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Jacobo Amador, el ilustrador y tatuador valenciano que adoran los fans de Viagra Boys de todo el mundo

Su estilo compagina el tatuaje tradicional con la psicodelia, y toma prestadas referencias de la iconografía espiritual oriental y la cultura pop. El símbolo de la paz y los yin yang, imágenes recurrentes en su obra, protagonizan las camisetas que ha diseñado para la popular banda de punk noise sueca liderada por Sebastian Murphy

6/06/2024 - 

VALÈNCIA. Jacobo Amador (Valencia, 1993) fue consciente de su vocación muy pronto. Su primer amor, el monopatín, le puso en contacto con el mundo del grafiti y la cultura urbana cuando todavía era un niño y los skateparks ya eran su segundo hogar. Una vez metió un pie en la cultura visual y musical del underground, Jacobo empezó a “hacer cosas”, y no ha parado desde entonces.

A los 15 años, Amador se lanzó a crear y vender fanzines “sin saber muy bien lo que era eso”. De hecho, fue durante algunos años el artista más joven del festival de autoedición gráfica Tenderete. Su salto de la ilustración al tatuaje fue también muy natural. Ahora, diez años después de estrenarse en esta disciplina, su trabajo es cada vez más reconocido a nivel nacional e internacional gracias a un estilo bastante peculiar que compagina el trazo grueso y algunos elementos simbólicos del tatuaje tradicional con la estética psicodélica. Además, toma prestadas muchas referencias de la iconografía espiritual oriental y alguna que otra de la cultura rave de los ochenta, como los icónicos smileys del acid house. “Mis principales fuentes de inspiración durante los últimos años han sido Tailandia, India y la experiencia espiritual de bucear en Baleares”, nos explica.

Sus diseños son rotundos, de colores chillones y tienen una pátina de felicidad y cachondeo perenne que casa muy bien con la propia personalidad pizpireta de Jacobo. No es de extrañar que uno de sus diseños haya acabado plasmado en las camisetas oficiales de Viagra Boys. La banda sueca de punk noise liderada por el cantante -y tatuador- Sebastian Murphy presentó recientemente a través de sus redes sociales la imagen de su última tirada de camisetas, cuyo elemento principal es un símbolo de la paz contorneado por un montón de símbolos de yin yang.

¿Cómo llegó ese encargo a sus manos? ¿Cuál es la relación de Jacobo Amador con Viagra Boys? “Desde que descubrí al grupo me cayó en gracia, tanto por sus ideas como por su música. Después me enteré de que Murphy era tatuador y que de hecho teníamos muchos amigos en común. Me encanta lo que hace, tiene un estilo muy peculiar, se nota que viene del cómic y que le mola Robert Crumb”.

Su primera toma de contacto con la banda sueca tuvo lugar en Benidorm. “Fue hace unos años. Ellos tocaban en un festival y decidí colarme en los camerinos y presentarme por mi cuenta (ríe). Desde ese día nos seguimos en Instagram, y cada vez que coincidía que Viagra Boys tocaba en una ciudad donde yo estaba currando como tatuador, me ponían en la lista de invitados. Un día, para darles las gracias, les hice un diseño, que resulta que les encantó. Les gustó tanto que me dijeron que no podían aceptarlo como regalo. Querían producirla, que llevase mi nombre y hacer una buena campaña para promocionarla. Total, que al final me veo firmando papeles de derechos de autor y viendo mi nombre en todas las camisetas de Viagra Boys que hay por el mundo (ríe). Ahora la mitad de la juventud de Estocolmo a la que le gustan los tripis me sigue en Instagram”.

Otros trabajos para música

Además de los diseños para su propia banda, PAZ SS, Amador ha trabajado con anterioridad con otros músicos, como el guitarrista de bluegrass norteamericano BIlly Strings y el cantante y productor de Los Angeles N8NOFACE, uno de los artistas que acompañan este año en la gira de Limp Bizkit por Estados Unidos.

Últimamente estoy haciendo realidad mi sueño de ilustrar para gente o proyectos que admiro. Pronto saldrán a la luz más colaboraciones importantes que todavía no puedo desvelar”. En todo caso, Amador confiesa que tiene debilidad por las bandas “ya muertas” de los sesenta y los setenta. “Lo malo es que no pagan ni dan las gracias (ríe). Creo que voy a hacer una camiseta para Black Sabbath. Aún me da tiempo para que Ozzy la vea en vida”.

¿Cuál cree que es la clave para diseñar una camiseta de grupo que se distinga de todas las demás? “Para mí es esencial que de verdad te motive la banda o el proyecto para el que estás diseñandoTengo la impresión de que el 80 por ciento de camisetas que ves por la calle, o no te dicen nada o son copias baratas de cosas que se han hecho antes. Esto es peor incluso, porque significa que muchos diseñadores no se atreven a hacer camisetas transgresoras como se hacía antaño. En general me parece muy básico todo lo que veo”.

Tatuador nómada

“Empecé como coleccionista de tattoos. Yo era menor de edad, pero conseguí que mi madre me firmase una autorización para poder tatuarme. Me parece muy importante tatuarse por artistas cuya obra valores de verdad antes de dar el salto a hacerlo tú en los demás”, explica Amador, cuyo cuerpo está cubierto de tinta, aunque nos confiesa que los tatuajes que más feliz le hacen son los que han hecho artistas como Néstor Dimoni, El Carlo, Rotor, Borja Silgado, Kybut, Ryan Metz, Sayr y Aida Bloom. “En cualquier caso, tardé en lanzarme a tatuar profesionalmente unos cinco o seis años, porque había mucho “puretismo” en los estudios. Es una larga historia de risas y dramas”, confiesa. 

El caso es que al final metió cabeza y, después de transitar por distintos estudios de Valencia, hace seis años asumió su condición de artista nómada -un rasgo característico de muchos tatuadores, en realidad- y completamente independiente. “No suelo estar en un lugar fijo; me gusta estar activo y descubrir nuevos estudios y la gente que les rodea. Durante los últimos años he trabajado en Nueva York, Chicago, Los Angeles, México, Tailandia, Londres, Berlín, Milán, Ámsterdam y Bruselas, entre muchas otras ciudades”. 

Hace pocos meses, Jacobo abrió en el barrio de Ruzafa su propio estudio, Happy House, junto con Aida Bloom y Juz. “Este proyecto nace de querer tener un espacio/templo creativo donde sentirse como en casa, de ahí el nombre (gracias Siouxie). Pero no es un estudio al uso, porque no está abierto a todo el mundo, solo amigos, clientes especiales y cosas así”, explica. 

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