VALÈNCIA. La conmemoración del II Congreso Internacional de escritores que atravesó la España republicana y se inauguró en València va cogiendo forma. También a partir de sus recursos, después de que este miércoles la Conselleria de Hacienda y Modelo Económico publicara en el Diario Oficial de la Generalitat Valenciana una partida de 201.000 euros para "las actividades y actuaciones previstas" de su 80 aniversario.
La cifra, que estaba ya prevista en el Decreto 90/2016, será la base económica primaria para el desarrollo de los distintos actos y también insta a la creación de la Comisión para el desarrollo de los mismos. En la transferencia de crédito de capítulo 4 al 2 de los presupuestos de Presidència, se incluye esta aportación económica para conmemorar la reunión que tuvo lugar en la capital republicana el 4 de julio de 1937. En el mismo Ayuntamiento de la ciudad, 110 intelectuales llegados de todo el mundo se posicionaron, debatieron y fijaron su actividad para luchar contra el fascismo.
Aunque la lista de asistentes es apabullante, quizá destacan los nombres de Pablo Neruda, Heinrich Mann, Vicente Huidobro, Langston Hughes, Anna Louise Strong, André Malraux, Tristan Tzara, Octavio Paz, César Vallejo o Alekséi Tolstói. En València, todos ellos escucharon el discurso en francés del presidente de la República, Juan Negrín, y, más tarde, en el Teatre Principal y disfrutaron de una representación de Mariana Pineda en homenaje al ya asesinado Federico García Lorca. La comitiva española fue también fue numerosa, con Antonio Machado, Jacinto Benavente, Margarita Nelken, José Bergamín, Max Aub, Rafael Alberti, Juan Gil-Albert, Miguel Hernández, María Zambrano, Pompeu Fabra o Emili Mira i López entre tantos otros asistentes.
Todos ellos se posicionaron frente al fascismo, tal y como habían declarado y dejado por escrito en la primero de los congresos celebrado en París dos años antes. Esa reivindicación fue reconocida hace unas semanas por el president de la Generalitat, Ximo Puig, como un acto que convirtió a València en "la capital de la dignidad". En la presentación del proyecto, a la que asistió la nieta de Negrín, Carmen Negrín, y el alcalde de la ciudad, Joan Ribó, este último destacó el poder de aquella reunión como "un gran acto de fraternidad y bella solidaridad" ante la guerra.
València acogió la jornada inaugural de este viaje en el que los intelectuales trataban de comprobar de primera mano la violencia del fascismo que trataba de apoderarse de España. Desde la reunión de París, todos los focos se habían fijado en la Península, un conejillo de indias de las nuevas guerras, pero también del desarrollo de la propaganda y de la resituación de los escritores frente al nuevo mundo que se avecinaba. Llegados de todo el mundo, asimilaron el impacto que había supuesto el asesinato de Lorca y entre sus filas ya figuraban autores que acabarían siendo represaliados y muertos por el fascismo, como Miguel Hernández.
La intención por estar cerca de las víctimas de la barbarie tuvo distintos momentos recordados en las crónicas del encuentro, como el bombardeo en la noche del 4 al 5 de julio sufrido por la ciudad de València. Allí pernoctaban los intelectuales, algunos de los cuales acabaron participando de una manera u otra en el conflicto y quedaron vinculados a la Guerra Civil española. Unidos, trataban de generar un foco de atención y aunar fuerzas desde la cultura para evitar la represión que se avecinaba.
En las actividades de conmemoración se pretende rastrear, precisamente, cuáles fueron los hitos en ese papel de implicación que nace a partir del II Congreso Internacional. A partir del bagaje histórico silenciado en gran medida por los distintos fascismos en Europa (incluido el español), se propone una reflexión "sobre el papel de los intelectuales ante nuevas amenazas que se presentan a los creadores y trabajadores de la cultura y sobre la sociedad en general", según la propuesta institucional. Y, desde ahí, su realidad y adaptación a los nuevos tiempos.
La intención de aquel centenar de intelectuales era la de posicionar a la cultura como un valor primordial frente a la barbarie. De alguna manera, de evitar un retroceso en las posiciones que se venían abriendo desde la Ilustración. Sin embargo, los fascismos triunfaron en buena parte de Europa y la carga positiva de su trabajo quedó –como temían– silenciada. No obstante, 'de aquellos polvos', la conmemoración tiene una relación directa con el estado actual del mundo en el que el odio y la violencia han mutado a un papel diferente que sigue afectando a los sectores culturales desde su creación a su existencia y capacidad de desarrollo.
Puig destacó precisamente a la cultura como "la mejor arma" para combatir esas situaciones extendidas por el mundo. Para ello es también interesante analizar hasta qué punto fue "fecunda" la reunión del 37. Así la adjetiva el miembro del Consell Valencià de Cultura Vicente Muñoz Puelles, aunque "no sirviera para ganar la guerra", pero "siga siendo válida para combatir el fascismo y otros ismos del siglo XXI".
Por el momento se desconocen las fechas y detalles del programa de actividades, aunque la publicación del DOGV señala la creación de la comisión que gestionará su propuesta y desarrollo.