VALENCIA. Con la solución para amortiguar el recorte impuesto por Montoro a la Generalitat Valenciana todavía en el aire, el nuevo gerente del Consorcio de Museos, José Luis Pérez Pont, tendrá poco margen de maniobra en el presente ejercicio. Sin embargo, uno de los proyectos que sí quiere acometer este año con ajuste presupuestario o sin él, es la transformación de de la sala del antiguo dormitorio en un espacio que acogerá un espacio expositivo para obras de vanguardia en el ámbito audiovisual, fotográfico, sonoro y performativo.
Siendo un lugar con un alto nivel de protección patrimonial, una de las propuestas del director del Centro del Carmen es la eliminación de la mayor parte de los paneles blancos, dispuestos como un “costillar” para colgar pinturas, y así recuperar el lugar ocupado por estas, pues se ubican a unos centímetros de los muros originales, sobre los que no se puede intervenir. La intención del nuevo director es aprovechar el último trimestre del año para acometer las obras, aprovechando que la sala está vacía, y también sumar pantallas para instalaciones audiovisuales, centrando el discurso en la tecnología.
Actualmente acoge la muestra Vanitats Intel·lecte Espiritualitat, un recorrido por el arte español desde mitad del siglo XX hasta la actualidad que se inaugura hoy mismo en el Centro del Carmen. “Es importante que los espacios tengan un uso definido. El problema es que antes había de todo en todas partes”, ha explicado Pérez Pont. Está será una de las pocas oportunidades para “comenzar una línea de trabajo” después de que Cultura, por mandato del Gobierno, aplicara un recorte de más de 200.000 euros, un 12,22% de su presupuesto anual, el ajuste más grande en el sector cultural público desde el punto de vista porcentual.
Situado sobre la sala capitular y el refectorio, el dormitorio de los frailes está construido igualmente a finales del siglo XIII o principios del siglo XV. Se trata de una amplia sala rectangular con un pasillo central iluminado por dos ventanas en cada uno de los lados menores de la sala. Al mencionado pasillo se abrían las celdas individuales. Estas no tenían techo y disponían de una pequeña ventana, un camastro y alguna hornacina, aún hoy son visibles, así como vestigios de su decoración pictórica, propia de cada celda. La cubierta era una amplía armadura de madera semejante a la actualmente reconstruida. La distribución y la techumbre son muy similares al dormitorio del monasterio de la Trinidad de Valencia.