del pueblo que sea capaz de enraizarse en un lugar y en un tiempo determinado, una arquitectura alejada de frivolidades que tienen como condicionante más importante a la hora de resolverla lo actual o una distribución sin personalidad. Creemos que les gusta buscar la delicadeza del detalle junto a nosotras y cómo hacer en sus casas rincones encantadores en los que encontrarse bien. Siempre vienen a las primeras reuniones con alguna referencia que a priori parece mínima e insignificante pero que luego se extrapolará de cierta manera a su proyecto”.
Un desdén
“Los pueblos de l’Horta han crecido olvidando en muchos casos su tradición arquitectónica popular y enriquecedora. Pero no es algo único y exclusivo de la arquitectura, sino que ha ido acompañado de un olvido por todo lo propio, envuelto de nuevorriquismo: la propia huerta como espacio productivo en beneficio del crecimiento, la gastronomía o la economía ligada a ella.
Sin embargo, en lo que a nosotras nos atañe, la arquitectura, ¡hay tanto que aprender y tanto que extraer de nuestra arquitectura pasada! Los catalanes tienen la suya, la quieren y la aprecian. Y además, han tenido maestros que la han cuidado, de modo que es normal que puedan continuar con esa trayectoria. Sin embargo, los mallorquines, quienes como nosotros tampoco han tenido estos maestros, al final han sabido crear una buena cantera de arquitectos que han sido capaces de entender la tradición local además de estar aliándose con artesanos locales. Los valencianos a nuestro favor tenemos también una gran riqueza en arquitectura rural: alquerías, massets, campos, huertas, casas de pueblo… de la que extraer infinidad de aprendizajes. Nos maravilla (por la oportunidad que supone) a la vez que nos aterra (por el peligro que corren), recorrer la A7 tanto en sentido Norte como en el Sur y descubrir cuántas masías y alquerías hay abandonadas, nos hace soñar”.
Una oportunidad
“Ojalá esta nueva ola que parece que se vislumbra permita recuperar nuestra arquitectura popular tanto en elementos tipológicos, como los espacios intermedios, los límites vivos, els festejadors, los porches o las estancias conectadas de las viviendas a dos manos; estructurales, los muros, los suelos y pavimentos o las pérgolas; o constructivas, las mamposterías de piedra, los aparejos de ladrillo o las fantasías de los patrones de los pavimentos, el gusto por lo ornamental…
Y aunque todo ello pueda parecer atemporal y común y alejado de las nuevas formas de vivir y las nuevas costumbres, tenemos la oportunidad de emplearlo de manera diferente, de poner la tradición patas arriba y repensar el cómo introducirlo de una manera más actual.
Nos gusta llevar a cabo este tipo de procesos con el fin de sorprendernos y conseguir de esta manera resultados diferentes, pero de toda la vida, para hacer que tanto usuarios como habitantes de estos pueblos se reconozcan al ver y vivir estas casas, sus tradiciones, sus vivencias, sus costumbres”.
Un patio (o dos)
“#lacasadelcantó es una casa-patio de tradición mediterránea, como lo son la mayoría de la casas de l’Horta en la que, en lugar de un patio aparecen dos. El de mayor tamaño es central, sí, pero no canónico, y está abierto a la zona de día. El menor, donde el protagonista es un granado, se relaciona con la calle y la zona de noche. Ambos participan fuertemente en la iluminación natural de la vivienda y fortalecen la ventilación de las diferentes estancias, aspecto muy arraigado en este tipo de casas. Sin embargo, a pesar de que ambos patios están separados, hemos querido que ambos dialoguen, que generen recorridos abiertos y diversos. Algo a lo que siempre anhelamos llegar en las viviendas que proyectamos es que nos permitan rodear y recorrer el perímetro, poder llegar a un mismo punto recorriendo la casa de diversas maneras. En esos recorridos entre ambos patios y el resto de estancias de la casa, que vuelcan sobre ellos, la arquitectura se vive, se favorece el encuentro, se multiplican las relaciones visuales y espaciales cruzadas y diagonales. Esto creemos que también lo tomamos de muchas otras referencias arquitectónicas, pero también de la vida que se reproduce en las casas de l’Horta, en la que las secuencias espaciales, los espacios previos y las relaciones entre las estancias, así como la vida a cota cero y en contacto con la calle, están muy presentes.
Hemos tomado también de ellas el uso de materiales cercanos que conjugan con el entorno y el cuidado de los detalles con rigor, pero salpicados de una mínima intención naïf: la composición de la cerámica de la fachada, el ladrillo de panal desnudo en los patinillos de ventilación o el encuentro entre la teja y la plaqueta cerámica en la cornisa”.
Una familia
“En estos procesos de construcción de vivienda unifamiliar es el ambiente que se crea de mini familia transitoria en los meses que dura la obra, en donde cada una de las partes implicadas intenta aportar y dar lo mejor de sí mismo para llegar a un resultado que satisfaga a todos. De #lacasadelcantó nos quedamos con la frase de una niña diciéndole a su madre mientras pasea por delante de la casa: “aquesta casa m’agrada, és diferent”. Un pequeño guiño al aspecto exterior de la casa, reforzando así la idea de una cota 0 abierta a la vida de pueblo”.