Más de 300 alumnos de escuelas de danza recibirán una masterclass impartida por ella en Alicante, Murcia, Pamplona, Logroño y Tarrasa
¿Cómo y cuándo supiste que querías ser bailarina, que ibas a serlo. Cuándo sentiste que te gustaba el ballet?
Creo que lo sentí bastante tarde. Porque mientras estaba estudiando en la academia de ballet, no tenía la sensación de que llegaría a ser primera bailarina e interpretaría papeles principales. Resulta que fueron mis padres quienes me llevaron al ballet, no fue por mi propia iniciativa, yo desde pequeña no soñaba con ser bailarina.
Actualmente veo niñas de 4-5 años, que ya van con las puntas puestas, asisten a los espectáculos de ballet, participan en ellos y se nota que ya tienen mucha ilusión de dedicarse al ballet. Yo vivía lejos de Minsk y de la Academia de ballet y no teníamos ningún sitio para estudiar la danza. Por eso creo que fue la cuestión de suerte, el destino, que llegué a estudiar ballet. Y poco a poco a lo largo de mis estudios en mi interior se despertaba el deseo de ser una bailarina. Aunque al principio este deseo no era muy grande, porque me parecía que no iba a poder. Yo no tenía mucha fe en mi misma, las cosas no me salían del todo bien. Pero me estaba dando cuenta que tenía buena naturaleza para el ballet y que había algo con que poder trabajar. Lo importante es tener ganas y tener a tu lado las personas que creen en ti. Cuando terminé mis estudios e ingresé al teatro, probablemente fueron mis profesores quienes despertaron en mí ese deseo de ser bailarina (me refiero a ser primera bailarina). Ellos creyeron en mí, me confiaron la interpretación de mis primeros papeles solista. Cuando me di cuenta de que las cosas me salían bien, es cuando realmente creí que podía hacerlo.
De lo que haces en danza ¿qué es lo que menos te gusta y cuál es tu momento preferido?
Personalmente no puedo decir que el trabajo de una bailarina sea muy duro. Me gusta este trabajo en todas sus manifestaciones y no me resulta complicado. Es mi forma de vida y la disfruto. No tengo la necesidad de “romper“ algo dentro de mí, pasar por encima de algo. Sí, existe un cansancio físico. Probablemente es lo que más cuesta superar. Todo lo demás me provoca un gran placer, satisfacción. Vives para las personas, te dedicas a hacer lo que te gusta de verdad. Y vives para ti mismo, porque estas satisfecho con lo que estás haciendo. Puede ser porque la naturaleza me ha dado mucho, muchas cosas me salen con facilidad. Algunos necesitan asistir todos los días a las clases de ballet, porque de lo contrario los artistas pierden forma. Por mi experiencia me he dado cuenta de que puedo faltar a la clase 1 semana, luego hacer un ensayo y al escenario. Y bailo tranquila, trabajo sin tener la sensación de haber perdido la forma. Simplemente disfruto de lo que hago, de mi profesión.
¿Qué sientes antes de que se abra el telón, cuando estás bailando y cuando se cierra el telón?
Me he dado cuenta que mucho depende de mi estado de ánimo, del espectáculo, de diferentes situaciones y emociones. Pero si en el escenario me sale todo como lo tenía previsto, entonces siento una gran satisfacción. Probablemente, lo más importante para mí no es hacer algo físicamente o técnicamente (duro) en el escenario, sino trasmitir de una manera emocional la sinopsis del espectáculo, para que haya un intercambio de energía con el público. Mi objetivo es entregar al público mi energía positiva, para que se quede contento con lo que haya visto, o sea, contar la historia. Si además técnicamente todo sale bien, mejor todavía. Pero para mí en primer lugar está la historia del espectáculo. Cuando veo que el público me ha entendido, se ha quedado satisfecho con este punto, entonces me siento bien.
¿Qué consejo o recomendación le darías a un joven alumno de danza que quiere seguir vuestros pasos. Qué debe y no debe hacer?
Lo primero que diría, es que uno se tiene que dar cuenta de que el ballet es una forma de vida donde tú, probablemente no te perteneces a ti mismo. Y tienes que sacrificar mucho por el ballet. Aunque yo, en concreto he sacrificado más bien poco, pero entiendo que es una profesión muy sacrificada. Eso hay que entenderlo, que habrá que sacrificar mucho en la vida.
De los 2 actos de "Giselle" ¿cuál es el que presenta mayor dificultad o técnica. Qué momento de la representación no nos podemos perder?
Para mi cada acto tiene su culminación. En el primer acto es, por supuesto la escena de la locura. Este acto está basado más en las emociones que en la danza. Es complicado a su manera. Aquí es importante “contar” al público la historia: porqué “Giselle” se ha vuelto loca, qué es lo que está pasando allí. El segundo acto es pura danza. Es un espectáculo romántico. Y en el segundo acto la protagonista se transforma en una criatura mística, una Willis. En esto consiste la magia del espectáculo. Las Willis son las almas de las jóvenes que se han muerto antes de la boda. En este ballet el segundo acto me resulta duro físicamente, pero el primero es complicado desde el punto de vista emocional. Me encanta tanto la primera parte, como la segunda. En algún momento de mi carrera “Giselle” fue mi sueño. Aun siendo una niña pequeña estaba soñando con este papel.
El ballet aterriza en el Teatro Olympia con dos clásicos de la danza: 'El lago de los cisnes', el 31 de octubre y 'El Cascanueces', el 1 de noviembre