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TENDENCIAS ESCÉNICAS

El teatro da voz a las mujeres más representativas del fascismo español

Pilar Primo de Rivera, Mercedes Sanz-Bachiller y Carmen Polo protagonizan la tragicomedia La sección

15/03/2017 - 

VALÈNCIA. El peor insulto con el que Pilar Primero de Rivera podía increpar a Mercedes Sanz-Bachiller, y viceversa, era el de feminista. Durante el franquismo, ambas se reprochaban así la falta de apego a los principios que representaban. Pilar, fundadora y dirigente de la Sección Femenina de Falange Española, dictaba a las mujeres cuándo tenían que parir, cómo debían cuidar a sus hijos y servir a sus maridos, pero jamás fue esposa ni madre, por hallarse entregada a la causa. Mercedes, impulsora de la organización de socorro humanitario Auxilio Social, era una coqueta madre de familia, que clamaba por la educación conforme al ideario del nacionalcatolicismo, pero se casó dos veces y sus hijos se criaron en internados. 

El disparate es que pudieran tildarse de feministas dos de las personas más influyentes en la represión en la que se crió y se adoctrinó a nuestras madres y abuelas, responsables de muchos de los males endémicos que todavía arrastra la mujer española. No obstante, como ha sucedido con las represaliadas del bando republicano, sus vidas no han trascendido a la historia que se nos ha contado. La mujer durante la dictadura, al menos en el bando de los vencedores, tuvo voz y voto -en este último extremo, al menos, el derecho, porque durante el régimen no hubo opción de ejercerlo-, pero ha sido silenciada por una versión androcéntrica de lo sucedido.

Las dramaturgas Ruth Sánchez González y Jessica Belda han decidido rescatar del olvido, que no reivindicar, la labor de aleccionamiento moral, religioso y político desarrollado por las líderes fascistas entre sus pares. “Los sistemas de poder siempre buscan las herramientas necesarias para que las clases dominadas se autogestionen. Resulta muy perverso que fueran mujeres las que aplicaran la represión femenina”, lamenta Belda.

Dónde están las mujeres

La iniciativa teatral tuvo su origen en un proyecto de visibilización de mujeres en la historia y en los libros de texto de la ESO, coordinado por la investigadora de la Universitat de València Ana López Navajas, y que acaba de ser reconocido con el premio Avanzadoras 2017, otorgado por Intermón Oxfam y 20minutos.

Jessica, integrante del equipo de investigación, sumó fuerzas con Ruth para desarrollar una obra para Teatro del Barrio que el 24 de marzo llega al Teatre El Musical, La sección. Sus protagonistas son las mencionadas Primo de Rivera y Sanz-Bachiller, y la esposa del Generalísimo, Carmen Franco. “Su figura fue fundamental por la vinculación con la Iglesia y la represión que el estamento eclesiástico aplicó al 50% de la población”, aclara Jessica, que en la obra da vida a la hermana de José Antonio Primo de Rivera.

Mercedes, en cambio, lideraba un grupo laico de enfermeras y ayudantes que socorrían a mujeres y críos de ambos bandos. Su modelo fue el programa de caridad de la Alemania nazi Winterhilfswerk. El papel de las huestes impulsadas por la viuda del fundador de las JONS, Onésimo Redondo, fue de gran relevancia humanitaria durante la guerra civil. En palabras de Ruth Sánchez, “eran verdaderas sumisas, unas tías que cuando acaba la guerra, en su mayoría, no tienen más que hacer. Ya han fregado, curado y cuidado y se van a su casa a casarse”.

El montaje escrito a cuatro manos abarca 40 años de nuestra historia, que van del acto inaugural de La Falange hasta el juramento del rey Juan Carlos I. Para documentar el texto, el tándem de escritoras se sirvió de biografías, tesis, discursos de La Falange, manuales históricos, artículos, decretos ley y cartas, donde dieron con joyitas como las palabras pronunciadas por Pilar en su discurso de mayo de 1939 ante Franco en el Castillo de la Mota: “Estamos aquí solamente para festejar vuestra victoria y honrar a vuestros soldados. Porque la única misión que tienen asignada las mujeres en la tarea de la patria es el hogar. Enseñaremos a las mujeres el cuidado del hogar, porque es una pena que mueran tantos niños que son siervos de Dios y futuros soldados de España. Les enseñaremos este modo de ser que quería José Antonio para todos los españoles, para que así ellas, cuando tengan hijos, formen a los pequeños en el amor de Dios y en esta manera de ser de la Falange. ¡Hogar, patria e Imperio!

Por la gloria de su hermano

Jessica Belda se ha quedado conmocionada con el personaje que interpreta. A Pilar la intentaron casar con Hitler, pero erraron la flecha, porque el que le atraía era Mussolini. Al final, ni uno ni otro caudillo. Renunció a tener pareja y familia. “Me impacta mucho el sacrificio que hizo por honrar la memoria de su hermano. Puso su vida al servicio de la obra que había iniciado José Antonio. Sin valorar por qué luchaban estas mujeres, hay que reconocer que hubo unión entre ellas, formaron un conjunto en el que se organizaban solas, y aunque se comportaron de manera contraria a lo que predicaban, fueron utilizadas como herramientas para un adoctrinamiento brutal”, concluye la historiadora valenciana. Con el tiempo, Auxilio Social se integraría en La Sección.

Durante la función se ponen en boca de Pilar las palabras de un sacerdote del periodo que comparó a las feministas con las morfinómanas. Bajo su parecer, las mujeres que reivindicaban sus derechos “necesitaban del opio, del éter y de todos los alcaloides que llevan consigo salpicaduras de muerte”. Parece un fragmento sacado de contexto, pero la realidad del periodo supera la ficción del presente. “La obra es tragicómica –advierte Ruth Sánchez-. A cada rato se provoca la carcajada, pero luego se queda congelada en el rostro. El espectador pasa de la risotada al llanto y el mérito es de la directora, Carla Chillida, que ha cosido nuestra lectura de la historia y le ha dado ritmo”.

Residuos del siglo XXI

Uno de los pasajes de la obra que más descoloca es el dedicado a los deberes que proclamaba La Sección: “Es importante recordar tus obligaciones matrimoniales: si tu marido te pide prácticas sexuales inusuales, sé obediente y no te quejes. Si siente la necesidad de dormir, no le presiones o estimules la intimidad. Si sugiere la unión, accede humildemente, teniendo siempre en cuenta que su satisfacción es más importante que la de una mujer. Cuando alcance el momento culminante, un pequeño gemido por tu parte es suficiente para indicar cualquier goce que hayas podido experimentar. Es probable que tu marido caiga entonces en un sueño profundo, así que acomódate la ropa, refréscate y aplícate crema facial para la noche y tus productos para el cabello. Puedes entonces ajustar el despertador para levantarte un poco antes que él por la mañana. Esto te permitirá tener lista una taza de café para cuando se despierte”.

A las mujeres se las instaba a ser “hormiguitas amables y graciosas”, se las conminaba a retocar su maquillaje y adornar sus cabellos con cintas para dar un poco de ánimo al cónyuge tras un duro día de trabajo. Y, por supuesto, se les denegaba la posibilidad de competir con los hombres, pues las mujeres que cometieran semejante osadía “jamás llegarán a igualarlos y, en cambio, pierden toda la elegancia y toda la gracia indispensables para la convivencia”.

'Guía de la buena esposa' (1953) por Pilar Primo de Rivera

Aquellos mantras, impresos en la mente de nuestras mayores con castigos físicos y escarnios, siguen resonando en el siglo XXI. “Muchas mujeres tuvieron que renunciar a sus estudios y a sus sueños durante la posguerra, porque se imponía una moral y un modo de comportamiento –expone Jessica Belda-. También se generó mucho sentimiento de culpa que, de algún modo, ha llegado hasta el día de hoy. Así se puede ver cuando a una joven que vive en libertad su sexualidad, las chicas de su edad la llaman perra o zorra”. 

La guerra civil y la larga dictadura supusieron un trágico paréntesis tras los logros de la II República. En 1931 se consiguieron muchos derechos que no se recuperaron hasta medio siglo después. En ese retroceso también se puede rastrear el origen del maltrato de género. “La violencia contra la mujer estuvo amparada legalmente hasta 1981, porque hasta esa fecha, no había relación de igualdad entre la pareja: el cabeza de familia podía castigar a su esposa y a sus hijos si no se comportaban. Este reglamento ha sustentado la protección e institucionalización de la violencia de género. A la vista está con estadísticas y datos”, denuncia la dramaturga y actriz valenciana.

Su compañera en las labores de dramaturgia, añade y matiza. “Durante el proceso de escritura, le dimos muchas vueltas al hecho de que el machismo de este país no es sólo culpa del franquismo, ni de la Iglesia católica, ni de Pilar, Mercedes y Carmen, porque si no, en el mundo no habría machismo, sólo lo habría en España. No hay ningún Estado que se libre de discriminar y/o minusvalorar a las mujeres, pero, por ejemplo, las madres y las abuelas de una chica francesa no han vivido la represión de la misma manera que las nuestras. Su historia es diferente. Y nos apetecía mucho mostrar el bagaje de nuestras antepasadas en esta época de libertad”. 

 

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