VALENCIA. Digan lo que digan en todas partes cuecen habas. Hablemos, por ejemplo, de palabras prohibidas. Automáticamente pensaremos en lo mismo: RTVV. Si términos como ‘traje’, ‘suborn’ (‘cohecho’) o ‘imputado’ no podían usarse en determinadas épocas, hasta 1987 la palabra ‘SIDA’ no se había escuchado jamás en boca del Presidente de los Estados Unidos.
A principios de los noventa, después de una década de oscuridad, Norteamérica despertó. Llevaba diagnosticados más de 300.000 casos en una de las más graves crisis sobre su salud pública. Hasta entonces su administración se había comportado como si la epidemia no fuera con ellos. Se trataba de un ‘cáncer gay’, se atrevieron a decir. “No se puede burlar a Dios”, sentenció un político por televisión.
Desde que en 1981 el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de EEUU comunicase su inexplicable aparición, hasta que en 1990 Ronald Reagan se disculpara por su “descuido ante la epidemia”, enfermos, familiares, amigos, comunidad gay, investigadores y activistas sociales lucharon contra la enfermedad ante un desamparo casi total. La lentitud de la administración, los estigmas de género, y la falta de recursos iniciales para investigar las causas agravaron la situación. Una experiencia traumática que se tradujo después en diversos ensayos, obras literarias y de teatro, películas y, por último, series de televisión.
En 1987, año en el que Reagan por fin pronunció la palabra SIDA, también fue la fecha en la que salieron a la luz las primeras obras literarias que relataron la desastrosa gestión de la crisis sanitaria y la dureza de la enfermedad. La temática llegó poco después al cine y casi al unísono a la televisión.
Diversas series han tratado el tema en algunas de sus tramas. Títulos como Queer As Folk, Urgencias o cualquiera de las series médicas han incluido a personajes contagiados por la epidemia. Hay tres producciones que colocaron el conflicto en el centro de la historia, y ahora, con la llegada a España de HBO Go con un catálogo cubierto de antiguas referencias, recuperan notoriedad.
'En el filo de la duda (And the Band Played On)'
Producida por HBO, y disponible aquí, se estrenó en 1993 como una película para televisión. El argumento narra los años iniciales y más oscuros de la aparición del retrovirus a través de diversos personajes, gran parte de ellos relacionados directamente con la investigación científica de la epidemia, en una historia basada en hechos reales.
El esfuerzo de los investigadores, médicos, epidemiólogos y activistas copan la mayor parte de las tramas, salpicadas por algunas historias personales tan documentadas como los acontecimientos políticos, sociales y científicos.
Ojo, no es un cuento sobre héroes en absoluto. Por ejemplo, relatan la miserable conducta del científico Dr. Gallo (que existe de verdad), excesivamente interesado por lograr la patente con el resultado de la investigación. Fue capaz de jugársela a sus colegas franceses para conseguirlo, pese a que eso dificultó los avances. También se ve reflejada la actitud de algunos políticos y empresas privadas que se negaron durante un tiempo a realizar análisis previos en los bancos de sangre. Prevención que si se hubiera realizado, se habrían evitado miles de contagios por trasfusión.
Un trabajo detallado y de alto interés para los que quieran conocer paso por paso el descubrimiento de la enfermedad, la falta de medios, y las piedras en el camino que tuvieron que superar los responsables en epidemias durante la administración Reagan.
Basada en el libro de Randy Shilts, está repleto de caras conocidas como Matthew Modine, Alan Alda, Ian McKellen, Phill Collins, Richard Gere, Anjelica Huston o Steve Martin. Fue premiada con el Emmy a mejor tvmovie aquel año.
'Angels in America (HBO)'
Agárrense que vienen curvas: Meryl Streep, Al Pacino y Emma Thompson como figuras indiscutibles; Mary-Louise Parker justo antes de convertirse en la protagonista de las ocho temporadas de Weeds; Justin Kirk, al que también vimos en Weeds como el cuñado de Nancy; un joven Jeffrey Wright, este año de máxima actualidad por su papel como Bernard Lowe en Westworld, en un trabajo interpretativo con el que la industria se rindió a sus pies; y, por último, Patrick Wilson, aquel policía paleto que resolvió el caso de la segunda temporada de Fargo. Un casting de auténtico escándalo.
Algunos actores interpretan diferentes personajes, como ocurría en la obra de teatro original de Tony Kushner, premiada a su vez con el Tony a la mejor obra teatral de 1993. Se exportó a centenares de teatros del mundo, y en 1996 Josep Maria Flotats la dirigió para el Teatre Nacional de Catalunya con Jose María Pou en el mismo papel que interpreta Al Pacino: el del villano y cruel Roy Cohn, un personaje que existió de verdad, brazo derecho de McCarthy. Malvado, odiado… y gay. Jamás admitió su homosexualidad, ni cuando cayó en las garras del virus del SIDA.
“Lo demencial es estar cuerdo”, decía una colega guionista esta semana en las redes. “No estás volviéndote loco. Lo que pasa es que tienes mucho estrés”, le contesta en la serie Emma Thompson, en su papel de enfermera Emily, a un personaje enfermo de SIDA que delira. El joven Prior (Justin Kirk) tiene constantes alucinaciones con un ángel que también interpreta Emma Thompson. Su novio Lou (Ben Shenkman) le ha abandonado al verse incapaz de convivir con la enfermedad, y solo su amigo y enfermero Belize (Jeffrey Wrigh) le visita. En una trama paralela está el abogado mormón y republicano Joe Pitt (Patrick Wilson) con su mujer Harper (Mary-Louise Parker). Joe no ha salido del armario y su matrimonio es una tortura debido a su conflicto interno. Luego está Roy Cohn (Al Pacino), que es jefe de Joe y también se está muriendo, mientras se comporta como un cabrón hasta el último estertor de su vida. He de confesar que el histriónico Pacino ha logrado sacarme una carcajada memorable en ese justo instante, debido al cabezazo que ha propinado al cabecero de la cama rematando el instante final que se supone que debería ser mucho más frágil. Jamás hubiera imaginado que morir podía parecerse a un cabezazo de Sergio Ramos.
“En el nuevo siglo me parece que todos estaremos locos”, le responde en otra escena una indigente a Meryl Streep (en el papel de madre de Joe Pitt), cuando ésta le recomienda con cierto aire condescendiente que se calme “y respire hondo” después de confesarle que lamenta que esté loca. Están en la calle, es de noche, hace bastante frío, Nueva York está nevado y ambas están perdidas. Una ni se sabe por qué y la otra no encuentra el metro. “En el nuevo siglo me parece que todos estaremos locos”, insiste.
Cada capítulo está sembrado de escenas y diálogos brillantes, críticos con la administración republicana, irónicos, donde el humor negro aparece por sorpresa. Por otro lado, la serie pasa de lo real a la fantasía sin miramiento. En cuanto a temáticas se dibujan las contradicciones de la era Reagan en cuestiones como el racismo, la política, la familia o la religión. En cuanto a los estragos de la enfermedad, se ahonda en los rasgos más oscuros del ser humano como la soledad, la traición, la cobardía, el cinismo o la mentira, en el retrato de una década lúgubre, casi apocalíptica. “Voy a acabar en el infierno por esto”, confiesa Joe el día que se atrevió a asumir su realidad de género. “¿Crees que podría ser peor que Nueva York?”, ironiza su amante. “Ven conmigo a la habitación 1013 del hospital y te enseñaré Estados Unidos”, dice en otra escena el enfermero gay y mulato llamado Belize. “Terminal, de locos y miserable”.
Dirigida por Mike Nichols (El Graduado, Armas de mujer), HBO la estrenó en 2003 como miniserie en diferentes empaquetados (primero como dos partes, después como seis episodios). En España la hemos podido ver desde 2005 por Canal + y después por TNT en diferentes pases. Ahora la encontrarán dentro del catálogo de HBO GO. Espléndida. Una joya indiscutilble.
'The Normal Heart'
The Normal Heart fue una obra de teatro, creada en 1985 por Larry Kramer y estrenada en el off-Broadway. Tras su reestreno teatral en 2011 la HBO decidió llevar a cabo una versión para televisión con Mark Ruffalo, Matt Bomer, Julia Roberts y Jim Parsons, el actor más conocido por su papel de Sheldon Cooper. Se estrenó en 2014 y en España la pudimos ver en Canal +.
Lo más destacable es el trabajo de Matt Bomer, que lo borda tras perder 40 kilos para emular a un enfermo terminal, mientras que en el polo opuesto tenemos a un Jim Parsons incapaz de quitarse el traje de Sheldon Cooper. De ahí que la dirección de Ryan Murphy (American Horror Story, American Crime Story) haya recibido más de una crítica negativa, a mi entender injusta. Lo que percibimos algunos es cómo en montaje han tenido que poner “en escucha” al resto de actores que comparten escenas con Parsons para evitar las torpezas a cámara de éste, quedando algunos montajes de edición difíciles de justificar, y llevándose las críticas Murphy cuando deberían dispararse hacia Parsons.
El guión está escrito por el propio Larry Kramer con un tempo excesivamente de teatro. Escenas largas, diálogos igual de extensos y un tono melodramático. Cuestiones que merman el resultado, quedándose en una pieza poco brillante. Si en las dos anteriores el casting lo dio todo, en The Normal Heart se confirma que algunos actores como Parsons no deberían pasar al drama tan fácilmente. Aún así se refleja de nuevo la actitud pasiva del gobierno republicano que dejo a toda una comunidad estigmatizada y a cientos miles de enfermos olvidados.