El día de la bestia: los monstruos de Bakea se exponen por primera vez en Valencia  

VALENCIA. Juan Carlos Paz es manchego. Como el queso y como Almodóvar. Será cosa del viento, el ilustrador es uno de tantos azotes de creatividad salidos de esta tierra. Bajo la marca Bakea, los populares monstruos del ilustrador visitan por primera vez Valencia con una exposición en el espacio de trabajo y centro expositivo WILD (C/ Borrull, 16), sala que compartirá a partir de mañana con la creadora Ana Illueca, quien reconvirtió su carrera en publicidad para desarrollar un proyecto centrado en la cerámica. 

Director de arte en las prestigiosas agencias BBDO y DDB, Paz decidió abandonar la maquinaria publicitaria por una familia que hoy completan más de setenta monstruos. Diseño digital e ilustración en un escenario que resulta de un fondo de armario formado por fotografías hechas por el o sus amigos. Dos normas: ni rastro de humanos y que los bichos tengan más de dos ojos. De la tierra de Bakelanasland llegarán láminas y esculturas y, también, algunas piezas nuevas, como su primera obra hecha con spray y una nueva línea en desarrollo que lleva a los monstruos a un típico anuario americano.  

- Pasaste de director de arte en una gran agencia de comunicación a ilustrador freelance por decisión propia. La pregunta del millón: ¿por qué?
- Fue un punto de inflexión. Como director de arte no tenía la sensación de hacer un trabajo gratificante. El tiempo que paso frente al ordenador me motiva bastante, pero en esas megaestructuras estás muy atado a lay-outs, maneras predeterminadas de trabajar. Era aburrido, estaba encorsetado, sin poder sacar la creatividad, así que decidí dar el salto. Durante esos meses de paro jugué con diferentes cosas, fueron meses horribles, de mucho probar. Además coincidió con un cambio vital. Me fui a vivir a Berlín durante un periodo corto de tiempo, donde lo dejé con mi chica. Entonces volví a España para empezar de nuevo con todo. Tenía contactos, pero no un estilo definido. Pasé un año y medio cobrando menos de lo que pagaba a Hacienda, pero ha merecido la pena.

- ¿Cuál es la clave del éxito: ser maleable o forzar la marca personal?
- Es la eterna pregunta. En las charlas que doy siempre sale la cuestión. Al final depende de a lo que te quieras dedicar, si quieres hacer obra propia. Mi proyecto no nació para ser ilustrador, sino para mí. Al final se dio que al público le gustó y lo quería consumir, se dio ese acercamiento entre el lado personal y comercial. Sin embargo, al final las dos opciones son válidas, todos queremos llegar a final de mes.

- ¿En qué momento pasó de ser algo personal a un éxito comercial?
- Recuerdo exactamente el momento. Cuando regresé de Berlín trataba de buscar las cosas bonitas de mi cabeza. Decidí crear un planeta en mi cerebro. El proyecto surgió para mí, lo enseñaba a los amigos, pero sin ningún tipo de ambición. De ahí pasé a crear un tumblr, donde subía el material, pero solo para enseñarlo sin tener que tener las imágenes en el móvil. Un día vi que el correo dejó de funcionarme. Alguien había compartido una de las cuatro imágenes que tenía publicadas y pasé de 3 a 3.300 seguidores en horas. Muchas publicaciones del ámbito del diseño empezaron a hacerse eco de mi trabajo.

- En tu trabajo haces uso del diseño, la ilustración y la fotografía.
- Parto de una fotografía de naturaleza, sin ningún elemento humano. Tengo varias reglas: si tardo más de cinco minutos en definir el monstruo paso a otro fondo, significan que no están ahí. No es un trabajo, es un diario personal a través de metáforas. Una de las ilustraciones es un mapamundi en el que aparece un satélite llamado Blondie que representa a la que hoy es mi mujer. Aunque e proyecto naciera de un momento triste la mayor parte de dibujos representan momentos felices. Si no fueran monstruos entrañables estaría acojonado vivo.

- Las escenas, al final, tienen un extraño punto costumbrista…
- Totalmente. Una de mis mayores referencias es un cuadro que tiene mi abuela en la salita, el típico de un ciervo con perros cazando. Soy manchego, me gusta llevar mis raíces, el pueblo, al trabajo que hago, aunque sea por los detalles.

- Trabajas sobre todo las ilustraciones y la escultura, con algún coqueteo en el terreno audiovisual, ¿te planteas desarrollar esta última faceta?
- Desde el momento en el que la historia empezó a crecer yo me la imaginaba como película: ese es el sueño. Hace poco empecé a formar parte de la productora Garage como director de animación, a partir de ahí veremos si es viable un proyecto propio. Principalmente hago ilustración. Es verdad que he hecho animación, pero con otros directores. La diferencia es que ahora decido yo todo el tratamiento visual, la dirección, los tiempos… Es bajo mi supervisión.

El espacio WILD nace de la búsqueda del arquitecto y el publicitario valencianos Carlos Puerto y Guillermo Navarro de un espacio de trabajo tras su regreso a Valencia desde Sao Paulo y Madrid respectivamente. Crearon un lugar de coworking cuyos nuevos integrantes acceden por aceptación unánime del resto de miembros. Bajo el acrónimo de Work I Love to Do (“el trabajo con el que disfruto”) habilitaron parte de sus instalaciones para que por la vía artística otros profesionales creativos mostraran sus trabajos. “Buscamos que pasen cosas interesantes en el sitio donde trabajas, acercar gente interesamte con historias y trabajo inspirador”, reflejan sus responsables.

En sus pocos meses como galería de arte en un espacio de trabajo han acogido a figuras y colectivos como Jose Manuel Madrona, Stand bike me, Le Boton Army, IND, Uke, Noizes, Julieta XLF, Peta SurfBoards, Colectivo XLF… Profesionales con apenas trayectoria expositiva (“porque su trabajo no es expositivo”) pero que han mostrado trabajos tan variopintos como la construcción de cámaras fotográficas, la fabricación de bicicletas, el street art, el diseño de calzado o de tablas de surf.