VALENCIA. José Pazos, cantante y guitarrista de Futuro Terror, es uno de los pocos músicos habituados a alinear su pensamiento con sus palabras, incluso cuando sabe que éstas pueden incomodar al establishment de una industria musical con la que tiene que lidiar inevitablemente. Hablamos con él de “Su nombre real es otro”, segundo LP con el que inauguran una nueva relación con el sello barcelonés BCore (casa de otros artistas valencianos como Betunizer y Cuello). Un álbum que vuelve a incidir en la fórmula de punk con melodías pop y letras imposibles de despegar de la cabeza que los ha convertido en uno de los proyectos más esperanzadores de la escena musical alicantina. Pazos, cuya actividad política junto al Partido Comunista de Alicante y EUPV es bien conocida, comparte su opinión sobre otros temas colaterales del hecho musical en nuestro país: la precariedad laboral, el machismo en la industria o el debate en torno a la ética en los festivales de música.
Es inevitable. Cuando sacas un LP, vienen los periodistas, los amigos, el público, y lo ponen a competir con el anterior. Dada la acogida inmediata que tuvo vuestro primer disco, ¿sentisteis algún tipo de presión para que “Su nombre real es otro” estuviese a la altura de las expectativas?
Yo creo que lo que hay es una tendencia a decir o a dar por hecho que todo lo nuevo es mejor. En ese sentido, si hemos sentido algo de presión ha sido la de nuestro propio ego, pero así en plan inconsciente; si fuese consciente nos daría un poco de vergüenza admitirlo. Ese rollo de autosuperarse constantemente es un poco de “espíritu emprendedor” propio de los que le gustan al sistema, ¿no? En realidad lo que intentamos es hacer algo sincero y ya está, yo si el disco es sincero con eso soy feliz.
¿Las canciones que mejor espina os dieron cuando terminasteis de grabar el “Su nombre real es otro” son también las que mejor respuesta han tenido una vez las habéis presentado en directo? En otras palabras, ¿suele coincidir vuestra percepción de “hit” con la de vuestro público?
No suelen coincidir, pero sí que es cierto que cuando ves una reacción positiva por parte del público, eso te hace ir cogiéndole cariño a ese tema, porque sabes que en directo funciona. Así que supongo que en realidad es una relación dialéctica, lo cual lo hace todo más mágico; por eso soy un súper defensor de los bolos en salas pequeñas y medianas y pienso que en los festivales la experiencia es incompleta, si aceptamos que el público forma parte del espectáculo, entonces hay que aceptar que cuanto más cerca está el público de la banda mejor es la experiencia.
Las baterías se grabaron con Joan Caturla, pero ahora es Héctor Bardisa el que las defiende en directo. Dos bateristas muy potentes, aunque con estilos diferentes. ¿Qué han aportado cada uno de ellos al sonido del grupo?
Para mí Joan es urgencia e inseguridad (lo cual le convierte en el batería perfecto para el punk) y Héctor es contundencia y seguridad (lo que hace de él el batería perfecto para el rock) es una delicia tocar con cualquiera de ellos, me gusta mucho que ambos se admiran mutuamente como músicos y ambos son tremendamente humildes para lo buenos músicos que son. Así que supongo que somos muy afortunados.
“Es complicado escribir letras explícitamente políticas y conseguir que parezca una letra inteligente”
Sois una banda muy coreada en los conciertos. ¿Qué se siente cuando vas a presentar un disco que acaba de salir y la gente ya se sabe las letras de memoria? ¿Os fijáis en ello?
La verdad es que depende mucho de a dónde vayas, pero sí, es flipante ver que la gente canta los temas, es algo que nos hace muy felices. Volviendo al principio de la entrevista, para mí el público es en cualquier bolo un 50% de lo que allí ocurre. Hemos dado conciertos malísimos yendo borrachos, pero con todo el mundo cantando los temas, y para mí eso es un conciertazo. También hemos dado bolos en los que lo hemos hecho muy bien pero la gente estaba parada con los brazos cruzados, y para mí eso es un bolo un poco rollo, por muy bien que hayamos tocado.
A pesar del perfil político de José, cuyo compromiso con la izquierda es muy conocido, Futuro Terror no se conoce como un “grupo político”. En las letras de Jose subyacen muchas referencias críticas a nuestro contexto, pero hablan sobre todo de situaciones personales. ¿Es una decisión voluntaria o inconsciente?
Creo que es una decisión inconsciente; es decir, cuando me pongo a escribir una letra no tengo una preconcepción de la temática de la canción. Lo que sí es voluntario es no ser explícito a la hora de hablar de política; no es una norma ni nada por el estilo, es que creo que a veces funciona mejor ser sutil. Y además, hacer una letra política siendo explícito y conseguir que parezca una letra inteligente, que no termine siendo muy panfletaria, es complicado.
¿Qué grupo/artista español de la historia pensáis que ha aunado con más acierto y mejor gusto la lucha política con la música?
Déjame pensar, Negu Gorriak no cuenta, ¿no? Pues entonces La Banda Trapera.
Si antes de las primeras elecciones generales decíais aquello de “Sí que hay futuro, pero es aterrador”, ¿cómo rebautizaríais ahora la canción?
Creo que no es necesario rebautizarla, ahora está más vigente aún.
¿Habéis notado algún cambio sustancial en la proyección del grupo a raíz de vuestro paso desde el sello asturiano Discos Humeantes al barcelonés BCore? ¿Qué esperáis hoy por hoy de una discográfica?
Hemos notado que Bcore tiene más medios y por lo tanto se pueden volcar más en nosotros, Pablo humeante lo hacía él todo; en Bcore hay varias personas, cada una dedicándose a su tarea. En cualquier caso, para mí Discos Humeantes siempre fue mi casa hasta que cerró, y Pablo sigue siendo un gran amigo. Con Bcore estamos muy contentos hasta ahora. Lo único que le pedimos a un sello hoy por hoy es que no time a sus bandas.
¿Qué historia/motivación hay detrás de la canción “Burguesía Records”?
No hay ninguna historia concreta. Supongo que es fruto de ver cómo se privatiza todo a nuestro alrededor, todas esas marcas patrocinando festivales y grupos supuestamente “underground”; promotores que no valoran una mierda lo que haces y a los que sólo les importa o bien la pasta o bien la aceptación social en este mundillo, a pesar de que la música no les importa en absoluto en realidad. Y bandas matándose por tocar en este o aquel festival de moda, en vez de disfrutar de hacer colegas e intercambiar bolos como siempre hemos hecho (yo voy a tu ciudad y luego vienes tu a la mía...)
“Lo único que le pedimos a un sello hoy por hoy es que no time a sus bandas”
El otro día me descubriste la existencia de De Leopardo Industrial Music and Co (D.L.I.M.C), un grupo underground de Estados Unidos que se dedica a sacar cada mes singles en formato casete. Vamos, la máxima expresión de lo anticomercial. Teniendo en cuenta que ese tipo de proyectos son de los que hablas con más entusiasmo, ¿qué pasaría si en el futuro os ofrecieran fichar por una multinacional? ¿Supondría un dilema moral para vosotros?
Pues el caso de DLIMC es curioso, porque por una parte es muy anticomercial lo de los “casingles”, pero por otra creo que el modelo de lanzar dos canciones cada mes se adapta mucho mejor comercialmente al mundo en el que vivimos que el modelo en el que seguimos anclados en el rock and roll de lanzar un disco cada año. Esto es una cosa que se puede comprobar con el fenómeno del trap; van sacando vídeos cada varias semanas y consiguen estar siempre en el candelero. La gente ya no consume música de la misma forma y parece que nosotros nos resistimos a adaptarnos a ello.
Respecto a la pregunta de la multinacional, yo creo que es un futurible tan improbable que no tiene sentido planteársela. Que nos fichen de la Warner sería como que me ofreciesen un puesto en Gas Natural. No somos Izal, del mimo modo que no soy Felipe González. Pero supongo que si se diese el caso, el dilema moral no es Warner sí o Warner no; el dilema serían las condiciones de el contrato. Es decir, yo no les pido a los trabajadores de las fábricas que dejen de trabajar en ellas si no están de acuerdo con la ética de su fábrica, les pido que se unan y luchen por cambiar el sistema, y mientras luchan les pido que se organicen y que no dejen que les engañen. Pues eso mismo es lo que creo que debemos aplicarnos los músicos.
Se está hablando mucho de la necesidad de crear un sindicato para el gremio de músicos, ¿te integrarías en él? ¿Qué problemas habría que bordar?
Por supuesto que me apuntaría. Ahora bien, debe ser un sindicato que sea capaz de abordar la realidad de la precaricación existente en la industria musical; es decir, de nada sirve crear un sindicato enfocado a gente que ha profesionalizado la música, porque la realidad es que la mayoría de gente haciendo cosas interesantes a nivel musical tiene que trabajar de otra cosa para poder vivir, y no es porque entiendan que la música es un hobby, sino porque la precaricación es tan grande que no pueden asumir el riesgo de dedicarse por completo a ello. Si el sindicato no aborda esa realidad tendrá los mismos problemas que están teniendo los grandes sindicatos de nuestro país, que solo son capaces de representar a los asalariados que ya poseen ciertos derechos, mientras que la masa de trabajadores de pequeñas empresas, autónomos, parados, etc. no encuentran ninguna utilidad en ellos. Ése es el gran reto que deben afrontar los sindicatos.
La aparición de la Asociación de Mujeres de la Industria Musical (MIM) está generando también un debate muy interesante. Según tu experiencia, ¿hay machismo en la industria musical española?
Hay mucho machismo en la industria musical, muchísimo. Una de las cosas que más me llama la atención es que a cualquier mujer que se interese por la música y que admira a grupos interesantes y le gusta conocerles se la ve como a una “groupie” que quiere acostarse con los músicos, mientras que un hombre que mantiene exactamente la misma actitud nunca es visto de esa manera. Si nos adentramos más en lo que es la industria, es flipante las pocas mujeres que te encuentras en puestos de trabajo como el de técnico de sonido. No creo que exista ningún tipo de plan de igualdad en los festivales a ese nivel… Cuando estuve tocando en Francia con Los Plátanos, y de esto hará ya seis o siete años, me llamaba mucho la atención encontrar mujeres que eran técnicas de sonido en las salas, y que por cierto fueron las más profesionales que encontramos en toda la gira.
Sobre esto hemos hablado ya varias veces… Pocas bandas se atreven a decirlo públicamente, pero muchas se quejan del trato condescendiente de los megafestivales con los grupos nacionales pequeños ¿Hasta qué punto creéis que una banda debe ceder a cambio de actuar ante una audiencia potencial de miles de personas?
Supongo que hay que analizar cada caso concreto, pero estoy seguro de que se cede demasiado rápido, creo que uno debe exigir por un lado en función de lo que genera y por otro creo que se deberían establecer límites. No puede haber bandas tocando gratis sólo por promocionarse ni bandas ganado cifras desorbitadas en un mismo espacio; eso es un escándalo y lo peor es que parece que muy poca gente lo cuestiona, los grandes festivales están llenos de gente miserable que son los que permiten y hacen posible ese escándalo. Y no son unos miserables por ello, son unos miserables por vender la idea de que el festival es algo totalmente distinto a lo que realmente es y esconder sus miserias.
¿Qué se escucha últimamente en vuestra furgo/coche cuando cogéis la carretera para tocar fuera?
Pues en plan novedades: Coneheads, DLIMC, Sievehead y Télépherique. Por decir algunas.
“Los grandes festivales están llenos de gente miserable que permiten que unas bandas toquen gratis y otras ganen cifras desorbitadas”
Esta pregunta se la hice a Jose el otro día, pero la repito para que la pongáis en común. Suponed que os llaman para comisariar un festival al estilo All Tomorrow’s Parties, y que no hay problema de presupuesto. ¿A qué diez bandas llamaríais? ¿A cuáles ni en broma?
Vale, si nos lo preguntas otra vez mañana seguramente diremos otras, pero vamos allá, intentaríamos que fuesen todo bandas de ahora y llamaríamos a: Total Control, The Love Triangle, Diät, Protomartyr, Shannon and the Clams, Umberto, Conneheads, Spits, Fantasmage (les ofreceríamos tanta pasta que no les quedaría más remedio) y Télépherique. No llamaríamos ni de coña a U2, Second (etcétera), “Chorizonas” o Siesta. Ni a ninguna leyenda del rock and roll.
El pasado mes de diciembre murió Paco Rufus, guitarrista de Flamin Guays y fundador de la tienda de discos Naranja y Negro. ¿Qué significó Paco para la escena punk alicantina?
Bueno, más que para la escena punk, para el rock and roll en general. Paco hizo muchísimo por Alicante; su tienda Naranja y Negro era y sigue siendo un punto de encuentro para mucha gente. A mí me descubrió muchas de mis bandas favoritas, y su generosidad no tenía limites. Por otra parte, siempre huyó de intentar quedar bien con todo el mundo; era un tío sincero y decía claramente lo que pensaba, lo cual es admirable porque no suele ser así en este mundillo. Además, teníamos mucho en común a nivel ideológico y lo dejaba claro en nombres como “Puño En Alto Records”. Su pérdida fue algo tan inesperado que nos costó creer que ya no estaba con nosotros. Paco hizo mucho por la cultura de esta ciudad, y probablemente mucha gente no se haya parado a pensar cuántos proyectos y bandas no hubiesen existido si no hubiese estado él detrás.