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una escapada al medievo

El Centre del Carme se sube a un andamio para fotografiar a los valencianos del siglo XIV y XV

Memorias olvidadas rescata las miradas del gótico valenciano que se escondían entre bóvedas y cornisas. La colección de fotografías empezó, literalmente, a pie de obra y muestra esculturas imposibles de apreciar con los pies en la tierra. 

20/07/2016 - 

VALENCIA. El Centre del Carme de Valencia revive desde el martes los rostros medievales de los valencianos con la muestra Memorias Olvidadas. Palacios de la memoria. Ella juega con la paradoja memoria-olvido y expone 58 fotografias de esculturas góticas del siglo XIV y XV, muchas de ellas representan personas que existieron realmente y fueron inmortalizadas en piedra caliza y policromada. La exposición del Centre, abierta hasta el 25 de septiembre, es un segundo episodio de una muestra que se expuso por primera vez en 2015, que recuperaba estas esculturas góticas inaccesibles gracias a las lentes fotográficas. La segunda ronda suma cinco nuevas imágenes, entre ellas destacan las instantáneas tomadas en la Iglesia Arciprestal de Santa María de Morella.

El comisario de la exposición y académico de Bellas Artes Arturo Zaragoza, bromeaba con el origen de este proyecto, subirse a un andamio y cambiar la perspectiva con la que se admira el gótico monumental. Muchas de las fotografías, que recorren la Comunitat Valenciana desde Morella hasta Orihuela, fueron tomadas "aprovechando que estaban de obras". El director del Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana, José Luis Pérez Pont, señala que gran parte de la selección se ha materializado dependiendo de la restauración de los templos y edificios. Sin alas y sin drones este patrimonio es inaccesible. Lugares recónditos como claves de bóvedas y gárgolas inalcanzables esconden a 13 metros de altura esculturas de gran valor artístico que sirven de guía para conocer los hábitos de la sociedad de la época. 

En el centro de la muestra los apóstoles dialogan, sus caras han sido tallas con el mínimo detalle y sorprende la expresividad de bocas y miradas. Estas esculturas, que formaban parte de la Portada de los Apóstoles de la Catedral de Valencia y ahora son custodiadas por el museo de la institución, solo necesitaban la luz adecuada para ser vistas. Como Apostoles "Al Viu", también hay otras esculturas que solo necesitaban recuperar la luz con las que habían sido pensadas para ser apreciadas. Es el caso de Angel Talante, figura que se encuentra en el Claustro Alto del Monasterio Jerónimo de Cotalba y que su resultado, cuentan entre risas el comisario y su autor, Carlos Martínez, costó lo suyo. Tuvieron que hacer cinco viajes hasta el monasterio para conseguir la imagen perfecta. Al lado de este rostro tan dulce, encontramos la fotografía de otro ángel que ha sido impresa con una técina de tres dimensiones que atrae con fuerza al espectador. 

El proyecto, que ha sido elaborado como una auténtica investigación, se ha realizado gracias al trabajo de los fotógrafos valencianos Joaquín Bérchez, Carlos Martínez y Mateo Gamón. Como ha indicado Pérez Pont, las "miradas contemporáneas" de los tres artistas y los avances tecnológicos han hecho posible que un trabajo de investigación "se convierta en una obra de arte".

Retratos de humanidad

Bérchez se preguntó en la presentación de la exposición quién cumplía el papel de la fotografía antes que ella. Sin duda, la memoria. Las esculturas la materializan y el valenciano incide en que lo que queda detrás de todos los retratos es el ser humano: sus expresiones, su tristeza y sus afectos. El hombre al natural gracias al detalle de los escultores, de los cuales no todos han sido identificados. Analiza la muestra desde una vertiente artística, sin connotaciones religiosas o estilísticas; y realza la verosimilitud con la que exhibe la forma de ser de los retratados. Además, a través de las imágenes se puede hablar de modas, como las vestimentas romanas o las barbas cuidadosamente rizadas. La mayoría de retratados son desconocidos o figuras bíblicas, pero también se puede encontrar el retrato de Francesc Baldomar o Rodrigo de Borja. 

La colección es una "realidad aumentada" que muestra al público dónde debe mirar, amplia hasta el mínimo detalle, devuelve a las obras la luz con las que fueron pensadas y sitúa bajo los objetivos aquellas que son custodiadas por almacenes municipales. Asimismo, se ha utilizado en muchas fotografías una técnica novedosa, los glisés. Se trata de inyecciones de tintas indelebles sobre papel de algodón que permiten una calidad superior "a la propia visión" y una durabilidad de más de un siglo. Las pasiones de una sociedad se recogen gracias a esta precisión y se centra la mirada del espectador, que se perdería sin esta selección.

A caballo entre la memoria y el olvido

¿Por qué no colocaban las esculturas de tanto valor artístico en un lugar con más visibilidad? Según Zaragoza, estas piezas eran exhibidas durante meses antes de llegar a su emplazamiento final, por lo que la alta aristocracia y los ciudadanos podían contemplarlas. En la época no exitían imágenes o periódicos, por lo que el recuerdo de haberlas visitado era tan fuerte que no se borraba de sus mentes, el comisario añade que era tan vívido que los detalles pasaban a las siguientes generaciones. La muestra devuelve el disfrute que sintieron al verlas los valencianos medievales. Por otro lado, la exposición arroja un poco de luz a un estilo escultórico que ha pasado desapercibido en la Comunitat a lo largo de la historia. Zaragoza considera que si se estudian las publicaciones académicas, este capítulo parece que no hubiera existido. El patrimonio medieval valenciano ha sido en muchas ocasiones escondido entre los nuevos revestimientos que se colaban en los monumetos durante la Edad Moderna, pero lo cierto es que son obras de gran valor y que en muchos casos presentan unos avances técnicos que pueden confundirlas con obras del siglo XIX. En otras ocasiones, la invisibilidad se debe a su localización en ámbitos particulares o almacenes municipales. Algunas instantáneas han sido tomadas en la Colegiata de Gandía, el Monasterio de Cotalba, la Catedral de Valencia; la Iglesia Arciprestal de Morella, la Iglesia Arciprestal de San Mateo o la Iglesia Santiago Apóstol de Orihuela; muchas imágenes están acompañadas también de fotografías de los edificios para contextualizar el lugar dónde se encuentran.

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