El cuerpo artístico dependiente del Institut Valencià de Cultura se prepara para un cambio de modelo que será una de las primeras ejecuciones del futuro titular de la subdirección de Teatres
VALENCIA. El Ballet de la Generalitat estrena este jueves El cant del cos, una obra que estará en cartelera desde este jueves 13 de octubre hasta el próximo domingo en el Teatro Rialto. La situación de este cuerpo artístico dependiente del Institut Valencià de Cultura ha cambiado sensiblemente para algunos de sus miembros desde el pasado verano, con el deadline del 1 de enero como fecha de caducidad de su vinculación a la Generalitat que quiere "reformular" el Ballet.
La percepción interna -dentro del grupo de 12 profesionales- y externa -en referencia a los gestores públicos- es dispar con respecto a su situación. El cuerpo artístico cree que se está "desmantelando" y que lo que se pretende desde el IVC es que "deje de existir un grupo de artistas titulares para dar paso a un tipo de contrato por proyecto". La Generalitat lo niega: "el Ballet no va a desaparecer, pero se va a renovar y se ha de buscar otro modelo".
Desde el IVC confirman que "la idea de que el Ballet sirva casi en exclusiva para hacer figuración en el Palau de les Arts ha de cambiar. El Ballet está financiado por todos los valencianos, por lo que tenemos que buscar un modelo con el que podamos tener producciones por todo el territorio". Con respecto al cuerpo actual, admiten que "debe entrar savia nueva" y acusan a "problemas heredados" que generan, en esos escasos profesionales, que existan dos tipos de salarios distintos entre sus miembros. Esa situación es sólo "un síntoma" de la irregular estructura a partir de la que fue creado.
No obstante, desde el IVC se insiste en que continuará el Ballet más allá del 1 de enero de 2017 con un cuerpo de bailarines profesionales y titulares. Esperan "que algunos de los que ya forman parte continúen, aunque no serán todos". En la búsqueda de ese modelo de Ballet "sostenible", que podría tener incluso algún miembro menos (llegó a tener 16), los propios bailarines creen que son víctimas del préstamo que el próximo mes de noviembre tendrá que devolverse desde Teatres de la Generalitat (al fin y al cabo, CulturArts-IVC) "con el que se pagaron grandes producciones de los últimos años".
Ese préstamo de tres millones de euros contraído con el BBVA fue pedido a principios de esta década, pero para el IVC "no está relacionado con el cambio de modelo del Ballet. Son cifras muy distintas". Este martes algunos de los bailarines y personas próximas a estos profesionales de la danza criticaban en las redes sociales la idea de que el Ayuntamiento de Valencia nombre Hijo Predilecto a Nacho Duato y, a la vez, "cierren el Ballet de la Generalitat". Aun perteneciendo a Administraciones distintas (Ayuntamiento y Generalitat), la queja confirma el malestar del cuerpo que ve en el próximo 31 de diciembre una fecha límite para su actividad en el Ballet.
Desde el IVC, no obstante, recuerdan que cualquier plan sobre el Ballet tendrá que contar con la opinión de la llegada de un nuevo responsable para la subdirección de Teatres que, provisionalmente, está en manos de Manuel Chaqués. Además, admiten que antes de tomar ninguna decisión sobre ese modelo se reunirán para escuchar las propuestas de las distintas asociaciones de profesionales de la danza y empresas, a los que ya prometieron "hacer partícipes de ese modelo para el Ballet así como para el Centre Coreogràfic" que ahora reabrirá sus puertas.
Los bailarines con los que ha contactado este diario -aunque han preferido mantener su voz en el anonimato- aseguran que han estado "un año esperando. Hemos estado parados casi desde el cambio de Gobierno". Estos artistas insisten en que han estado "esperando a que alguien cogiera el mando, mientras que hemos estado haciendo producciones para el Palau de les Arts". Allí han tenido una residencia que ahora, en esa reformulación global les llevará de nuevo al Centre Coreogràfic de Burjassot, una sala de ensayo más adecuada desde el punto de vista técnico y artístico para el Ballet, según los responsables de Cultura de la Generalitat.
La realidad contractual de los miembros del Ballet de la Generalitat es que su permanencia se renovaba "año a año", apuntan las fuentes de este cuerpo artístico. Algunos de ellos acumulan varias de esas anualidades vinculados al Ballet, por lo que, tal y como sucediera por ejemplo con algunos empleados públicos de Vaersa, en caso de no ser renovados podrían acudir a los tribunales para reclamar una indemnización contra su situación laboral irregularizada por el procedimiento escogido en este caso por CulturArts. De otra manera, fuentes vinculadas al derecho laboral admiten que CulturArts tampoco puede indemnizar ante esta situación anticipándose a futuras y posibles responsabilidades derivadas de la inapropiada estructura legal.
Más allá de esa incógnita, las partes parecen haber aceptado que el Ballet de la Generalitat se encamina hacia una reformulación que, además, "en caso de que por el motivo que fuera se retrasara la llegada de un responsable para la subdirección de Teatres, se tendrá que resolver en esa fecha de 31 de diciembre".