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anecdotario olímpico

París, 1900: cuando las medallas olímpicas dejaron de ser redondas

10/08/2016 - 

VALENCIA. La medalla de bronce de Mireia Belmonte ha sabido a gloria en unos Juegos Olímpicos todavía por despegar, al menos para España. Los ojos de todo el planeta están puestos este año en Río de Janeiro, donde todavía queda mucha tela que cortar. Creados en la Antigua Grecia, donde se celebraron hasta el siglo IV, las Olimpiadas modernas también tuvieron como sede oficial Atenas. Corría el año 1896 cuando la llama de los JJ.OO. volvió a encenderse en su primera edición moderna, en la que participaron un total de 14 naciones. En estos se sentaron las bases de algunas de las tradiciones que hoy se replican cada cuatro años, entre ellas el diseño de las famosas medallas que, en este caso, representaban en una cara a Zeus acompañado de Niké y, por la otra, una imagen del Acrópolis.

Sin embargo, y aunque la redondeada medalla se ha convertido en símbolo inequívoco del espíritu olímpico, esta no siempre tuvo forma circular. Una de las ediciones de los Juegos modernos rompió la secuencia por primera y única vez presentando un diseño rectangular. Fueron las Olimpiadas de verano de 1900, que acogió la ciudad de París, las que marcaron la diferencia en la entrega de los oros, platas y bronces. Con forma rectangular, las piezas también mostraban a la Niké, diosa de la victoria, aunque enmarcada en la capital francesa. La otra cara presentaba a un atleta en Atenas, una medalla diseñada por Frédéric Vernon.

Entre los monumentos representados de París, algunos de ellos remitían directamente a la Exposición Universal, que en su momento opacó el encuentro deportivo. Con un impacto internacional indiscutible, durante ese periodo se construyeron numerosos inmuebles expresamente para su celebración, entre ellos la estación ferroviaria de Orsay y actual museo. Esto resultó en unos Juegos Olímpicos deslucidos y sin ceremonia de inauguración, el de las medallas rectangulares que tuvo un impacto limitado. El regular interés generado después de la recuperación de la competición en 1896 se pudo comprobar, como ejemplo, en las partidas de croquet. Solo una entrada fue vendida para ver el evento, un ticket adquirido por un inglés que viajó expresamente a Niza para la ocasión, partida en la que, por cierto, solo participaban jugadores franceses.

Medallas 'verdes'

Cuatro años después, en los juegos de St. Louis de 1904, las medallas recuperaron su forma tradicional, que mantiene hasta hoy. Pocos cambios, de hecho, ha presentado el diseño de 2016, un siglo en el que se han asumido pocos riesgos. En este caso, la versión brasileira también presenta a la diosa de la victoria llegando al Estadio Panathinaikó para conceder el triunfo al mejor de los atletas, imagen acompañada por la inscripción “XXXI Olympiada Rio 2016”, imagen que no ha variado en las últimas ediciones, incluidas las más recientes: Londres y Pekín. El reverso muestra una corona de laurel y el logotipo de la nueva edición, también siguiendo el patrón de las Olímpiadas más recientes. 

Foto: Rio 2016/Alex Ferro

En este caso, la novedad de 2016 no viene tanto en su estética sino en su construcción. Las medallas de plata y bronce han sido producidas haciendo uso de un 30% de material reciclado. Parte de la plata se ha conseguido reciclando placas de rayos X, piezas de carros y espejos, mientras que el cobre utilizado para las preseas de bronce viene en parte de materiales de deshecho de la Casa de la Moneda brasileña. En total se han utilizado alrededor de 2,5 toneladas de metal para fabricar todas las medallas, incluyendo oro, plata, bronce, zinc y cobre. Por su parte, las cajas de las medallas están hechas de madera de freijó certificada FSC, garantizándose su procedencia de bosques con manejo ambiental sostenible y socialmente responsable.

Por su parte, el volumen de material reutilizado para las cintas asciende al 50%, realizadas con plástico reciclado de botellas comprado a una asociación de personas que viven de su venta. En el caso de las medallas que serán entregadas en los Juegos Paralímpicos cuentan con un pequeño dispositivo metálico que suena cuando la medalla se agita, pieza fabricada con material reutilizado de descartes de la Casa de la Moneda. Dependiendo de si la medalla es de oro, plata o bronce, suena en mayor o menor grado. 

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