El concejal de Cultura Festiva plantea un proceso similar a la llamada para el cartel de Fallas con el fin de incentivar una participación que ha mermado notablemente en los últimos años
VALENCIA. ‘Fallas por el mundo’, la única propuesta recibida por el Ayuntamiento de Valencia, se convirtió, como es lógico, en la falla municipal seleccionada para 2016. Aunque la trayectoria del artista Manolo García es bien reconocida y alabada por los miembros del actual y anterior equipo de gobierno, el concejal de Cultura Festiva, Pere Fuset, prepara un pack de medidas para que la convocatoria sea más atractiva y sean más y mejores los creadores que se interesen por plantar en la plaza del Ayuntamiento.
Paso número uno: la despolitización del jurado encargado de seleccionar el proyecto ganador. Precisamente en anteriores convocatorias parecía no haber otra cosa que políticos. De esta forma, el jurado de 2015 estaba compuesto por los concejales Francisco Lledó, Félix Crespo, Lourdes Bernal, Mª Àngels Ramón-Llin y Vicente Aleixandre (PP); Pilar Calabuig y Ricardo Olmos (PSPV); Hernán Antonio Mir (Compromís); y Roberto Ruiz (EU), así como el secretario general de Junta Central Fallera, José Luis Vaello. Nadie relacionado con el diseño y/o arte. Eso hasta ahora. Una vez arda el artesano de vareta que ahora reina en la plaza del Ayuntamiento, el proceso de selección vivirá más de un cambio, con un ‘extreme makeover’ por los que respecta a la composición del jurado.
“Un proyecto artístico tiene que estar valorado por profesionales del arte, no políticos”, asevera el concejal de Cultura Festiva. Será de la mano de asociaciones de profesionales que se lleve a cabo la selección, dejando a un lado a los concejales. De hecho, el propio Fuset, presidente de Junta Central Fallera, participará en el briefing pero en ningún caso tendrá voto. De esta forma, desde la concejalía se quiere luchar contra el poco interés que ha mostrado el sector en las últimas convocatorias. “Hemos detectado esa inquietud por parte de muchos artistas falleros y nos hemos sentado con el propio gremio a hablar de cómo trabajar mejor para que sea más atractivo. La falla de la plaza del Ayuntamiento es singular, fuera de concurso. Hay que prestarle especial atención porque es la tarjeta de visita de Valencia, la más vista”, explica Fuset.
Este proceso no es una novedad per se, pues la primera experiencia con el objetivo de profesionalizar el proceso se llevó a cabo precisamente con la convocatoria para el cartel de Fallas, cuyo diseño recayó finalmente en Ibán Ramón. “Las Fallas sigue fomentando el concurso de bocetos, pero pensamos que tenemos que apostar por un modelo de concurso que, igual que se ha visto en la llamada a proyecto del cartel, estimule la participación de los mejores profesionales. Queremos que los mejores artistas falleros quieran plantar en la plaza del Ayuntamiento”.
Esto supone que, para animar la participación entre profesionales, se confiará en un sistema que, al contrario de lo que venía pasando, no se basará en la elección sobre boceto. “Nadie quiere trabajar gratis, nadie quiere hacer un proyecto de falla sabiendo que luego no será elegido. Eso pasaba con el cartel. Se presentaba mucha gente de Bachillerato Artístico, mientras que los grandes profesionales no querían hacer una trabajo que puede durar meses para que salga con calidad exigible sabiendo que no iba a salir adelante”.
¿La solución? Llamada a proyecto. Tres eran los documentos que desde el Ayuntamiento de Valencia se pedía a los diseñadores que quisieran optar a firmar la campaña festiva: carta de motivación, dossier de trabajos y currículo personal. Este esquema será en el que se basará el nuevo concurso para elegir la falla que se plante en la plaza del Ayuntamiento el próximo 2017.
Pero esta es sólo una de las novedades de un proceso que, aunque espera perfilarse en las próximas semanas, ya cuenta con numerosos y concretos objetivos. Imposible dejar a un lado la cuestión económica, pues son los retrasos de la administración pública por lo que se refiere al calendario de pagos uno de los grandes frenos para aumentar la participación, un aspecto en el que, según explica el propio concejal, ya se está trabajando. “La administración tiene sus ritmos y a veces es difícil trabajar con ellos, pero hay que mejorarlo para que el artista fallero corra menos riesgos”.
El segundo pilar económico supondría introducir una serie de cambios en el acuerdo firmado entre el artista fallero y el Ayuntamiento de Valencia por el que el segundo asumiría algunas de las tareas hasta ahora adjudicadas a los talleres ganadores del concurso. “Más que subir la dotación hay que trabajar por descargar en algunas de las responsabilidades económicas que hoy en día están en el contrato, que no forman parte de la falla. Cuestiones como la arena que se pone en la plaza o algunos elementos de transporte o grúa”.