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 A RAIZ DE LAS SENTENCIAS CONTRA VALTONYC Y HÁSEL

La escena rap valenciana también levanta la voz: "Ya se ha empezado a instalar la autocensura en nuestras canciones"

El colectivo Iberomusic, el cantante de Los Chikos del Maíz Toni el Sucio y diversos colectivos preparan acciones en favor de la "libertad de expresión" en la música

22/03/2018 - 

VALÈNCIA. The Washington Post, Chicago Tribune, la BBC y The Independent son algunos de los medios internacionales que se han hecho eco en las últimas semanas de los procesos judiciales abiertos contra varios raperos españoles por cometer supuestos delitos de enaltecimiento del terrorismo a través de las letras de sus canciones. A tenor de las crónicas de los periodistas extranjeros, el hecho noticioso no reside tanto en el mal gusto o la violencia intrínseca de los versos sometidos al escrutinio de la ley -nada de eso es nuevo; hace ya más de dos décadas del Cop Killer de Ice-T y el Fuck Tha Police, de N.W.A-, sino en el hecho de que se hayan emitido penas de cárcel y de que como consecuencia de todo ello se haya amplificado exponencialmente el mensaje de unos artistas que hasta el momento eran prácticamente desconocidos para la inmensa mayoría del país. 

De puertas adentro, las recientes sentencias contra el rapero mallorquín Josep Miquel Arenas (Valtonyc) y el leridano Pablo Hásel -así como las que cayeron anteriormente sobre el colectivo La Insurgencia y el cantante de Def Con Dos César Strawberry- ocupan numerosos titulares. De puertas para adentro, la escena hip hop -muy diversa en sus distintas escuelas y géneros- ha reaccionado haciendo piña. Se preparan en todo el país manifiestos, conciertos solidarios y acciones de apoyo en las redes sociales como #estonolohadichonrapero y #quemeencierrenamitambien; posicionamientos a los que también se van sumado grupos políticos, asociaciones y promotores musicales (Primavera Sound y Sónar forman parte de la treintena de festivales que han invitado a actuar a los músicos condenados en señal de protesta). Dentro de este sector de opinión, todas las críticas apuntan hacia la misma dirección: la Ley Orgánica de Protección Ciudadana aprobada en el año 2015. Popularmente conocida como 'Ley Mordaza'.

València no se va quedar al margen de esta ola. Joan Alba, fundador y responsable de la promotora de eventos de hip hop Iberomusic, ha aglutinado a diversos colectivos y cantantes "para actuar en común frente a la limitación de la libertad de expresión". "Estamos organizando un concierto benéfico para apoyar la causa, y colectivos como L' Horta Crew y muchos artistas underground de la ciudad están componiendo canciones para denunciar estas injusticias".

Antonio Mejías (conocido artísticamente como Toni el Sucio y miembro del grupo valenciano de rap político Los Chikos del Maíz) es, de hecho, una de las influencias musicales reconocidas de Valtonyc, a quien el Tribunal Supremo ha confirmado una sentencia de tres años y seis meses por enaltecimiento del terrorismo, calumnias e injurias al Rey. "Nosotros hemos tenido algún episodio [con la justicia] aunque no ha llegado tan lejos. Y sí, piensas que te puede suceder a ti también. A veces, de hecho, buscas explicación de por qué ellos y no nosotros u otros. Pero bueno, se vive con ello y ya está. Tampoco voy a arrepentirme de nada ni voy a vivir con miedo, porque sólo me he expresado como me he sentido en cada momento, y eso no debería ser delito".

Toni también está organizando actos de apoyo "para los artistas represaliados" junto a un grupo de raperos. "Creo que ha habido alguna concentración en València, pero poco masiva y publicitada. Creo necesario hacer algo con mayor repercusión, porque ya no soportamos más esta situación. Si asumimos con naturalidad que deben entrar en la cárcel, al final asumimos que nos pueden coartar la libertad.  Todo es absurdo y desproporcionado".

B-Yen, miembro del grupo de hip hop valenciano Blumagic, cree que hay una doble vara de medir: una para los poderes fácticos, y otra para la gente "a pie de calle". "La justicia está pasando por alto delitos políticos muy graves políticos y al mismo tiempo acusando imponiendo penas de cárcel a personas que dicen su verdad. Aquí hay gato encerrado".

Lo cierto es que la crítica acerada, el tono desafiante, las letras explícitas y la agresividad (impostada o teatralizada en la mayoría de ocasiones), están en el ADN del rap. Forman parte de su estética y su código artístico. Toni el Sucio: "Creo que hace veinte años se ejercía la misma crítica política, pero no existían las redes sociales. También la sociedad ahora mismo está más politizada; la crisis (por mucho que digan) no cesa; han habido muchas movilizaciones y hasta los medios de comunicación y sus tertulias matinales han asumido ese cambio de mentalidad. En consecuencia, para que sepamos que protestar no sale gratis, nos infunden miedo. Al final, las condenas son ejemplares para que el resto de músicos (o personas en general) prefieran callar a enfrentarse a multas o penas de prisión".

Estarlik (más conocido como Big Fish), es otro veterano de la escena hip hop en València: "Quieren meternos miedo para evitar que cuando un artista llegue a lo más alto utilice sus canciones para hacer reaccionar a la gente frente a las cosas que no funcionan en la sociedad".

Carmen Sirera, cantante del dúo de trap Mueveloreina: "Es de locos, y ridículo todo esto. ¿Cómo es posible que en los años 80 y 90 hubiese esa exaltación de las libertades, de la creatividad y el arte, y sin embargo en el siglo XXI estemos mirando con lupa las letras de las canciones? Creo que todas estas sentencias han servido como cortina de humo para todos los casos de corrupción que nos regalan, y es una manera de hacer que la gente tenga miedo de decir lo que piensa y lo que le molesta. Es una manera de mantenernos a todos calladitos y en fila india".

"El arte jamás debería ser motivo de censura, porque es absolutamente libre y muy personal. Lo hablé precisamente con uno de los chicos de La Insurgencia. Son unos niños de entre 18 y 28 años cuya única manera de evadirse, expresarse y mostrar su descontento con un sistema y un gobierno que no les representa es la música. Desde luego las canciones de unos chavales no son ni la mitad de peligrosas que la cantidad de sandeces que se escriben en prensa, se dicen en la tele, y se venden como tendencia", zanja la artista valenciana.

"¿Debería haber límites? Es un tema complicado de tratar brevemente, pero diría que no. Porque al final, ¿quién vigila al vigilante? ¿Quién decide el límite? Las barreras las ponen desde el poder y ellos decidirán qué decir y qué no, y siempre para su beneficio. Por lo cual, considero que lo mejor es que exista total libertad", apunta Toni El Sucio. "Los artistas tenemos derecho a dar nuestra opinión y denunciar lo que queramos sin que nos metan en prisión", coincide Soen, uno de los máximos representantes valencianos de freestyle en batallas de gallos nacionales e internacionales.

Finalmente, pedimos una reflexión difícil: ¿Cabe la posibilidad de que, una vez amaine la polémica, asistamos a un callado fenómeno de autocensura entre los cantantes de escena hip hop españoles?

"Sí, seguro. Y no sólo una censura consciente -contesta el ex miembro de Los Chikos del Maíz-. Al final, el subconsciente puede traicionarte y hacerte asumir que determinadas cosas no se pueden decir. Yo, por ejemplo, desde hace tiempo lo que busco es modificar mi manera de escribir. No ponérselo tan fácil. Mantener la ideología y la crudeza de las letras, pero sin ser tan directo. Si quieren acusarme de algo, al menos que se rasquen un poco la cabeza. También artísticamente creo que es más enriquecedor intentar componer letras que mantengan un discurso crítico pero puedan alcanzar a más personas".

"Totalmente. Han conseguido que ahora muchos se piensen dos veces qué decir y cómo -concluye Carmen Sirera de Mueveloreina-. De hecho, me incluyo yo misma; busco la metáfora, busco la corrección política. Y aún diré más, impulsamos la iniciativa #estonolohadichounrapero para demostrar que la libertad de expresión es solo para unos pocos. Pero la primera idea fue releer, como acto solidario y reivindicativo contra la decisión del Tribunal Supremo, los tuits de Valtonyc (aunque no compartiésemos lo que decía y cómo) cerrando con el hashtag #quemeencierrenamitambien. Y ninguno se atrevió, incluido mi pareja: al final, por el efecto dominó, yo también me rajé. Efectivamente, están consiguiendo lo que querían: que muchos nos autocensuremos". 


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