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anecdotario olímpico

El escritor que se convirtió en el primer campeón de los Juegos Olímpicos

16/08/2016 - 

VALENCIA. Vini, vidi, vinci. El 6 de abril de 1896 James Connolly ganó la prueba de triple salto convirtiéndose en el primer ganador moderno de los Juegos Olímpicos, el primer atleta coronado tras 1.527 años sin celebrarse la competición. En ese mismo año también quedó segundo en salto de altura y tercero en salto de longitud. El estadounidense se hizo con el primer oro moderno en unos Juegos relanzados por el barón Pierre de Coubertin y en los que, entre otras diferencias con los actuales, no contó con ninguna mujer participante ni levantaba la conocida como 'Villa Olímpica', pues los deportistas habían de costearse sus propios gastos.

Fue en los Juegos Olímpicos de París, en 1900, cuando el estadounidense perdió su título frente a sus compatriota Meyer Prinstein. Cuatro años después, Connolly volvió a las Olimpiadas aunque en esta ocasión no lo hizo como deportista de élite, sino como periodista para cubrir el desarrollo de la tercera edición de los Juegos modernos en el Boston Globe. Esto no fue más que el principio de su nueva carrera, la de novelista, que le reportó tantos éxitos como su etapa deportiva aunque, eso sí, sin medallas ni títulos. De hecho, la prestigiosa Universidad de Harvard le ofreció nombrarlo Doctor Honoris Causa, cargo que él rechazó.


A lo largo de su vida, Connolly escribió aproximadamente 200 cuentos y 25 novelas. En su obra también encontró el espacio para evocar sus inicios olímpicos, especialmente en An Olympic Victor (1908), basada en una de las victorias más recordadas de los primeros JJ.OO., la del corredor griego Spiridon Loues. Éste se convirtió en el gran héroe del campeonato tras recorrer en menos de tres horas la distancia entre Maratón y Atenas.

Los primeros Juegos modernos

Catorce países compitieron en la primera edición de los Juegos Olímpicos modernos, que tuvieron como nexo la ciudad de Atenas, que acogió este primer experimento deportivo que, a la postre, se ha demostrado como un éxito. Con un total de 46 medallas Grecia se convirtió en anfitrión y vencedor de los Juegos (en volumen, no en oros, pues Estados Unidos sumaba once frente a la decena de los helenos). Esto, sin embargo, tenía truco pues los griegos se aseguraron un puñado con la prueba de natación '100 metros libres para marineros', en la que para participar uno debía ser marinero y griego.

Esta primera edición se hizo sin medallas de oro, que se concedieron por primera vez -y en forma cuadrada- en París 1900. En su lugar, los vencedores recibían una medalla de plata, una rama de olivo y un diploma. Aquellos que quedaban en segundo puesto, por su parte, eran obsequiados con una medalla de cobre, una rama de laurel y un diploma. La cara de la medalla mostraba el rostro del Zeus sosteniendo en su mano sobre el que se posaba la Victoria alada, mientras que el reverso presentaba la Acrópolis con la inscripción 'Juegos Olímpicos Internacionales de Atenas 1986'.

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